sus composiciones en todos los géneros y la gala y esplendor que a sus plumas debe la lengua española». Esto mismo se propone él hacer con los escritores en prosa. Fueron, pues, saliendo los cinco tomos de la célebre colección por este orden y títulos: Teatro histórico-critico de la Eloquencia española. Por D. Antonio de Capmany y de Montpalau, individuo de número de la R. Academia de la Historia y Supernumerario de la de Buenas Letras de Sevilla y Barcelona. Tomo I. Madrid. Año MDCCLXXXVI. En la oficina de Don Antonio de Sancha.--4.o; ccxx11-224 págs. La mitad del tomo lo absorbe el Discurso preliminar sobre la elocuencia de Europa, el ingenio de los españoles, la excelencia de la lengua castellana y la formación del idioma castellano, todo lleno de excelente doctrina. Siguen trozos del Poema del Cid, de Berceo y Juan Lorenzo, en verso, pero estudiado sólo en cuanto al idioma; de las Partidas; de D. Juan Manuel; de D. Pedro López de Ayala; del Centón epistolario (que Capmany, como todos entonces, creía auténtico); del Bachiller Alfonso de la Torre; de Pérez de Guzmán; de Pulgar; de Mosén Diego de Valera, y de la Reina Católica, como autora de cartas. A cada autor u obra extractada preceden unas noticias sobre su estilo y carácter literario. Tomo II. Teatro histórico-critico... Madrid. Año M.DCC.LXXXVI.-xv-447 págs. Contiene fragmentos de Palacios Rubio, Oliva, fray Antonio de Guevara, Luis Mejía, Pedro de Rúa, Cervantes Salazar, Villalobos, Alejo Venegas, Avila y Zúñiga, Pedro Mejía, Florián de Ocampo y el P. Juan de Avila: (Reinado de Carlos V.) Tomo III. Teatro histórico critico... Madrid. Año de M.DCC.LXXXVII.-xv-591 págs. Contiene extractos de D. Diego Hurtado de Mendoza, Fr. Luis de Granada, S. Juan de la Cruz, Santa Teresa, Fr. Diego de Estella, Fr. Luis de León, Malón de Chaide, Fr. Fernando de Zárate y Antonio Pérez. (Reinado de Felipe II.) Tomo IV. Teatro histórico-critico... Madrid. Año M.DCC.LXXXVIII-XIII-510 págs. Contiene trozos del P. Sigüenza, Fr. Diego de Yepes, Fr. Juan de Márquez, P. Martín de Roa, P. Mariana, Bartolomé L. de Argensola y Miguel de Cervantes. (Reinado de Felipe III.) Tomo V. Teatro histórico-critico... Madrid. MDCCXCIV. En la Imprenta de Sancha. XXVI-481. Contiene trozos de Moncada, Quevedo, Coloma, Saavedra Fajardo, Gracián, Nieremberg y D. Antonio de Solís. (Reinados de Felipe IV y Carlos II.) A cada tomo acompaña un vocabulario de palabras anticuadas o de dudosa inteligencia. No puede dudarse que los autores están bien elegidos, así como los fragmentos de sus obras. Claro que pudiera completarse con otros de primer orden, y quizás, si Sancha tuviera vida, lo haría Capmany, pues, como se ve, este tomo quinto salió póstumo y tardíamente y sólo con el fin de últimar, en parte, la colección, limitándola a lo anterior al siglo xviii. Pero así y todo, la obra es excelente; las observaciones críticas del colector, muy discretas y agudas; los vocabularios, útiles, aunque sobrado reducidos. En conjunto, el libro responde al fin de su autor y editor: es un vasto panorama en que se divisan claramente los progresos del idioma y del arte de expresarse con elegancia y perfección cada vez mayores, desde los rudos conceptos del Poema el Cid y la machacona igualdad de Gonzalo de Berceo hasta la prosa cervantina y la ingeniosa y sabia de Quevedo y Saavedra Fajardo. En cuanto a su parte material, tampoco hay nada que pedir: papel, estampación, corrección y belleza del conjunto son inmejorables. El efecto de esta preciosa colección fué muy intenso y durable. Se empezó a abandonar el prosaísmo y vulgaridad canonizados por Feijóo, Torres Villarroel y los galoclásicos, y todos los escritores procuraron adecentar más su estilo, siguiendo los excelentes modelos que Capmany ofrecía. Como tales dechados fueron citados de continuo, y aun hoy los compiladores de antologías acuden, aunque sin nombrarlo, al bien provisto almacén del Teatro de la elocuencia española. En el año de 1786 dió también Sancha al público la disforme novela del P. Montengón, titulada El Eusebio, en 4 vols. en 4.