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puedan ofrecerse aquellos de nuestros lectores que les interese enviar los informes que en ella se solicitan directa y particularmente, pues un informe colectivo estaría falto de toda espontaneidad y variedad, condición precisa en esta clase de informaciones. Dice en extracto la citada carta:

Santo Domingo R. D., febrero 20, 1925. Sr. D. Silvestre Aybar y Núñez, Cónsul de España y Encargado de Negocios adinterin.

Sr. Cónsul: Interesada la Inspección técnica de Enseñanza de la República Dominicana en poseer datos exactos relativos a la impresión de libros de texto para nuestras Escuelas, y considerando que en España se pueden obtener impresiones acabadas, baratas y correctas, por el dominio de nuestra lengua, nos permitimos suplicar a usted se digne gestionar por la vía que le sea más fácil y segura todo lo referente a esta cuestión tan importante, con el fin de ver si es posible que todos los impresos del Departamento Escolar se hagan en la madre patria.

Actualmente se terminan los Programas analíticos para maestros, que tendremos que imprimir en folletos en número de un millar de ejemplares para cada una de las treinta y cuatro asignaturas que se reparten en los cuatro grados de la Enseñanza, trabajo que nos interesa presentar de la mejor manera posible.

Tenemos, además, los originales de un libro de Cantos Escolares Dominicanos, con treinta partituras para piano, sus poesias correspondientes, un prólogo y varios comentarios, texto que ha sido declarado oficial por nuestro Consejo Nacional de Educación, cuyos autores, los maestros Manuel E. Suncar y E. Peña Morell, nos encargan poner bajo, su muy distinguido patronato.

Nos hemos dirigido de manera aislada a varias Casas Editoras españolas sobre el particular, solicitando, además, muestras de

libros para estudiarlos o adaptarlos al país, con el propósito de formular pedidos para las bibliotecas de consultas y escolares del servicio, cuestión que puede beneficiar en gran manera la corriente de relaciones, siempre cordiales, entre el país dignísimo que usted representa de modo magistral y Santo Domingo.

Atentamente queda de usted s. s. s.,

P. P., BONILLA Y ATILES.
Inspector técnico de Enseñanza.

De esta carta se ha hecho traslado de una copia al Presidente de la Unión Patronal de las Artes del Libro, de Madrid.

Se ofrece una hermosa ocasión a las iniciativas particulares, y es de desear que sean muchos y fundamentados los informes que se remitan a la Inspección Técnica de Enseñanza de Santo Domingo por nuestros maestros impresores.

La Cámara Oficial del Libro de Barcelona, atenta siempre al cumplimiento de su importante misión, tuvo la feliz iniciativa de ofrecer al público un Catálogo hecho en común por los Editores en ella asociados.

Este proyecto ha sido logrado en el corriente año con la publicación del Catálogo de Catálogos.

El espíritu que informa a la delicada obra bibliográfica Catálogo de Catálogos está expuesto en forma sobria y simpática por don Vicente Clavel, su inspirador, en su artículo Unas palabras, que a manera de prólogo o introducción se inserta al principio.

La Cámara Oficial del Libro de Barcelona una vez más ha dado prueba de sus desvelos en pro del Libro español con la realización de tan importante obra bibliográfica.

América hispana o ibera, a la comunicación que le dirigió la Sociedad

no latina.

El ministro de España en Buscarest, Excelentísimo Sr. Duque de Amalfi, distinguido miembro de la Unión Iberoamericana, al contestar

Rumana de Geografia, abogando por la tesis de que Rumania no es un Estado balkánico, tras de expresar su conformidad con tal opinión y ofrecer su cooperación personal a fin de desvanecer error tan generalizado en el mundo entero, creyendo ser la que se le ofrecía oca

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«Por lo demás, no es Rumania el solo país que tiene que quejarse de una confusión semejante, pues Dinamarca viene considerado generalmente como un país escandinavo, aun cuando se encuentra separado de la península de ese nombre por el Sur y los territorios continentales que posee se encuentren situados en

A los que nos auxilian en nuestra labor.

Hemos de hacer público nuestro agradecimiento a todos aquellos que con tanto interés nos ayudan en nuestra labor bibliográfica.

Principalmente nos dirigimos a aquellos que espontáneamente nos envían papeletas y a aquellos otros de Madrid y provincias que con tanla amabilidad completan las que les remitimos.

A unos y otros da Bibliografía General Española e Hispanoamericana» sus más expresivas gracias.

