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Modesta y silenciosamente se ha deslizado la vida larga y provechosa de este hombre que tanto influyó en nuestra cultura. Tan silenciosa y modesta, que ningún diccionario biográfico, ni enciclopodia, ni historia especial ha recogido su nombre, entre tantos insignificantes como pululan en las modernas compilaciones y revistas de todo género (1).

Sin embargo, los finos conocedores de la historia de nuestras letras saben bien cuánto poder, cuánta fuerza renovadora representa aquel editor, impresor y librero, que pudo

(1) Sólo en el último número de El Artista, de 1836, se publicaron algunas noticias biográficas suministradas al autor, que se firma con tres ***, por D. Indalecio de Sancha (nieto de D. Antonio), en cuya casa se tiraba el periódico. Pero estas breves noticias cayeron en el vacío, pues no pasaron a ningún libro, que sepamos, donde quedasen va consignadas e incluídas en la circulación científica.

acometer las más audaces empresas en pro de nuestro adelanto intelectual, casi todas acertadas y casi todas felices en sus resultados. Semejante a esos mansos arroyos que, como escondidos bajo tierra, siguen su apacible curso y no revelan su existencia y energía creadora sino por la vegetación frondosa y lozana que crece a uno y otro lado de su cauce, así D. Antonio de Sancha, encerrado en su oficina editorial y tipográfica, hacía brotar con sus publicaciones, en el vergel de nuestra literatura, flores preciosas de erudición y de crítica, en las cuales la utilidad científica y el arte bello se daban amorosa y dulcemente la mano.

Cierto que esta gloria debe ser compartida igualmente entre los hombres sabios que le ayudaron, aconsejaron y dirigieron sus obras; pero esto no amengua su mérito, pues justamente en la ejecución es donde fracasan y se malogran los mejores proyectos. Sancha com prendía los que sus consejeros le sugerían;

meditaba sobre su importancia y sobre los medios de llevarlos a la práctica, y ésta era infaliblemente coronada por el éxito, porque iba acompañada del arrojo y del talento.

Nada probará mejor la verdad de estas afirmaciones que la narración sucinta de la vida y obras de Sancha, que ya es hora de trazar con exactitud, a fin de reparar la injusticia que se ha lamentado poco antes. No son muchos los datos personales que he podido allegar; pero, como suele decirse, la mejor biografía del héroe es la relación de sus hazañas, y las de D. Antonio de Sancha brillan esplendorosas en esas bellísimas ediciones de nuestros clásicos y en esas grandes colecciones poéticas, históricas y científicas que salieron de sus prensas.

Nació D. Antonio de Sancha el 11 de Julio de 1720 (1), en la villa de Torija, lugar aun hoy de poco vecindario, partido judicial de Brihuega, en la provincia y a unas tres leguas de Guadalajara. Sus padres se llamaron Fabián de Sancha y María Viejo, matrimonio, a lo que juzgamos, de posición y clase modestas. Habrá estudiado primeras letras en la escuela de su villa natal, y joven, quizás imberbe, habrá venido a Madrid a ganarse, como otros muchos, la vida (2).

Nada he podido brujulear sobre sus primeros años en la corte. Quizá con alguna mayor facilidad que la que hay en España para esta clase de investigaciones podría conseguir penetrar este secreto. Pero a nuestros archivos, salvo tal cual excepción, hay que ir con datos. ya conocidos y seguros, y no a la ventura, con esperanza de sorpresas. No es factible casi nunca ver por sí mismo los índices, y menos los tomos de documentos; son pocas e incómodas las horas de despacho; los encargados ponen siempre mala cara cuando se trata de documentos antiguos, aunque la promesa de pago vaya por delante, y, en fin, el temor a un desaire o malas palabras (que de todo hay)

(1) No he podido adquirir la partida de nacimiento de Sancha; se la he pedido, mediante pago, al párroco de Torija; pero ni aun se dignó contestarme. La fecha de 1720 es la que da El Artista, confirmada por la partida de defunción y el testamento de Sancha, documentos de que hablaré en su lugar.

(2) El Artista dice que vino en 1739 y que «se dedicó al comercio de libros». Poco antes había apuntado que los padres de D. Antonio eran «labradores honrados y con alguna fortuna».

acobarda el ánimo, y acaba uno por resignarse

a que ratones y cucarachas hagan inútiles estas curiosidades.

