Pagina-afbeeldingen
PDF
ePub

de Congregación Paulina, y después Gregorio XV (1621) con el de Religión de clérigos regulares pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías. Murió el fundador (27 Agosto 1648), después de haber probado la ingratitud de los suyos, que le depusieron del generalato de la Orden;

[graphic][merged small][merged small]

pero con el consuelo de verla extendida por toda Italia. A España no vinieron los Escolapios hasta fines del siglo XVII; sus primeras escuelas fueron en Cataluña, adonde pasaron los fundadores desde Cerdeña. Mas en la Orden predominaron siempre el carácter y los religiosos españoles; español fué su segundo general, el Padre Castilla, natural de Soto, en tierra de Sepúlveda.

50. Enseñanza en los conventos. Los Jesuítas. Lamentándose Pedro Fernández de Navarrete, en su libro Conservación de monarquías (1626), del gran número de letrados que había en nuestra patria con detrimento de los oficios útiles de agricultura e industria, escribía: "Débese ponderar que en tan corta latitud como la que tiene España hay treinta y dos universidades y más de cuatro mil Estudios de Gramática, daño que va cada día cundiendo". Pocas villas, en efecto, dejaban de tener su Estudio público, y no sólo de Gramática sino de Filosofia, la preparación completa para entrar en las universidades, y apenas había convento en que mejor o peor organizada no se diera alguna enseñanza. La universidad de Ávila no era sino el convento de Santo Tomás; los conventos de San Esteban, San Agustín y San Francisco, en Salamanca, unidos a la Universidad, eran realmente colegios universitarios, plantel de sus más reputados doctores y de sus maestros más famosos; pero, como decimos, en casi todos los conventos del Reino enseñábase, por lo menos, la lengua latina.

La Orden religiosa que mayor influjo había de alcanzar en la enseñanza, o sea la Compañía de Jesús, tuvo colegios en España desde 1543, pero sólo para sus miembros. La enseñanza de seglares empezó a principios de Octubre de 1546 en el Colegio de Gandía, fundado por San Francisco de Borja, a la sazón todavía seglar y duque, con un curso de Arte o Filosofía dado por el Padre Oviedo. Al año siguiente (4 Noviembre) el Papa concedía titulo de Universidad de estudio general (1) a este Colegio. Los establecidos en diversas localidades alcanzaron en brevísimo tiempo extraordinario desarrollo; al principio sólo admitían alumnos externos, y aun repugnó algún tiempo a los Padres la instalación de internados o convictorios, como se decía entonces; pero antes de 1562 tenía ya internos el Colegio de Belmonte. También fué gradual, aunque igualmente rápido, el desarrollo de la enseñanza en estos colegios. Al principio, y durante algunos años, sólo hubo clases de Gramática; poco después se introdujo la instrucción primaria, generalmente a cargo de los hermanos coadjutores, alguno de los cuales alcanzó gran nombradía como maestro (2), luego la Filosofía

(1) Esta frase de la Bula pontificia pone de manifiesto lo descaminado que andaba Gil de Zárate al distinguir Universidad y Estudio general, según se dice más arriba, fundándose en ser aquélla creación del Papa y ésta del Rey.

(2) V. g. el hermano Francisco Moreno, cuya biografía incluyó el P. Nieremberg en su libro Varones Ilustres de la Compañía. Es curioso detalle de la época que las escuelas de jesuitas tuvieran un criado seglar llamado corrector, para castigar corporalmente a los niños, porque San Ignacio dispuso que los jesuitas no pegasen a sus alumnos, sino que cuando fuese menester recurrir a los azotes, se hiciese por manos de un seglar. Esto acredita cuán arraigada seguia la preocupación de los azotes en el siglo XVI, preocupación de que se habla anteriormente.

y Moral, y por último la Teología, abarcando así toda la instrucción de la época, menos la Medicina y las Leyes, que San Ignacio había proscrito expresamente, considerándolas ajenas de su instituto.