CHILE

la Europa Central. Del mismo modo. México Ley de Propiedad Intelectual.

está clasificado vulgarmente entre las naciones suramericanas, aun cuando ocupe una parte de la América septentrional. Pero se comete un error mucho más grave, que constituye una verdadera injusticia histórica, el de designar a la América meridional con el nombre demasiado vago de América Latina, sin tener en cuenta que todas las Repúblicas de que se compone, excepto el Brasil, por lo demás conquistado y civilizado también por un Estado ibérico como Portugal, llevan, como México, las Islas de Cuba y de Santo Domingo, las cinco naciones de la América Central, el sello imborrable de la civilización española, tanto por el cuidado con que conservan y emplean a exclusión de otra la lengua inmortal de Cervantes, como en las leyes que regulan su vida pública y privada y en los monumentos de orden civil y religioso que testifican la influencia redentora de la gran España del siglo XVI. La cultura latina de que los pueblos de la América del Sur se enorgullecen, tan justamente está en ellos matizada y caracterizada por el genio españoi, que no se la puede confundir con la de ningún otro país latino sin dar prueba de una gran ligereza o de una mala fe evidente. En vista de lo que precede, me atrevo a esperar, a mi vez, que la Real Sociedad, Rumana de Geografía, siempre fiel a su gran deseo de exactitud, no negará su precioso concurso para rectificar un error histórico de que España es víctima des de hace largo tiempo y que designará las Repúblicas mencionadas con el nombre de hispanoamericanas, y la enorme parte del Nuevo Continente ocupada por ellas con el de Hispanoamérica o América española.»>

(De la Revista Unión Ibero-Americana, Madrid.)

Citese nuestra Revista cuando haya servido de fuente de información.

Insistamos algo más.

A la publicación del decreto-ley que fija las normas a que deberá sujetarse la propiedad intelectual en Chile ha seguido el reglamento de la disposición fundamental.

En uno de los dos artículos dedicados por mí a difundir la noticia de la nueva ley, que comenzará a regir antes de tres meses en Chile, creí oportuno advertir a los autores y a las Empresas editoriales que urgia obtener del Gobierno español una declaración de reciprocidad, para que de este modo los intereses españoles quedasen a cubierto de riesgos. El reglamento ahora dado a la publicidad, en su artículo 15, concordante con el artículo 15 de la ley, establece que «para el registro de las producciones extranjeras deberá presentarse un certificado, debidamente legalizado, de un agente consular de Chile en ese pais, en que se acredite que en él se protege la propiedad intelectual de las obras publicadas en Chile, y en qué consiste tal protección». Es decir, se insiste en la condición de la reciprocidad, sin la cual no se concederá a la propiedad intelectual ajena la protección debida.

No hace falta repetir hasta el cansancio la conveniencia de que España no pierda lastimosamente el tiempo esta vez comprometiendo con la rémora vastos intereses materiales y espirituales.

Ni la ley ni el reglamento fijan las condiciones para la inscripción de la propiedad de la

Es seguro que así alcanzará más precisión y cla- Prensa, o, por lo menos, es muy difuso lo dispuesto acerca de este particular. Sin embargo,

ridad su pedido.

en el párrafo 1.° del art. 16 del reglamente se lee: «Para los artículos insertos en publicaciones periódicas del país o del extranjero no se requerirá, en conformidad al art. 6.° de la ley, inscripción alguna. Bastará la advertencia, hecha al pie de cada articulo, de que se reservan los derechos de reproducción». Entiendo que esto no ofrezca dudas a nuestras publicaciones que deseen impedir que Empresas ajenas se nutran del material intelectual pagado a los autores. Deberá esas ediciones estampar, al pie de cada trabajo, la declaración que este reglamento previene.

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Anúnciese en nuestra Revista, la más eficaz, que es leída por todos los libreros y bibliofilos de España y América.

Importantísimo.

La mayor propaganda que del libro español, para España y América, se puede realizar, sin gasto alguno, es la de remitirnos la noticia de toda nueva edición para que se incluya en nuestra sección bibliográfica.

Esta sección es consultada siempre por todos los que se dedican al comercio de libros y por los bibliófilos y autores de España y América, y muy frecuentemente por todos los libreros y autores del mundo.

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Toda la correspondencia que afecte a nuestra Revista deberá dirigirse al señor Director de BIBLIOGRAFÍA GENERAL ESPAÑOLA E HISPANOAMERICANA, calle de Luis Vélez de Guevara, 10, Madrid.

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CRÓNICA GENERAL: La difusión del libro español, por Luis Romo.-Congreso Internacional de Geologia.-A los que nos auxilian en nuestra labor.-Importantisimo.-A impresores, editores y libreros.-Para ficheros.

LA DIFUSIÓN DEL LIBRO ESPAÑOL

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El editar un libro de corrientes dimensiones -no hablo ya de una edición de lujo cuesta mucho dinero, especialmente por el coste de la obra de imprenta, motivado principalmente por la carestía de los jornales que hoy se pagan; claro está que el encarecimiento de la vida en España ha hecho necesaria esta elevación en los jornales, que no está en mi ánimo el discutir ahora; pero ya que esta carestía de la obra de imprenta parece ser inevitable, ¿cómo no se pone remedio para evitar que el libro se encarezca más al ser exportado, con los gravámenes que sobre él pesan?