° menor, las Grandezas de la Villa de Madrid, por D. José Antonio Alvarez y Baena, en 8.o; el Entretenimiento histórico-cronológico, del P. Calino, traducido por D. Francisco Cabrera, y Maestro de leer. Conversaciones ortológicas, de Paloma res (2 vols. en 4.), libro muy curioso, hoy in debidamente olvidado, quizá por ser demasiado extenso. Pero contiene mucha doctrina, sacada con rara erudición de obras poco comunes y expuesta con gran claridad. La impresión es muy esmerada, y el prólogo está compuesto con el tipo de letra cursiva bastarda, inventada por el propio Palomares, de la cual Sancha, con excelente acuerdo, hizo sacar matrices y fundir tipos muy bellos y muy claros. Tócanos ahora hablar de la obra que más realza acaso el nombre de Sancha como tipógrafo, por lo rico y abundante de su material, por lo numeroso e instruído de su personal de cajistas y correctores y por la rapidez con que obra tan larga y difícil fué llevada a feliz término. Desde que en tiempo de Carlos III se crearon escuelas para enseñar árabe a los misione ros de Asia y África se advirtió la falta de buenos libros auxiliares para esta enseñanza, esto es, una gramática y un diccionario. A la primera acudió pronto el P. Francisco Cañes, franciscano y misionero, con una importante Gramática arábigo-española, vulgar y literal, impresa en Madrid, por Pérez de Soto, en 1776, muy celebrada por los editores del Memorial literario de Enero de 1789, cuando ya su verdadero valor era conocido. El P. Cañes había pasado diez y seis años seguidos en Oriente, en continuas pláticas con los árabes y hablando su idioma. Salió para Siria en 1755 y residió allí hasta 1770, en que fué al África, por donde anduvo hasta 1775, y vino de nuevo a España para escribir la gramática ya citada. Y hecha esta publicación, dedicó sus desvelos durante ocho años seguidos a la compilación del Diccionario, que salió a luz con el siguiente encabezado: Diccionario español-latino-arábigo, por el padre Fr. Francisco Cañes, franciscano, misionero en Oriente y Lector de árabe en el Colegio de Damasco. Dedicado al Rey nuestro señor. Madrid, 1787. En la Imprenta de Don Antonio de Sancha. 3 vols. en gran folio: el 1.o, de 4 hojas prels. y xxxv-4-593 págs.; el 2.o, de 2 ho jas prels. y 553; y el 3.o, de 3 hojas prels. y 632 págs. Al principio del texto del tomo I hay una linda viñeta, dibujada por D. José Camarón y grabada por D. Fernando Selma, que representa a Carlos III en su trono, y otras figuras. Una de ellas simboliza a España mostrando al Rey una mujer mora seguida de un niño; una musa arrodillada ofreciendo al monarca el libro, y otras dos figuras femeninas, también. simbólicas. Ostenta otra alegoría de la monarquía española y algunas hermosas letras capitales y de adorno. La dedicatoria al Rey está en bellísima bastarda española del gusto de Palomares. El tomo II contiene otra viñeta de los mismos artistas, en que se pinta la Fe descendiendo sobre la ciudad de Jerusalén, que le señala un ángel; y en el III, otra viñeta de los mismos con los atributos del comercio, marina y ciencias, que España comunica al Oriente, representado por una dama con turbante, un caduceo en la mano izquierda y en la derecha un libro abierto. Todo es suntuoso en esta gran obra: el papel, de hilo, algo satinado, de color suave a la vista y fuerte, sin ser demasiado grueso; la es tampación, intachable, así en tinta como en la elección y disposición de los tipos, etc. Fué costeada con los fondos de la Obra pía de los Santos Lugares, y los caracteres árabes se fundieron en las matrices existentes en la Biblioteca Real de Madrid. Fué revisada por D. Miguel Casiri, orientalista de fama, autor del Catálogo de los manuscritos árabes del Escorial, y la dirección superior de la obra corrió a cargo del Conde de Campomanes, de quien es el Discurso sobre la utilidad de la lengua arábiga. En lo castellano y colocación. de artículos sigue al Diccionario de la Academia Española y contiene muchos refranes y proverbios, frases y locuciones que tienen correspondencia latina y árabe. Hoy no sería fácil, ni acaso posible, estampar en un año en Madrid una obra como esta, cuyo inmenso trabajo sólo conocen bien los arabistas, y no todos. La imprenta de Sancha tenía oficiales que componían corrientemente en latín, pues él mismo editó varias obras en este idioma; pero tener igualmente cajistas que supiesen componer en arábigo y en tanto nú mero como revela la enormidad del texto, y en tan poco tiempo, hace suponer un grado de perfección en el arte tipográfico que aún ahora está muy lejos de alcanzar. Tres tomos en gran folio de a 600 páginas de letra menuda, a tres columnas, y gran parte de ellas impresa en latín y en árabe, en el término de un año, no sabemos que lo haya hecho hasta hoy ninguna otra imprenta española. VII En los años de 1788 y 1789 dió al público varias obras de menor volumen, como fueron: Obras de Garcilaso de la Vega, ilustradas con notas. En Madrid. Por Don Antonio de Sancha. M.DCC.LXXXVIII.