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DEL

TEATRO ESPAÑOL

DESDE SU ORIGEN (AÑO DE 1356)

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BAUDRY, LIBRERIA EUROPEA, DRAMARD-BAUDRY Y C, SUCESORES,

12, CALLE BONAPARTE.

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PARIS
BAUDRY, LIBRERIA EUROPEA,
DRAMARD-BAUDRY Y C, SUCESORES,

12, CALLE BONAPARTE.

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Pocos grandes hombres pueden citarse en la historia del ingenio humano cuya vida haya sido tan serena y feliz como la de nuestro primer poeta dramático Calderon. España, ingrata madrastra para tantos ilustres hijos suyos, y sobre todo para Cervantes, fué para Lope de Vega y Calderon la madre mas cariñosa : ambos vivieron y murieron en el seno de su patria en edad avanzada, y colmados de honores y de riquezas. Verdad es tambien que ni á uno ni á otro les vino la fortuna, como suele decirse, llovida del cielo, y que ambos la conquistaron, no solo á fuerza de genio, mas tambien á fuerza de una incansable aplicacion al trabajo, de una actividad que parece esceder los límites de la flaqueza humana y que verdaderamente raya en maravillosa.

Nació Calderon en Madrid el año de 1601, el dia de la circuncision del Señor, y murió tambien en Madrid á los 81 de su edad. A los 13 años empezó á escribir para el teatro, estrenándose con la comedia titulada El Carro del cielo, que juntamente con otras varias suyas no ha podido encontrarse á pesar de las mas activas diligencias su última composicion dramática fué la comedia titulada Hado y Divisa. Fueron sus padres don Diego Calderon de la Barca Barreda y doña Ana María de Henao Riaño. A los 24 años pasó á servir al rey en los ejércitos de Milan y Flándes, restituyéndose á España á los doce años de ausencia: á los 50 tomó las órdenes eclesiásticas y no hay noticia de que volviera á salir de su patria.

Calderon es autor de 320 piezas teatrales, únicas obras suyas que han llegado hasta nuestros dias; pero se sabe por el testimonio de sus contemporáneos que escribió un poema titulado Los cuatro Novisimos, otro sobre el Diluvio general del mundo de que hace mencion Montalvan en su Para todos, una descripcion de la entrada en Madrid de la reina doña María Ana de Austria, un tratado sobre la escelencia de la pintura y otro sobre la comedia. No ha llegado á nuestra noticia que escribiese otras obras ademas de las citadas y de algunas composiciones sueltas para las academias y certámenes, ni aun creemos que llegáran á imprimirse los dos poemas de que hemos hecho mencion.

No podemos, pues, considerar á Calderon mas que como poeta dramático; pero aun bajo este solo aspecto, ¡ cuán vasto campo ofrecen á la admiracion sus numerosas obras! En nuestra opinion, el mas sublime monumento de Calderon, como poeta cristiano, es el que dejó en sus autos sacramentales, en los cuales, ¡ cosa estraña! es casi tan vivo el interes dramático como en sus comedias, á pesar de que los personages que figuran en ellos son ideales, ó bien meras abstracciones de nuestro entendimiento, como la Muerte, la Gracia, el Demonio, etc. Era costumbre antiguamente en España solemnizar todas las grandes festividades con estas místicas representaciones, que si bien tenian el inconveniente á veces de profanar los misterios de nuestra religion con necias interpretaciones, elevaban el alma á la mas ferviente devocion cuando se empleaban en ellos un lenguaje y un aparato dignos de tan venerables festejos. Por mas de treinta y siete años proveyó Calderon esclusivamente de autos sacramentales á las ciudades de Madrid, Toledo, Sevilla y Granada, y en casi ninguno de ellos se quedó el autor inferior á sí mismo. ¡Qué mucho, pues, que estuviera entonces tan arraigado en todas las almas españolas el sentimiento religioso, si tenia tan elocuentes após

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