De esto, principalmente, quiero tratar.
El mejor medio de que un pueblo sea res-

petado y querido fuera de los límites de su territorio es que se le conozca, no solamente por la leyenda cromática y pintoresca dibujada en una pandereta, sino por las muestras de su actividad, de su dinamismo en todos los ramos de las letras, las ciencias y las artes, Y ¿qué más perfecto introductor de la actividad intelectual de un pueblo que el libro?

Los libros llevan en si el espíritu y el temperamento de una raza, su modo de pensar y de sentir, el ingenio del literato y el trabajo. arduo del sabio; la vida bulliciosa y pagana de la ciudad y la vida mística y recogida del laboratorio; plasmado en ellos queda cuanto crean y producen las inteligencias del pueblo que trabaja y que estudia, y es labor pro patria el poner de nuestra parte todo cuanto a nuestro alcance esté para que el libro español se difunda en el Extranjero, medio admirable de demostrar que somos algo más que lo que enseñaron las pinturas de un Zuloaga o la literatura de un Merimée.

Por esto creo debiera solicitarse de los Poderes públicos se declarara al libro espa

ñol artículo de libre exportación y se diera a los editores toda clase de facilidades para que pudieran desenvolver esta labor cultural y patriótica, que ahora es un problema de difícil solución, por lo costoso que resulta el enviar libros al extranjero, lo que hace que tengan que pagarse a altos precios, y, por consecuencia, producirse un retraimiento grande en la adquisición de obras españolas.

La edición económica es casi un imposible por lo que ya se ha apuntado acerca de los gastos que la imprenta supone; añadid a esto los gravámenes de exportación, y decidme a qué precios tendrán que venderse los libros españoles en el Extranjero para obtener siquiera una exigua ganancia, que la mayoría de las veces produce un interés ridículo al capital, y en muchas ocasiones, pérdidas de consideración, por las dificultades con que se tropieza para dar salida a las ediciones.

Separados por la inmensidad del mar, pero unidos a España por los lazos indisolubles de sangre e idioma, hay muchos pueblos donde nuestros libros debieran leerse más; el mercado hispanoamericano no debiera tener ningún impedimento para el libre comercio del libro; en éstos, por unirnos a ellos tan fuertes vínculos, y en estos y en los otros países, por la mayor difusión de nuestra cultura, el libro español debiera entrar en las mejores condiciones posibles para su más fácil venta, y para conseguir esto se necesita la libre exportación; lo que el Erario público perdiese monetariamente por este concepto lo ganaría en consideración social el Estado.

Tal como hoy día están las cosas, los editores españoles no tienen otro remedio que retraerse; aquí en España, por desgracia, se lee poco; se dirá que la causa principal de ello es la falta de tiempo, intensidad de la vida activa, pero con tener esta razón algo de fundamento hay otra más esencial que la anterior: la carestía del libro.

El editor no puede hoy desenvolver desahogadamente su negocio; el mercado español del libro no produce, ni con mucho, lo

bastante para hacer frente a un comercio de mediana importancia; únicamente en los mercados extranjeros es donde podría hallarse alguna compensación, y, como consecuencia, abaratar el libro en España, ya que la mayor extensión del negocio así lo permitiría; pero los gravámenes de exportación nos tienen casi cerrados los mercados extranjeros, y muchas veces se da el caso, para nosotros bochornoso, que firmas de prestigio editen sus obras en otros países, en los que el libro tiene más protección y más fácil salida.

Sobre todo a América, y en especial a los países de América latina, la exportación del libro español debiera estar exenta de todo gravamen; en esos países puso España su alma y su cerebro. Para seguir manteniendo encendida en el ara de la fraternidad la lámpara del amor a la tierra madre no bastan las protocolarias excursiones de los comisionados oficiales ni las románticas de algunos ingenios; las palabras de los discursos y conferencias se olvidan a poco de ser escuchadas; las impresas en los periódicos y revistas, rara vez se coleccionan; las que se encierran en los libros que se enviasen quedarían siempre, serían leídas muchas veces, y con su lectura se conocería más a España, a la España que trabaja y que estudia; se divulgarían las obras maestras de nuestra literatura, de nuestra ciencia y de nuestra historia; se harían familiares nuestros grandes escritores y todo ello contribuiría a estrechar más los lazos indisolubles que nos unen con los países de la América latina.

Y para con el resto del mundo sería la difusión del libro español quizá la derrota de la leyenda de la España de pandereta; nuestros libros, poblando los mercados extranje ros, hablarían de nuestra cultura patria, de nuestra riqueza intelectual, y hablarían muy alto en loor de los Poderes públicos si éstos dieran toda clase de facilidades para que pu dieran ser conocidos en el mundo entero. por todas las clases sociales los productos del ingenio español en sus múltiples mani

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