Mas que la fruta del cercado ageno, Mas blanca que la leche, y mas hermosa Al verdadero amor de tu TIRRENO, Que el cielo nos demuestre su lucero. ALCINO. Hermosa FILIS, siempre yo te sea Cual queda el tronco de su verde rama, TIRRENO. Cual suele acompañada de su bando De rojo, azul y blanco la ribera : En tal manera á mi FLÉRIDA mia Viniendo reverdece mi alegría. ALCINO. Ves el furor del animoso viento Que los antiguos robles ciento á ciento, Y de tanto destrozo aun no contento, TIRRENO. El blanco trigo multiplica y crece (9) ALCINO. De la esterilidad es oprimido El monte, el campo, el soto y el ganado : TIRRENO. El álamo de Alcides escogido Fué siempre, y el laurel del rojo Apolo : De la hermosa Vénus fué tenido En precio y en estima el mirto solo : El verde sauz de FLÉRIDA es querido, Y por suyo entre todos escogiólo: Do quiera que de hoy mas sauces se hallen, El álamo, el laurel y el mirto callen. ALCINO. El fresno por la selva en hermosura Al fresno y á la haya en su aspereza Confesará que vence tu belleza. Esto cantó TIRRENO, y esto ALCINO Le respondió y habiendo ya acabado El dulce son, siguiéron su camino Con paso un poco mas apresurado. Siendo á la Ninfas ya el rumor vecino, Juntas se arrojan por el agua á nado; Y de la blanca espuma que moviéron, Las cristallinas hondas se cubriéron. ELEGIA AL DUQUE DE ALBA EN LA MUERTE DE DON BERNARDINO DE AUNQUE este grave caso haya tocado Se descargase un poco, y se acabase El ingenio á escribirte algun consuelo, Estando cual estoy, que aprovechase Para que tu reciente desconsuelo La furia mitigase, si las Musas Pueden un corazon alzar del suelo, Y poner fin á las querellas que usas, Con que de Pindo ya las moradoras Se muestran lastimadas y confusas: Que segun he sabido, ni á las horas (2) Que el sol se muestra, ni en el mar se esconde, De tu lloroso estado no mejoras; Antes en él permaneciendo, donde Quiera que estás tus ojos siempre bañas, Y el llanto á tu dolor así responde, Que temo ver deshechas tus entrañas En lágrimas, como al lluvioso viento Se derrite la nieve en las montañas. Si acaso el trabajoso pensamiento En el comun reposo se adormece, Por tornar al dolor con nuevo aliento, En aquel breve sueño te aparece |