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Al margen de un libro olvidado

FLORA TRISTAN EN EL PERU

FLORA Y SUS PEREGRINACIONES

Lo más detallado que se puede sacar de la biografía de Flora Tristán (1807-1844) según sus confesiones en "Peregrinaciones de una Paria" es, primeramente, que fué hija de don Mariano de Tristán, casado en España durante la emigración con una francesa, Teresa Leisney, siendo el matrimonio clandestino aunque bendecido por el P. Roncellin, otro emigrado. Nacida en 1807, Flora a los cuatro años vió morir a su padre en París repentinamente sin haber legalizado su equívoco matrimonio. Se retiró su madre con ella y con su hermano menor a una provincia hasta que murió el hermano y volvieron a París. Tenía quince años y fué obligada a casarse con el grabador Andrés Chezal. Se separó de él en 1827 y vivió seis años terribles de abandono en que, a no ser por sus hijos,habría recurrido al suicidio. Al cabo de ellos, las persecusiones de Chezal la obligaron a entregarle al hijo, que ya tenía ocho años. Queriendo el marido obtener también a la hija, habiendo llegado sus conflictos a un crimen frustrado, huyó Flora de París a Angulema donde dejó a la señorita Bourzac, dueña de una pensión, la guar da de su preciosa carga. A fines de enero de 1833 fuese a Burdeos presentándose a don Mariano de Goyeneche, primo hermano de los Tristán, decidida a partir para el Perú, a ingresar de nuevo a la sociedad. Con su tío Pío Tristán, habíase puesto en relación desde 1829 y durante los últimos cinco años había recibido de él una pensión. Se embarcó el 7 de abril de 1833 en el "Mejicano" comandado por el capitán Chabrier que había llevado la primera carta a don Pío y que fué el gran amor de su vida.

Llegó a Islay a los cinco meses. Recibida en la casa de su familia, le fué negada, sin embargo, su condición de hija legítima, quedando por consiguiente excluída de toda herencia. No tenía documentos auténticos del matrimonio de sus padres, no tenía dinero, era inmensa la influencia que ejercía don Pío, se exponía a perder su protección tan necesaria para sus hijos, vinieron a poco los trastornos políticos y Valdivia a quien ya había hablado se dedicó a ser el abogado consultor de Nieto en su revolución, su salud por último hallábase quebrantada por el clima y las emociones: se resignó. Permaneció hasta fines de Abril de 1834 en Arequipa, hospedándose siempre en la casa familiar, y partió para Lima, con el objeto de librarse de la tentación de ceder a la ambición que encontró en el coronel Escudero el mejor aliado para imitar la carrera de la Mariscala. El 15 de Julio zarpó del Callao, rumbo a Liverpool.

De su estadía en Inglaterra ha dejado un libro-"Paseos en Londres"-que es una crítica a esa sociedad. En un artículo entusiasta, Francisco García Calderón ha relatado el resto de su vida. Consagróse a la prédica socialista, "como

fué esposa y amante, con la misma pasión agresiva, inviolable". Escribió artículos en periódicos avanzados: un folleto sobre la unión obrera (1843) donde defiende el derecho al trabajo, la organización de él, la asociación sindical, el trabajo y la dignidad de la mujer: una novela -"Menfis"-que es una protesta contra la injusticia social. Actuó en mítines, provocó huelgas y tumultos, recorrió provincias en prédica de rebeldía, preparando así la revolución del 48. Muerta en 1844, su entierro fué "popular y solemne".

Corresponde al señor Szilard de Havas el privilegio de haber hecho la primera traducción -aún inédita por desgracia-de "Peregrinaciones de una Paria", la relación que Flora Tristán hace de su viaje al Perú en 1833. Libro único que no se ha librado tampoco de la suerte común a personas y cosas de nuestra primera época republicana, condenadas a ser citadas por referencias indirectas.

No lo consignan Riva-Agüero ni Ventura García Calderón, en sus estudios tan conocidos y tan justamente apreciados. Sin embargo, aunque escrito en otro idioma y para otras gentes, y aunque la autora formara parte después entre los más avanzados agitadores franceses y un monumento erigido por suscrición popular recuerda en el cementerio de Chartreaux sus infortunios y sus prédicas, pertenece también a nuestra literatura aunque fuera tan solo porque en muy pocas páginas revive, como en éstas, lo que había de turbulento y de monótono en esa nuestra vida medioeval.

