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Suma....

5.000'00 5.000'00

1 559.904'91 1.477.653 21 1.655.028 10 185.267'02 61.092 54 280.390'21 238.467'43

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Bajo la base de los egresos habidos en es-
tos diez meses, debería calcularse el total de
ellos en el año, á razón de 165.502'81 pesos
por mes, en 1.986.033 72. Sin embargo, en el
presupuesto general de gastos vigente, pro-
mulgado por el Poder Ejecutivo para los
siete últimos meses del corriente año econó.
mico, que someto á vuestro examen y apro.
bación, sólo corresponde al año entero, pe.
sos 1.927.780 35. Esta cifra menor procede
de la disminución de los gastos de Guerra,
aunque todavía muchos extraordinarios; no
siendo más reducida, porque se han elevado
las partidas de los otros ramos. En el que
debe emitirse para el próximo año econó-
mico, podrán destinarse mayores sumas á
Fomento é Instrucción pública, que más di
rectamente influyen en el progreso del país,
y al crédito público, que debe atenderse
también con preferencia, para hacer justicia
á tantos acreedores que á ella tienen tan le
gítimo derecho.

El señor Secretario del ramo, en su informe, hace otras apreciaciones de importancia acerca de él, y con todos los documentos y anexos que acompaña, os presenta, para hacer luz, los libros de órdenes y los de cuentas y comprobantes de la Tesorería habilitada, donde encontraréis el origen, explicación y justificación de todos los gastos extraordinarios de mi Gobierno.

Crédito público.

Como Jefe del partido liberal en la oposi ción, sostuve siempre por la prensa que el país producía lo suficiente para sus gastos, y que era innecesario, criminal, gravarlo diariamente con nuevas deudas. Esa verdad ha quedado demostrada en los diez meses de mi administración de que os doy cuenta, con las cifras consignadas al tratar del ra mo de Hacienda.

Si Honduras no tuviera deuda que amorti zar, podría invertirse anualmente, aunque la producción de sus rentas no aumentase, por lo menos medio millón de pesos en fomen. tar su progreso, mientras que hoy apenas puede destinarse á ese fin la mitad. Desgra ANUARIO DE LEGISLACIÓN UNIVERSAL.

ciadamente hoy pesa sobre el Tesoro públi· co, como deuda interior, una cifra próximamente de siete millones de pesos, que no podrá satisfacer por medios ordinarios, en menos de treinta años, aunque no devengue intereses, so pena de exponer su existencia, si hace un esfuerzo mayor para amortizarla antes.

La deuda pública interior está separada en dos clases principales, por Decreto de 31 de Diciembre.

Una, reconocida bajo mi administración, procedente de la guerra y sus consecuencias, declarada en su mayor parte preferente, la cual montaba al finalizar el año á 532.495'98 pesos, fuera de varios valores que deberán acreditarse á esta cuenta incluídos en otras; y se calcula no bajará al terminarse los reconocimientos de 1.500.000 pesos, incluyendo los 162.040'35 pesos de contribución de guerra del Gobierno provisional.

Debe agregarse además la deuda en favor del Banco de Honduras, que á pesar de pertenecer á la otra clase, por honor al país, y consideración especial á la única institución de crédito que tenemos, se declaró privilegiada en contrata de 21 de Diciembre, que mereció vuestra aprobación. Su valor, provisionalmente aceptado como líquido, se. gún cuenta presentada por el Banco, es de 512.947 34, y hará que el monto de esta cla. se de deuda llegue á 2.000.000 de pesos.

La otra clase de deuda es la que fué ob jeto del Decreto de consolidación de 5 de Octubre de 1893, y la que según el ya citado de Diciembre, se asimiló á la misma. Como esta deuda no está registrada, no puede fijarse con exactitud su monto; pero por los datos incompletos que arrojan las memorias de los Ministros del Ramo en los años anteriores y otros cálculos aproximados, se puede estimar en no menos de 5.000.000 pesos.