Sólo un indicio, y no muy seguro, tenemos de las causas y ocasión que hayan llevado a nuestro joven alcarreño a hacerse librero. Se casó en 3 de Febrero de 1745 con D.a Gertrudis Sanz; (1) y este apellido nos hace en el acto recordar que por los años 1740 al 1760 había en Madrid un célebre impresor y librero llamado Antonio Sanz, que tenía su tienda en la plazuela de la Paz, donde también Sancha tuvo su primera librería.

Sanz pertenecía a una dinastía de impresores que desde el siglo xvII se habían señalado o «especializado», como ahora dicen, en-la estampación de comedias. Francisco Sanz, en la segunda mitad del siglo citado, dió al público varios tomos de comedias en colección y muchos centenares sueltas, que luego repetían las prensas de Sevilla, Valencia y Barcelona. Su heredero Juan Sanz prosiguió el mismo trabajo hasta la tercera decena del siglo xvi, en que falleció, dejando su casa a un sobrino, llamado Antonio Sanz, que es el que vivía al mediar dicho siglo. La Gertrudis Sanz, mujer de Sancha, sería hermana (2) de este Antonio, que ya debía de ser anciano o quizás habría muerto en la época en que hallamos por primera vez establecido, en la calle de la Paz, a D. Antonio de Sancha (3).

(1) Partida de casamiento: «En la iglesia parroquial de Santa Cruz de esta villa de Madrid, a tres de febrero de mil setecientos cuarenta y cinco, yo, D. Vasco Varela y Puga, Theniente mayor de dicha iglesia, con licencia del Sr. Lic. D. Miguel Gómez de Escobar, vicario en dicha villa y su partido, su fecha 30 de enero próximo pasado, ante José Fernández, su notario, por la cual dispensó las tres amortizaciones que dispone el Santo Concilio, no habiendo resultado impedimento, y precediendo sus mútuos consentimientos, desposé por palabras de presente, que hacen verdadero y legítimo matrimonio a Antonio de Sancha, natural de la villa de Torixa, de cste arzobispado, hijo de Fabián de Sancha y de María Viejo, con Gertrudis Sanz, natural de la villa de Cuéllar, obispado de Segovia, hija de Francisco Sanz y de Mariana Ureña, e inmediatamente les di las bendiciones nupciales según costumbre de N. S. M. Iglesia, siend a todo testigos conocidos D. Antonio Sanz, Gaspar García › Francisco Arriero residentes en esta corte, y lo firmé.-D co Varela y Puga.» (Arch. parr, de Santa Cruz; libro trece de matrimonios, folio 305.)

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Desde luego concibió Sancha el proyecto de hacer algo más que reimprimir obras ya conocidas; y como en su librería se reunían algunos escritores distinguidos y hombres estudiosos, tales como el erudito bibliotecario D. Francisco Cerdá y Rico, el bizarro artillero y aficionado a las bellas letras D. Vicente de los Ríos, el médico Bernades, el sabio Capmany, el famoso calígrafo y paleógrafo Palomares, el futuro ilustrador del Quijote; D. Juan Antonio Pellicer, también oficial de la Real Biblioteca (hoy Nacional); y más adelante asistieron igualmente el humanista D. Casimiro Flórez Canseco, catedrático de los Reales Estudios de San Isidro; el poeta D. Vicente Garcia de la Huerta y los historiadores D. Eugenio Llaguno y Amirola y D. José Miguel de Flores, secretario perpetuo de la Academia de la Historia.

Asistía también el autor dramático mediocre, pero aficionado a la historia de nuestras letras, D. Juan López de Sedano, y de esta tertulia literaria saldría probablemente la idea de publicar una escogida colección de poesías castellanas de la buena época, que levantase la lírica de la postración y prosaísmo en que se hallaba. Sedano fué el designado para formar dicha colección, modelo y estimulo de los futuros poetas líricos españoles.

