Pagina-afbeeldingen
PDF
ePub
[merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][graphic][subsumed][subsumed][merged small]

TIPOGRAFÍA DE LA REVISTA DE ARCHIVOS, BIBLIOTECAS Y MUSEOS

OLÓZAGA, I.-TELÉFONO 13-85 s.

BOLETIN

DE LA

M52 vi12

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

AÑO XII. TOMO XII.-FEBRERO DE 1925.-CUAD. LVI

EL REY RODRIGO EN LA LITERATURA

15.

LOS PRIMEROS ROMÁNTICOS ESPAÑOLES (1824-1835).

Por este tiempo en España se repite algo semejante a lo que vimos en Inglaterra; los tres grandes poetas románticos de acá, el Duque de Rivas, Espronceda y Zorrilla, trataron la leyenda de Rodrigo, los dos primeros simultáneamente, y la leyenda fué para ambos una verdadera iniciación romántica.

El poema Florinda representa una época de transición en la vida poética del Duque de Rivas. Está compuesto cuando el destierro puso al autor en contacto con la literatura inglesa. El segundo canto de Florinda está fechado en Londres, 1824; el quinto en 1826, en Malta, donde residía J. H. Frere, cuya amistad tan decisiva fué para el cambio de gusto del emigrado español. El poema no se imprimió hasta 1834 (1).

El futuro Duque de Rivas conocía sin duda ya en Londres algo del romanticismo inglés, pero ciertamente no había leído el

(1) El Moro Expósito..., por don Angel de Saavedra. En un apéndice se añade la Florinda y algunas otras composiciones inéditas del mismo autor, París, 1834. En el tomo II, pág. 212, el autor dice: "Nunca hubiera pensado, probablemente, en dar al público la Florinda, escrita mucho antes que El Moro Expósito, y cuando aún tenían en mi modo de escribir influencia las impresiones recibidas desde la infancia, y un gusto diferente del que ahora me domina..." Sólo a fin de completar el tamaño del segundo tomo de El Moro Expósito incluye la Florinda: "Para ello la he revisado, reduciendo a cinco los ocho cantos de que constaba. No obstante de que he procurado hacer las supresiones de modo que forme un todo no interrumpido lo que ahora se imprime, debe mirarse siempre como fragmentos, no como una obra completa, y puedo asegurar a mis lectores que, si ganan muy poco con los trozos que aquí se publican, pierden de seguro menos con los suprimidos."

595236

VIMU

Roderick de Southey, ni la tragedia de Landor, pues de lo contrario sería imposible que la imaginación del español no hubiese sido influída por alguna de las llamativas ficciones de los poetas ingleses.

No se ha hecho hasta ahora ningún estudio de la génesis de Florinda. En su importante monografía sobre Rivas (1), el señor E.. A. Peers, que tan extensa y doctamente amplía el estudio de las fuentes de El Moro Expósito que venía ya hecho desde antiguo, nada dice respecto a las de Florinda. ¿Es que tal estudio será infructuoso? No lo creo. Intentemos que él nos sirva de guía en la apreciación de esta obra.

Los libros que Saavedra aduce en notas como base de su concepción son la Historia del Toledano, la Crónica general, Mariana, los historiadores árabes aprovechados por José Antonio Conde, un romance de la Casa de Hércules ("Don Rodrigo rey de España"), La profecía del Tajo, de fray Luis, y el Pelayo, de Quintana; menciona también a Abulcácim, pero desechándolo con desprecio, aunque de él toma la desaparición del palacio encantado de Toledo.

Pero nos engañaríamos si creyésemos que éstos eran los principales fundamentos de Florinda. Suele ocurrir que los autores, celosos de su mérito y sin tener idea clara de en qué consiste la originalidad, ocultan con cuidado sus fuentes de inspiración; confiesan sin reparo la lectura de obras famosas, pero callan la de obras secundarias. Saavedra no nombra ni una vez a Rosa Gálvez, y sin embargo, a la feminidad de la tragedia Florinda debe el poema del desterrado español el tomar por protagonista no al Rey gode, sino a la hija de Julián, y el imaginar a ésta como doncella que, pasando de una educación familiar retirada y austera al lujo de la Corte, se pierde por vanagloria. Saavedra considera a Florinda en la Corte apartada de las rígidas virtudes de su padre:

El aura del deleite suave y blando
la doncella infeliz goza, y no advierte
que su noble virtud se va agotando
porque respira el aire de la muerte.
Ya el retiro apacible despreciando,
y la pureza de su antigua suerte,

(1) E. Allison Peers, Angel de Saavedra, Duque de Rivas, a critical study, Extrait de la Revue Hispanique, tomo LVIII, 1923; 600 págs. De la Florinda trata en las págs. 186-198.

« VorigeDoorgaan »