en la

Co

Llegamos así a Arequipa tras del viaje penoso a través del desierto y presenciamos en sus calles, urgida por un terremoto, una procesión, con sus bailarines enmascarados y el anda cargada por negros; nos detenemos ante un "misterio" en la Iglesia de la Merced coreado por el "Viva Jesucristo" de la multitud; atisbamos la vida de los conventos, severa y penosa en Santa Rosa, donde el nacimiento, la raza y la fortuna influyen más aún que en la vida social, descansada y alegre en Santa Catalina, con sus celdas que parecen "boudoirs" y con sus conciertos periódicos. Y a los pocos minutos entramos tertulia de doña Manuela Tristán en Lima, nocemos a Orbegoso, a Salaverry, a Luna Pizarro "muy inferior a su fama" y muy inferior a Valdivia, y oímos murmurar de la señora Riglos que tiene una tertulia análoga y que es escritora inédita, elegante llamativa, desdeñosa de su país. Vemos cómo se pueblan las alturas de Arequipa con los soldados de San Román, auxiliados por los gritos de sus rabonas y cómo el pueblo se prepara a combatirlos, ébrio de chicha y de orgullo, mientras mujeres, niños y viejos se refugian con muebles y alhajas en los conventos y en las iglesias. Nos llevan las diligencias estrechas, desvanecida la monotonía de sus viajes por la constante inminencia de un ataque

pesos

para

de los montoneros, a recorrer el camino del Callao a Lima y de Lima a Chorrillos, perennes campo, éste, de combates con miles de por armas y magnates por combatientes. Nos mezclamos en la vida nunca tranquila de los portales, llenos de tapadas y pregoneros, en la romería anual a Amancaes, en los tumultos de las sesiones parlamentarias, llena la galería por bella concurrencia femenina. Reconocemos la astucia de zorro de San Román, hábil planear operaciones estratégicas pero exento de valor personal, que entabla negociaciones hasta que queda su tropa lista para combatir, que se finge herido en una pierna para explicar su huída en plena batalla pero cuando se trata de una visitante bella, se olvida de su herida para acompañarla. Este cura abogado y panfletario Valdivia, encoroso y tétrico, alma del levantamiento arequipeño, árbitro de la voluntad de Nieto, causa de la locura del obispo, es el mismo deán que en sus memorias-"Revoluciones de Arequipa"-nos divierte y nos enfada, senil e ingenuo. Pasa, rauda, la Mariscala, doña Pancha la dominadora del Perú durante cuatro años, la clave de cuyo poder inmenso estaba en su mirada; caída por no comprender-decía su último partidario Escudero que para conservar las amistades es necesario requerirlss poco, que en el poder no se puede favorecer demasiado a unos; caída también por haberle irritado cada resistencia sin procurar desviarla, en orgullo susceptible que fué uno de los pocos consejeros que no la abandonó en el infortunio.

SU ACTITUD ANTE LO PERUANO

su

Mas no se crea que emana poesía la evocación de Flora Tristán. Cuando emprendió el viaje de retorno a Europa, con un fondo de trágica decisión sobre su alucinante inquietud marinera, debió partir del Perú sin añoranzas. Cuando algunos soñadores quieran embellecer aquella época, este libro servirá para la necesaria tarea de desilusionar. El lado peor de nuestras grises revoluciones está pintado allí con crudeza no igualada. Allí se muestra el afán incontenible del lucro personal, disfrazado por retóricas declamaciones; la incapacidad para la disciplina previa; la desolada paralización de la vida urbana; la confusión en los combates; el terror de pueblo mientras se libran y su servilismo cuando se han decidido; las recíprocas sorpresas que se dán los contendores, siempre desprevenidos, en que a veces los de la misma bandería luchan entre sí. Frecuentemente localiza amargas observaciones en la sociedad peruana. Admira la incomparable prodigalidad de belleza esparcida en el país y sobre todo en Arequipa cuyos paisajes le parecen lo más bello que pueda existir en la naturaleza. Admira, así mismo, a las mujeres, sobre todo a las limeñas. "Reinas de la tierra", llámalas con entusiasmo de galán y las coloca en lugar superior al de las inglesas, francesas y españolas. Como Paul Groussac podría haber dicho que si Liverpool es la ciudad-marino Génova la ciudad-mercader, París la ciudadartista, Lima es por su alma y por su historia "femenina y felina, infantil y cruel, la ciudadmujer. Prodiga rencor, en cambio, a la sociedad peruana, Lo que más se aprecia en ella es la fal

edad. La "pose" que en ella se acostumbra es medida e hipócrita. Atribuye a los peruanos, en general, desprecio para los que caen, idolatría para los que imperan, presunéión, cobardía, mezquindad, localizándolas, más aún, en las clases altas.