-16.o; xxvIII-212 págs. y un retrato del que entonces se creía Garcilaso, dibujado por José Jimeno y grabado por F. Selma. Contiene una curiosa introducción del nuevo editor y el prólogo que otro anónimo (don Vicente de los Ríos) había puesto a la edición de 1765, en la Imprenta Real. El texto y las notas son de letra casi microscópica, pero muy clarita, y el papel, excelente, de hilo. Es una joyita bibliográfica, hoy ya muy rara. En cuanto al texto, como decía en su tiempo el Memorial literario (pág. 609), es impresión «de las más exactas, correctas y primorosas que se han hecho». Compendio de la historia geográfica natural y civil del reyno de Chile, escrita en italiano por el abate Don Juan Ignacio Molina. Primera parte, que abraza la historia geográfica y natural. Traducida en español por D. Domingo José de Arquellada Mendoza, Individuo de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla y Maestrante de Ronda. En Madrid. Por Don Antonio de Sancha. Año de M.DCC.LXXXVIII. Se hallará en su Libreria en la Aduana Vieja.-4.o; xx-418 págs., con un mapa, plegado, de Chile. -Tomo II. Compendio... etc. Parte segunda, traducida al español y aumentada con varias notas, por Don Nicolás de la Cruzy Bahamonde. En Madrid. En la Imprenta de Sancha. Año de M.DCC.XCV. 4.o; XVI-382 páginas, con un buen retrato del abate Molina, dibujado por Paret y grabado por Moreno; tres mapas, plegados, de Chile, Araúco y Costas chilenas y tres cuadros estadísticos plegados. Al final incluye una bibliografía chilena hasta fines del siglo xvi. La obra, en su parte material, es buena. El tomo II, como se ve, fué publicado cinco años después de la muerte de Sancha. El Antenor, por el abate Pedro Montengón. Madrid, 1788; 2 vols. en 8.o marq.-Curso de Quimica teórica y práctica. Madrid, 1788; en 8.o y 338 págs.-Método de la nueva nomenclatura quimica; 8.0-Compendio de la vida del falso profeta Mahoma, que escribió en francés M. de Pastoret. Traducido al castellano por D. J. D. T.; Madrid. Por Don Antonio de Sancha, 1788; 8.° marq. 190 págs.-Arcadia pictórica, de Parrasio Tebano, Madrid, 1789; 4.°, 323 págs.-Gramática de la lengua griega, por el M. Fr. Juan de Cuenca. Madrid, 1789 y 1790; 2 vols. en 4.o, de 583 y 479 págs.— Investigaciones filosóficas sobre la belleza ideal, considerada como objeto de todas las artes de imitación, por D. Esteban de Arteaga, Matritense. Madrid, 1789, 8.o; obra importante de estética, y otras varias. Haremos especial recuerdo de La Poética, o reglas de la Poesia en general y de sus principales especies, por D. Ignacio de Luzan Claramunt de Suelves y Gurrea; corregida y aumentada por su mismo autor. Madrid. En la Imprenta de don Antonio de Sancha. Año MDCCLXXXIX. Se hallará en su casa, en la Aduana vieja. 2 volúmenes en 8.o, de LX-406 y 356 págs. Esta hermosa reimpresión (la primera edición es de Zaragoza, 1737) fué una de las que con mas amor trabajó Sancha. Tanto, que habiendo comenzado a imprimirla y llevando ya tirados cuatro pliegos, supo que en poder de Llaguno se hallaban importantes adiciones y enmiendas hechas por el autor, en el acto suspendió la impresión de la obra y escribió a Llaguno, ausente, preguntándole sobre la certeza de lo que había sabido. Contestóle ser cierto el hecho de las adiciones, que la viuda de Luzán había entregado al difunto D. Agustín de Montiano y éste al propio Llaguno. Pero que las había devuelto a D. Juan Ignacio de Luzán, canónigo de Segovia e hijo del autor, quien se proponía hacer nueva edición de la obra paterna. Ofrecióse a mediar en el asunto con el nuevo poseedor de las adiciones, y si se allanaba a que Sancha hiciese la