EN medio del invierno está templada El agua dulce desta clara fuente (1) En viendoos, la memoria de aquel dia, Escurecerse toda y enturviarse; Quando os cobré, perdí mi compañia. ¿A quien pudiera igual tormento darse, Que con lo que descansa otro afligido Venga mi corazon á atormentarse? El dulce murmurar de este ruido, El mover de los arboles al viento, El suave olor del prado florecido, Podrian tornar de enfermo y descontento Qual Qualquier pastor del mundo, alegre y sano, Yo solo en tanto bien morir me siento. O hermosura sobre el ser humano! O claros ojos! ó cabellos de oro! O cuello de marfil! ó blanca mano! Y en tal pobreza todo mi tesoro ? Al SA SALICIO. ¿Quan bienaventurado (2) Aquel puede llamarse Que con la dulce soledad se abraza, Y vive descuidado, Y lejos de empacharse En lo que al alma impide y embaraza! No vé la llena plaza, Ni la sobervia puerta, De los grandes Señores, Ni los aduladores, A quien la hambre del favor despierta: Rogar, fingir, temer y estar quexoso. A la sombra holgando De un alto pino 6 robre, O de alguna robusta y verde encina, El ganado contando De su manada pobre, Que por la verde selva se avecina, Plata cendrada y fina, Oro luciente y puro, Baxo y vil le parece, Y tanto lo aborrece Que aun no piensa que dello está seguro: Y como está en su seso, Rehuye la cerviz del grave peso. Combida á dulce sueño Aquel manso ruído Del agua que la clara fuente envia: Con canto no aprendido Hinchen el ayre de dulce harmonia: A la sombra volando Y entre varios olores, Gustando tiernas flores, La solícita abeja susurrando: Al sueño ayudan con su movimiento. Quién duerme aquí? Do está que no le veo? O! helo allí. Dichoso tú que afloxas O natura, quan pocas obras coxas En En el mundo son hechas por tu mano! Creciendo el bien, menguando las congojas, El sueño diste al corazon humano Para que al despertar mas se alegrase Si es del número triste ó del contento. Que acaba el curso de la vida humana, Y |