El arreglo de la deuda pública interna es el problema de más difícil solución para mi Gobierno. En vuestras actuales sesiones nada definitivo podré proponeros, porque la deuda que debería consolidarse, debe previamente registrarse, para poder conocer su exacto valor, y calificarse por razón de su

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naturaleza y de su origen, para hacer una justa clasificación.

Entre esa deuda figuran obligaciones de honor para el país, principalmente en favor de algunas casas extranjeras que, fiadas en terminantes ofertas de inmediato pago de parte del Gobierno, le hicieron suplementos ó envíos de mercancías; y mucho más privilegiados son ciertos créditos á favor de Cónsules de Honduras en el extranjero, que, deseosos de ser útiles al país que sirven, sin interés de ganancia alguna, hicieron suplementos de dinero, descansando en promesas del Gobierno hondureño que resultaron vanas. Creo, pues, que habrá necesidad de ha cer una excepción favorable para todos esos créditos, en cuanto tengan de justos, cuyo origen no envuelva negocio de mala ley, y antes bien sean del carácter indicado, porque sólo así podrá mi Gobierno llegar á adquirir el completo crédito mercantil que necesita, y que comienza á obtener, mediante el fiel cumplimiento de sus compromisos.

En el interior creo haber conseguido demostrar que promesa hecha es promesa cum plida por mi Gobierno; y nadie puede que jarse de que se haya demorado un día el cumplimiento de una obligación contraída por él. Así se ha podido contar con la con. fianza y buena voluntad del comercio en general, para facilitar el dinero que se necesita en un momento dado, sin remuneración alguna. Así, y con el sistema de no gastar más dinero que el que se tiene asegurado, se ha conseguido prescindir de tomarlo á interés, sino por accidente y por pocos días que se ha negociado con el Banco de Honduras, habiéndose pagado por tal motivo sólo la suma de 275 pesos.

De la deuda interior, en general, se ha bían amortizado el día 31 de Diciembre 193.248 28 pesos, según aparece en el cuadro del movimiento del Crédito público bajo mi Gobierno. Dicha suma excede en 97.261'52 pesos á la consignada en el cuadro general de egresos, por los errores de imputación de cuentas que al pie del primero se explican.

Diré algunas palabras, aunque pocas, so

bre la deuda exterior. Está tan acostumbrado el pueblo hondureño á no pensar en ella, por la imposibilidad absoluta de pagaria, que causaría extrañeza verla mencionada.

No es mí ánimo referirme á su origen y á los fraudes á que dió lugar. Básteme afirmar que positivamente llegó al país una insigni. ficante suma de los 30.000.000 de pesos á que ascendieron próximamente los empréstitos de que procede la deuda.

Algunas insinuaciones, más bien que proposiciones formales, se han hecho al Gobierno para su arreglo, tomando en cuenta los proponentes que el país, en verdad y en justicia, no es el deudor. Si algo se formali. za á ese respecto, por separado os daré

cuenta.

Me permitiré ahora hacer algunas consi deraciones generales sobre mi Gobierno, aplicables á todos los ramos de la Adminis tración.

He llegado al Poder en brazos del partido liberal, después de que éste hizo innúmeros sacrificios, y me honró con una confianza ilimitada, sostenida durante varios años de lucha. Esta declaración basta para que se comprenda que es el mío Gobierno de parti. do, porque debo gobernar apoyado en los hombres que tienen su patriotismo bien probado, y gran interés en sostener su propia obra.

Consecuencia lógica es que todos los empleos políticos y militares se provean en bien conocidos liberales, escogiendo entre ellos los más aptos: que los empleos de Ha cienda puedan proveerse en adversarios de honradez y aptitudes bien notorias, con tal que por circunstancias especiales no haya de perjudicar la buena armonía entre los di versos funcionarios; y que los de Justicia é Instrucción pública y otros semejantes se provean en los más competentes y honrados, cualquiera que sea su color político, porque no afectan la buena marcha del Gobierno en la vía de realizar los fines que la revolución se propuso.