El pensamiento no podía ser más útil y de más seguro provecho. Prescindiendo de los. antiguos cancioneros, que no encerraban más que poesías del siglo xv y primeros años del siguiente, y de los romanceros. limitados a este género de poesía, no existían más colecciones poéticas que las diminutas Flores de poetas ilustres (1605), de Pedro Espinosa, o las más compendiosas aún de Tomás Alfay, li

biógrafo, la primera ocupación o profesión de Sancha seria la de encuadernador; pues añade que «por su reconocida habilidad fué nombrado, en 1757, encuadernador de la Academia de la Historia y luego de la Biblioteea Real». También lo fué de la Academia Española muchos años. Pero no expresa cuando ni por cual razón se hizo librero, cosa más importante.

En 1761 hizo Sancha un viaje a París para llevar a su hijo Gael, que tenía catorce años, quiza con el objeto de que se adiestrase en el oficio de encuadernador. El hijo de Sancha permanecio en la capital de Francia veintitrés años seguidos. Este viaje no inuyó en lo más mínimo en la marcha de la casa; cuando Gabriel regresó en 1794, su padre habia publicado ya sus mejores obras y colecciones; en las que siguieron a dicha fecha no se dgierte cambio ni progreso alguno.

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brero de Zaragoza, a fines del siglo xvi, a que puedan unirse los certámenes y justas poéticas, las coronas fúnebres de personas famosas y relaciones de fiestas, que encerraban series de poesías, casi todas insignificantes o malas, como obras de circunstancias. Venía, pues, con toda oportunidad una antologia, a la vez extensa y escogida, que ofreciera en conjunto el estado y florecimiento de la lírica española en los dos siglos de su apogeo; esto es, en los XVI y XVII.

Como Sancha no tenia aún imprenta, fué preciso valerse de la ajena; y desde luego el futuro rival de D. Joaquín Ibarra eligió la de este impresor, que era ya famoso por el buen gusto y la maestría que desplegaba en su arte. Salió, pues, a luz el primer tomo de la colección, con el siguiente título:

Parnaso español. Colección de poesias escogidas de los más célebres poetas castellanos. Tomo I. Con licencia. Madrid. Por Joachin Ibarra. 1768. Se hallara, con los demás que vayan saliendo, en la Libreria de Antonio Sancha. Plazuela de la Paz.-8.o; vл-370 xxx págs. Al principio va una lámina que representa a Apolo y las musas, dibujada por Mariano Maella y grabada por Manuel Salvador Carmona.

Esta es la primera noticia que tenemos de Sancha librero. Como se ve, se hallaba establecido, en 1768, en la plazuela de la Paz, que desde que Madrid fué corte era uno de los centros libreros de ella. Nótese también que aun no se ponía Sancha el «don», ni el «de» antes de su apellido. Del contenido de este tomo y siguientes hablaremos luego.

Dos años más tarde salió al público el tomo segundo del Parnaso, con portada igual al primero, y estas adiciones: Madrid. Por Joachin Ibarra. Impresor de Camara de S. M. M.DCC.LXX. Se hallara en la Libreria de Antonio de Sancha, Plazuela del Angel.-8.o; XXXII-356-xxvi págs., con más otras dos sin numerar para erratas de ambos tomos, un retrato (el conocido y supuesto de Garcilaso y el de Ercilla, grabados por M. S. Carmona.

Por este libro sabemos que Sancha había, en 1770, trasladado su librería a la plaza del Ángel, entonces tan irregular como hoy, pero más reducida.

En el mismo año dió a luz los tomos tercero

y cuarto, impresos también por Ibarra, y debió de reimprimir los anteriores, aunque imitando tan perfectamente las ediciones primitivas, que no es hoy posible distinguir unas de otras. Decimos esto porque en 1773 reimprimió ya con su nombre el tomo III, añadiéndole lo siguiente: Madrid. Por D. Antonio de Sancha. Año de M.DCC.LXXIII. Se hallará en su Libreria, Aduana vieja.-8.o; XLVII-370-xxix páginas, con los retratos de D. Diego Hurtado de Mendoza y D. Francisco de Quevedo grabados por Carmona.