El crecimiento numérico de alumnos fué grandísimo. El Colegio de Murcia, a los dos años de abrirse, tenía 140; el de Belmonte 400 (1569); el de Monterrey el mismo número a los cuatro años de fundado, 1.300 en 1509,

[graphic][merged small][merged small][merged small]

y 700 después de una terrible peste que asoló a Galicia en las postrimerias del siglo XVI; el de Sevilla 500 en 1563, y hubo que poner coto a la matrícula por falta de locales; en 1573 tenía 800 de Gramática y 60 de Filosofía, y en 1590 llegó a contar 1.000; el de Córdoba reunió este último número en el mismo año. Así en todas partes. Estas cifras son extraordinarias en un tiempo que la matrícula en la Universidad de Salamanca no llegó nunca a 7.000 y en Alcalá de Henares no pasó jamás de 2.000.

[ocr errors]

51. Causas del crédito de los Colegios de Jesuítas. Las causas de este crédito pedagógico de los Jesuítas fueron, sin duda, la

fama que alcanzaron, no sólo de sabios, sino de santos, la superioridad de su plan de estudios maduramente trabajado por los españoles Padres Polanco, Nadal y Ledesma, y definitivamente redactado durante el generalato del Padre Aquaviva (1586-1591 y 1599) con el título de Ratio Studiorum, la solemnidad y atractivo de que revestían la enseñanza con los actos públicos de sus colegios, en que había disputas, discursos, recitación de versos y representaciones dramáticas, y, sobre todo, el cuidado que pusieron en la educación moral y religiosa. En 1562 escribía desde Sevilla el Padre Acevedo: "El temor que a los principios teníamos de los mancebos de este pueblo, que habían de ser duros de domar, se va perdiendo con la experiencia... Los padres que ven a sus hijos tan trocados, no cesan de bendecir al Señor. Los que están provectos han hecho este verano oraciones en alabanza de los Santos que les cupo en suerte, publice; y en la fiesta literaria que aquí en esta ciudad se hace, alabando a un Santo que eligen los nuestros, se procuró hiciesen ellos sus oraciones y versos“.

Los alumnos de los Jesuítas comulgaban, por lo menos mensualmente y muchos con más frecuencia, práctica que chocaba, pues durante la Edad media ni los más fervorosos solían hacerlo sino dos o tres veces al

año; los teólogos del clero secular y de las otras Órdenes religiosas tenían por peligrosa innovación esta frecuencia de sacramentos introducida por la Compañía, hasta el punto de que Melchor Cano dijera en el púlpito que “era una de las mayores señales que había de la próxima venida del Anticristo". A este tenor de las comuniones frecuentes era todo; los estudiantes de colegios jesuíticos dedicábanse a constantes ejercicios espirituales y piadosos, formaban congregaciones marianas, vivían sometidos a una severa disciplina interior y exterior, y mientras que los de las universidades y otros estudios alardeaban de valentones, rebeldes, enamorados y pendencieros, y estaban siempre dispuestos a sacar la espada, promover alboroto o hacer una burla ruidosa a sus compañeros o a cualquier extraño, o todo lo solian tomar a zumba y broma, viviendo muchos de ellos en las fronteras y algunos dentro del mundo picaresco, los jesuíticos edificaban con su evangélica compostura, con su casto y modesto conversar y con su devoción.

Esto que no se había visto hasta entonces, ni aun en la generalidad de seminaristas y novicios, llamaba mucho la atención, y explica invectivas, como las de Melchor Cano contra la educación religiosa y dirección espiritual de los Jesuítas: “... una de las causas que me mueven a estar descontento de estos Padres teatinos, es que a los caballeros que toman entre manos, en lugar de hacellos leones, los hacen gallinas, y si los hallan gallinas, los hacen pollos; y si el Turco hubiera enviado a España hombres a posta para quitar los nervios y fuerzas della, y hacernos los soldados mu

geres y los caballeros mercaderes, no enviara otros más a propósito; que como V. P. dice, esta es Orden de negocios". Pero explica también que

[graphic][merged small][merged small]

los padres de familia, profundamente católicos, bendijeran al Señor, según decía el Padre Acebedo, viendo a sus hijos tan trocados, y que prefiriesen para éstos la adaptación al tipo de estudiante modoso y pia

« VorigeDoorgaan »