Es también consecuencia del sistema, que

બધા મ

yo me considere ligado á las promesas que como Jefe de partido hice en la oposición, porque todas se encaminaron al bien del país, y ninguno de mis correligionarios me pidió jamás, ni yo le ofrecí, algo en benefi cio propio y en perjuicio público. Si algunos, que pocos tienen que ser, se equivocaron, habrán ya rectificado su error y convencido se de que, bajo mi administración, ningún bastardo interés personal será atendido:que serán oídos y satisfechos los reclamos que se hagan en nombre del derecho y la justicia, como he procurado satisfacerlos hasta hoy; pero que, mientras merezca la fe que mis correligionarios han tenido en mi honradez personal y política, no deberán intentar siquiera que me aparte en su prove. cho de la línea de mi deber.

Mucho debe el país á los hombres de la revolución, y no debe mostrarse ingrato con ellos. Por eso se han dictado todas las dispo siciones que tienden á indemnizarles en lo justo sus pérdidas y perjuicios; por eso se ha atendido á las viudas y huérfanos de las víctimas de la guerra, y á los que en ella quedaron inválidos; por eso se ha auxiliado á todo patriota que se encuentra enfermo y desvalido; por eso se impulsará á todos a! trabajo, ayudándoles en cuanto les reporte beneficio personal, conciliado con el interés público; pero en ningún caso se fomentará el vicio, ni con la impunidad el crimen, y la justicia ha de ser igual para todos. No se ha intentado ni se intentará pagar con di nero servicios prestados á la patria, que no pueden tener más recompensa que la gratitud nacional.

Bien comprendo que con tal sistema man. tendré siempre activa y eficaz la vigilancia de todos los que fueron mis compañeros de armas y son hoy firme apoyo de mi Gobierno; pero es en ello donde encuentro anulados todos los inconvenientes del Gobierno de partido y aprovechables todas sus ventajas.

Otra consecuencia de mi sistema ha sido la importancia que han adquirido las carte ras ministeriales. Bajo los Gobiernos personales, el Ministro es simple refrendador de

los actos del Jefe del Estado, sin voz ni voto, y á veces, sin conocimiento previo de los asuntos que aparece autorizando. Hoy el Presidente nada hace sino por medio del respectivo Ministro, ni éste comunica resolución alguna sin previo acuerdo y firma del Presidente. Se necesita, pues, siempre el concurso de las dos voluntades, y hay más probabilidades de acierto; sin perjuicio de que ningún asunto de transcendencia para el país se resuelve sin previa discusión en Consejo de Ministros.

De esto resulta que nadie bajo la actual Administración, por más importancia política que tenga, puede jactarse de antemano de otorgar gracia alguna. El Presidente mis mo no puede prometerla, ya que para cumplir necesita la ratificación de su Ministro. Esto ha desterrado de palacio los cortesanos y puesto fin al favoritismo, y va encaminando al país al convencimiento de que el Presidente no lo puede todo como antes se creía, sino lo que es legal y justo.

Por esto también los empleados departamentales y locales tienen especial cuidado en cumplir estrictamente su deber, seguros como están de que sus superiores ningún apoyo les darán contra derecho; y así se ha terminado la omnipotencia de sátrapas que muchos funcionarios han tenido bajo otras Administraciones, hasta llegar á desconocer la autoridad suprema y hacer á discreción su voluntad.

Habrá quien por todo esto califique de débil mi Gobierno; pero será quien profese la doctrina de que en los países latino americanos sólo se puede gobernar con despo tismo; ó será quienes están acostumbrados á aplaudir que se aplique el palo, el grillete ó la muerte á todo el que de palabra ó por escrito ofenda justa ó calumniosamente á los funcionarios públicos. Mas yo creo que es verdaderamente más fuerte el Gobierno que no usa más arma que la ley, porque cuando bajo su rigor cae un delincuente, no tiene las condescendencias del déspota, es inflexible. No creo necesitar para sostenerme en el poder de la política preventiva, sino reprimir y castigar el delito, porque

considero mi Gobierno fuerte por la opinión.