En 1771 publicó el tomo V, primero Por D. Joachin Ibarra, Impresor de Cámara de S. M. M.DCC.LXXI. Se hallará en la Libreria de D. Antonio de Sancha, a la entrada de BarrioNuevo; y luego, cometiendo una pequeña falsedad, con la siguiente variante en la portada: Madrid. Por D. Antonio de Sancha. Año de M.DCC.LXXI. Se hallará en su Libreria, Aduana Vieja.-8.o; LI-371-XXV págs., con los retratos de Fr. Luis de León y el Conde de Rebolledo grabados por Carmona.

La falsedad consiste, como se habrá notado, en el año, pues el de 1771 es el de la impresión de Ibarra, y en suponer que en dicho año estaba ya establecido en la Aduana Vieja, cuando donde verdaderamente se hallaba era a la entrada de la calle de Barrio Nuevo. La fecha. de la reimpresión debe de ser de 1776 (en que reimprimió el tomo III) o poco después. Consta igualmente que en 1771 había de nuevo trasladado su librería, dejando la plaza del Ángel.

En el siguiente año estampó, ya en su imprenta propia (1), el tomo VI del Parnaso, poniendo en la portada: Madrid. Por D. Antonio

(1) Según su nieto, compró D. Antonio, en 1771, la imprenta de Ramírez, propia a la sazón de Sor María Manuela de Santa Catalina, monja dominica, quizás hija del último impresor de aquel apellido.

Gabriel Ramírez fué uno de los mejores tipógrafos de mediados del siglo XVII. Aunque no alcanzó la perfección de Ibarra y de Sancha, tiene algunas obras, como, por ejemplo, la gran Crónica de la Orden de Alcántara, del Licenciado Alonso de Torres (Madrid, 1763; 2 volúmenes en folio), que por su hermosura y esmerada ejecución puede competir con las de aquellos célebres maestros del arte.

Como la nueva imprenta de Sancha aparece desde luego tan completa y perfecta como la de Ibarra, es de suponer que adquiriese mucho material nuevo al hacerse cargo de ella, si bien conservando el personal ya instruído e idóneo que tenía Ramírez.

de Sancha. Año de M.DCC.LXXII. Se hallara en su Libreria, entrada de Barrio Nuevo.-8.o; xxvIII-524-xxvii págs. y una lámina, representativa de la Tragedia, dibujada por Maella y grabada por Carmona.

Desde este tomo aparece también el nombre del colector, en estos términos: Por D. Juan Joseph Lopez de Sedano, Caballero pensionado de la R. y distinguida Orden española de Carlos Tercero y Academico de la Real de la Historia. En la hoja siguiente hay una certificación del secretario de la Academia de la Historia, don José Miguel de Flórez, transcribiendo el permiso concedido a Sedano para estampar su cualidad de académico,

El tomo VII salió con portada igual al anterior, variando en lo siguiente: Madrid. Por D. Antonio de Sancha. Año de M.DCC.LXXIII. Se hallará en su Libreria, entrada de BarrioNuevo.-8.o; xxvIII-370-xxvi págs., con los retratos de Herrera y Góngora grabados por Car

mona.

El VIII dice: Madrid. Por D. Antonio de Sancha. Año de M.DCC.LXXIV. Se hallará en su Libreria, en la Aduana Vieja.-8.0; XLII-402 XLVII págs., con los retratos de Juan de la Cueva y Francisco de Rioja grabados por Carmona.

Y el tomo IX y último, que no vió la luz hasta cuatro años más tarde, añade: Madrid. Por D. Antonio de Sancha. Año de M.DCC.LXXVIII. Se hallará en su Libreria, en la Aduana vieja.-8.0; XLVII-372-LVI páginas, con los retratos de Argote de Molina y del Príncipe de Esquilache, firmados por P. A. (Pedro Arnal), el dibujante, y F. S. (Fernando Selma), el grabador. Una advertencia del editor dice que el retraso fué causado por los retratos, que, como se ve, ya no son obra de Carmona.

Examinado en conjunto el Parnaso español y bajo su aspecto material, puede afirmarse que es la obra más hermosa que en su clase hasta entonces se había impreso. Tamaño muy simpático y manuable; proporción en el grueso de los volúmenes, papel de hilo, de color suave a los ojos y gracioso y dulce al tacto; impresión correcta, limpia y de bellos tipos. y, en fin, una colección de estampas y retratos, algunos muy raros o por completo desconocidos, casi todos obra del mejor grabador de su

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