reimpresión, Llaguno mismo se encargaría de ordenarlas, pues estaban unas en las márgenes de un ejemplar impreso y otras en papeles sueltos. Pres tóse de buen grado el hijo de Luzán a lo que se le proponía y aun redactó unas extensas Memorias de la vida del autor, que envió a Sancha, quien empezó de nuevo su tarea con tales elementos y le dió cabo en pocos meses. Esta escrupulosidad, este interés en la mayor perfección de las obras que editaba colocan a D. Antonio de Sancha al nivel de los grandes editores de Lyon, Amberes y Venecia y de los mejores de todo tiempo. Y llegamos a la última de las grandes publicaciones emprendidas por Sancha, cuyo resultado, sin embargo, no fué tan feliz como otras, no por culpa suya, ciertamente, sino por la de las personas encargadas de componer la parte literaria. Publicábase con gran éxito en París, y con el título de Encyclopédie méthodique, una colección de diccionarios por materias, científicos y literarios, pero sujetos a un plan y forma comunes. Esta obra se propuso D. Antonio de Sancha introducir en España, traduciéndola, pero con muchas enmiendas y adiciones relativas a nuestro país y suprimiendo y reformando todo aquello contrario a nuestro genio, carácter y costumbre y dándole, en fin, un sello y aspecto españoles. Obtuvo algunas ventajas y licencias del gobierno, formó una abundante lista de suscriptores y en 1788 salió a luz el primer tomo con el título de Enciclopedia Metódica. Historia natural de los animales, traducida del francés al castellano por Don Gregorio Manuel Sanz y Chanas. Tomo I. En Madrid. Por Don Antonio de Sancha. Año de M.DCC.LXXXVIII. Folio, 429 páginas de texto sin las preliminares; texto de letra muy menuda y a dos columnas. En este tomo sólo se contienen los cuadrúpedos vivíparos y los cetáceos. En el mismo año salió el tomo segundo de esta serie. Enciclopedia metódica. Historia natural de las aves. Traducida del francés al castellano por D. Joseph Mallent... (como el anterior); 629 págs. Además comprende el diccionario de algunos cuadrúpedos omitidos en el tomo anterior, y el de los reptiles. No se publicaron más que estos dos volúmenes de Historia natural, que había de abarcar otros cuatro con los demás animales (moluscos, peces, articulados y zoófitos), y los diccionarios de Botánica y Mineralogía. Todavía en el mismo año (esfuerzo considerable) salió al público el tomo primero de Literatura y Gramática, que puso ya al descubierto el errado camino que llevaba la publicación, por la forma y contenido que los redactores le daban. Es hoy el más raro, aunque todos son muy difíciles de hallar. Su título es: Enciclopedia moderna. Diccionario de Gramática y Literatura. Traducido del francés al castellano; ilustrado y aumentado por el P. Luis Minguez de S. Fernando, del Orden de Escuelas Pias. Tomo primero. En Madrid. Por Don Antonio de Sancha. Año de M.DCC.LXXXVIII. Se hallará..., etc. Fol. vш-622 pág. Este enorme volumen sólo comprende la letra A; y aunque faltan un grandísimo número de artículos, que ya entonces se habrán echado menos, nos da una idea de las disparatadas proporciones que los traductores concedieron a esta obra. Solamente para la rama literaria de la enciclopedia serían necesarios doce o catorce volúmenes. Calculando por el tamaño de la etra, que es menudísima, no es posible que el P. Minguez pudiese escribir en veinticinco años lo material de su tarea. Hay gran desproporción entre los artículos. Así, vemos que dedica no menos de trece columnas al análisis de la comedia de Aristóf1nes titulada Los Acharnanios (1); diez y seis a Las Avispas, del mismo autor; otras trece al Anfitrión, de Plauto; quince a la Andrómaca, de Eurípides. En cambio, apenas hay nada de literatura española, y sus pocos artículos son muy breves. En la Gramática se observa la misma desproporción. Cincuenta y cinco columnas emplea en definir la palabra gramatical Articulo, y eso que cada columna tiene 64 renglones de a cuarenta letras, poco más o menos. No describiremos los demás tomos de esta Enciclopedia. Baste saber que dedicó dos al Arte militar, tres a Geografia, tres a Fábricas, con uno de láminas conteniendo 292 estampas muy bien delineadas. Todos éstos salieron ya póstumos, e imprimiéndose estaba