Este sistema necesita, en verdad, para que pueda ser fructuoso al país y para que tenga larga vida, no sólo la consecuencia política de los hombres del Poder, sino también la de todos los que han concurrido á ponerlo en sus manos. Preciso es que, mientras vean honradez administrativa, respeto a las instituciones y marcha progresiva, sigan siendo patriotas abnegados, que no piden más que paz, libertad y justicia, para tener también tranquilidad en el hogar.

Podrá pensarse que me es perjudicial tanta franqueza, pero ella ha presidido mis ac tos durante mi vida pública, y creo deberle la alta posición que en mi patria actualmente ocupo. Seguirá, pues, siendo la norma de mi conducta, porque hasta ahora no he tenido motivo para arrepentirme de ella.

Cierto es que estas declaraciones alejarán de mí, y hasta podrán convertir en enemi gos, á todos los que cerca del que manda buscan la riqueza, la fuente del placer, la fácil satisfacción de las pasiones. En cambio espero conservar el aprecio del mayor número de mis verdaderos correligionarios, de los que nunca pensaron ni piensan que al llegar al poder el partido liberal convertiría al país en tributario suyo para enriquecerse todos, ni que ese poder serviría para oprimir á nuestros adversarios y convertir á los vencidos en siervos de los vencedores. Espero que estarán conmigo todos los que aspiran de buena fe y sin exageraciones á hacer prácticas las doctrinas que en la oposición predicamos, y que dando ejemplo de consecuencia política, la exijan de mí.

Tengo fe en que, si dominando el espíritu de discordia que siempre persigue á un partido vencedor, logramos algunos años de práctica de las libres instituciones que contiene nuestra nueva Carta fundamental, el pueblo hondureño entero se apegará tanto á ellas, que las divergencias políticas que sub. sistan, como natural consecuencia de la libertad, tenderán á buscar el medio de hacer el bien del país, independientemente de las personas; y esas mismas divergencias habrán de provocar la formación de otro par

tido político, verdaderamente tal, en oposición al que hoy está en el poder, ya se lla me conservador ó radical.

Entonces ese nuevo partido nos disputará el poder, procurando sacar provecho de nuestros errores y demostrar al pueblo, con pruebas prácticas de patriotismo, que gobernará mejor que nosotros. Para ello contarán con la libertad absoluta electoral y las completas garantías del ciudadano; porque no seré yo quien me empeñe en mantener á toda costa el poder en manos del partido liberal, sino éste el que ha de permanecer alerta para no perderlo.

Voy á terminar.

He querido ser hasta minucioso en mi mensaje, porque, si bien vosotros podéis ver desde luego los documentos anexos que comprueban mis afirmaciones, y apreciarlos debidamente, á la vista del pueblo hondareño llegarán muy tarde, y siendo tan complejos, no podrá formar fácilmente cabal concepto de ellos.

También me he creído obligado á entrar en detalles que en otras ocasiones han sido objeto de las memorias de los Secretarios de Estado; porque en esta vez me he limitado á pedirles informes dirigidos á mí, y sólo el mensaje va dirigido á vosotros. Lo creí así más correcto, porque os doy cuenta de actos ejecutados en situación anormal, sin Cons titución que fijara las responsabilidades de los Ministros, y más que todo, de actos eje cutados como Jefe de una revolución y de un Gobierno revolucionario.

Con este trabajo me he propuesto que vosotros podáis juzgar mi conducta y dictar vuestro fallo. Que éste será imparcial y jus ticiero, lo garantiza la absoluta independen cia de que disfrutáis, y las pruebas que te néis dadas de haber sabido aprovecharla. No será, pues, vuestra resolución una vana fórmula como tantas veces ha sido; porque estudiaréis todos los antecedentes para formar vuestro juicio.

Sé que si encontráis algo digno de censu ra, la haréis con franqueza, principalmente porque me dice mi conciencia que puedo haberme equivocado, pero no delinquido; y

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