cuando murió Sancha el titulado Artes académicas (sic). que comprende equitación, baile, esgrima y arte de nadar, y salió a luz en 1791. La mayor parte del tomo lo lleva la Equita (1) Todavía en el Apéndice le añade otras cinco columnas. ción (398 páginas de las 550 del total). Así pudo estamparse al principio esta « Advertencia del impresor», en que Gabriel, el hijo de Sancha, habla por su cuenta: «Ninguno, acaso, creería que las materias de que se trata en este tomo hubiesen sido de la mayor dificultad para los que las han vertido en nuestro idioma, a no hacerse cargo de lo poco que sobre ellas se ha trabajado en España y de la escasez de voces de nuestros diccionarios. Esto, no obstante, a costa de infinitos desvelos de los traductures y muchas diligencias que hemos practicado también para auxiliarlos con nuestras noticias en tan ardua empresa, nos lisonjeamos de que ningún artículo de los originales ha quedado por traducir, y que, lejos de eso, se presenta en el Diccionario de equitación una infinidad de voces aumentadas y distinguidas como nuevas en la obra con este signo (N), las cuales, juntas con las del original, forman un diccionario metódico, completo e instructivo de la equitación o del arte de montar a caballo, como realmente no le tiene nación alguna de Europa.»> Precisamente esta prolijidad era lo que hacía imposible la terminación de la obra. Dos millones de reales dice el nieto de Sancha que perdieron con esta publicación, y mas hubieran perdido si no aciertan a ponerle término. Sin embargo, D. Antonio de Sancha murió con la idea y la esperanza de que sus hijos lograrían mucho provecho con ella. Así lo revela su testamento, que otorgó el 30 de Agosto de 1790, antes de emprender un viaje al Mediodía de España, del cual no había de regresar. Lo extractaremos por ser documento de interés biografico. El encabezamiento reza: «Testamento de D. Antonio de Sancha, veci no, impresor y del comercio de libros de esta corte. »> «En el nombre de Dios Todopoderoso, amén. Sépase por esta escriptura de testamento como yo, Don Antonio de Sancha... viudo de D. Gertrudis Sanz, natural que soy de la villa de Torija, de este arzobispado de Toledo, hijo Igitimo de Fabián de Sancha y de María Viejo, su mujer, ya difuntos, vecinos y naturales que fueron, el primero de la propia villa de Torija y la Maria Viejo de la de Revolloso; hallándome, por la misericordia de Dios, en mi sano juicio y memoria y entendimiento na SEPTIEMBRE-DICIEMBRE 1923. tural, cual la divina misericordia ha sido servido darme, en sana salud, fuera de cama y creyendo, como creo», etc. A la protesta de fe católica siguen las dis, osiciones de entierro (hábito de San Francisco), misas y mandas piadosas. Ordena que de su caudal se separe lo que han adelantado los suscriptores de la Enciclopedia que estaban publicando y quede en poder de su hijo Gabriel de Sancha, casado con Doña Manuela Moreno, que vivían en su casa y compañía, «mediante que a éste sólo considero capaz de desempeñar con el honor e inteligencia correspondientes a esta empresa à que me hallo obligado con el público; y a efecto de que lo pueda cumplir con más facilidad, por vía de manda, mejora de tercio y remanente del quinto de todos mis bienes, o como más haya lugar en derecho, le mando toda la imprenta que tengo y me pertenece, desde la mayor cosa de ella a la menor, como es a saber, las prensas, cajas, letra, así nueva como vieja y la que está mandada fundir o en poder de los fundidores, y en todos los demás utensilios anejos y pertenencias a dicha imprenta. Y asimismo le mando todo. el papel que haya en blanco, sin imprimir, dentro y fuera de mi casa, en consideración a lo justo que es el recompensarle lo mucho que ha trabajado y trabaja en el adelantamiento de los intereses de mi casa, como en la impresión y corrección de la Enciclopedia; pues sin su mucho trabajo y conocimiento de esta mi obra hubiera sido imposible haber adelantado y desempeñado lo que se ha impreso de ella, y él solo será capaz de poder conseguir el total cumplimiento en esta empresa, por su notoria aplicación, conocimiento y cuidado, y el mismo que ha prestado en todas las obras que se han impreso e imprimen en mi casa, de mucho tiempo a esta parte.»> |