Y no era ciertamente propenso a la comprensión el estado de ánimo de la autora. Había sido inútil su largo viaje. Sentía a la vez que despecho, esa conciencia del ridículo que había en su posición equívoca y la amargura de quien se vé pospuesto a pesar de irresistibles tendencias atávicas. Había sido, además, brusco su viaje; se sentía por sus gustos y sus costumbres, europea, y pensaba como escribía, en francés. Es así como adopta ante lo peruano esa actitud intolerante que a extranjeros y a descastados es común hasta hoy. No es ira que, al fin y al cabo, es sentimiento hondo e íntimo. Es la curiosidad llena de escarnio de quien considera desde lo alto de su superioridad mental, como cosas pintorescas y despreciables, a los sucesos que a su alrededor se eslabonan. Como en España las majas, los toreros y los bandidos, en el Perú los coroneles y las revoluciones seducen estos espíritus. La sociedad toda, íntimamente colonial aún, tenía que excitar además a esta mujer libre.

a

Ve, por eso, solo lo exterior, lo inmediatamente sugestivo. Presenta como totalmente diferentes de les de Europa, las luchas políticas de aquí; pero sí resultamos herederos de las condiciones injustas de la sociedad. Su materialismo pesimista sentencia implacable a todos los bandos por igual como si una prohibición inviolable alejara de ellos las pasiones generosas. No se detiene en ese fondo mesiánico que justifica al caudillaje, en los latentes anhelos de libertad y de progreso que dan a algunas causas las fuerzas redentoras del fervor. Y es así como pudo estar en Arequipa largos meses sin que su espíritu vivísimo de observación ahondara en absoluto en la sicología única de este pueblo, patria del yaraví y de la chicha, cuyos campos merecen la égloga, pero cuya historia parece fábula, metrópoli revolucionaria de nuestra republica indohispana.

SU OBJETO DIDACTICO

Y no podría reclamarse aquí ese derecho a la exageración que Eugenio D'Ors reconoce al "Viaje a España" de Gautier, en consideración a tan peculiar temperamento de artista y a su puro deseo de amenidad. Carecen estas páginas de la sugestión suprema de las frases armoniosas su facilidad no proviene del moroso cuidado del prosador. Exhalan cierto odio a la sociedad: su objeto es didáctico.

La mayor parte de los muchos libros de viaje referentes al Perú, se limitan a un valor personal de reminiscencia curiosa. El marino francés Max Radiguet, secretario del almirante Dupetit Thuars describe, así, a Lima de 1844 con la agilidad de un artista. Los alemanes Poeppig después de la caída de Bolívar, y Middendorf después de la guerra del Pacífico, como el americano Squier en los años que precedieron a ese desastre, alternan sus esotéricas investigaciones de ciencia pura con la problemática gracia aliviadora de descripciones de "folk-lore". Y así

otros. Literatura que, en cuanto al Perú se refiere, adolece de la pequeñez literaria de los autores, Literatura costumbrista però exenta de la intención, de la agudeza del género en que culminó "Figaro". Literatura puramente exterior, sin resonancias íntimas, sin ese lirismo que presta toda su excelsitud a la palabra. Descanso de sabios que vinieron a cumplir la obsesionante preocupación de un deber; superficial y amable esbozo de transeuntes incidentales,los recuerdos allí fueron casi siempre espectáculo, incitando la más elemental forma del interés que es la curiosidad. Flora Tristán hace con los suyos, además, querella y trae dolor. Y sin embargo conoció más de cerca al país; por ella podemos saber mucho de esa parte íntima de la vida pública que es indispensable para una investigación honrada y que no revelan los periódicos ni los folletos.

Relata Flora sus dolores de mujer aislada, de csposa solitaria, de heredera despojada, de víctima, en fin, de una sociedad que no perdona el delito de apartarse de sus dogmas. No la detiene ese temor tan común de hacerse enemigos; quiere superar como en su vida, en su obra la dulce misión de su sexo, la de agradar. Del rencor contra sus parientes,-las primeras familias del Perú, manifestado en la agria revelación de intimidades, que es como una lección a quienes todavía tienen el culto por el mero brillɔ de los blasones, hace generalización. Y el relato de sus tratos con ellos, la pintura de sus caracteres y de las costumbres como de los hombres del país, resultan accesorios ante su propósito de hacer un largo alegato contra la inhumanidad de todas las esclavitudes desde aquella que ya se trata de abolir, originada por la avaricia de los ricos, hasta la ya abelida que sufre la raza negra, sin olvidar la silenciosa y dura que ha soportado, ignorante en todas partes y en todo tiempo la mujer. Siembra por eso la relación de sus peregrinaciones con ejemplos de fáciles moralejas: El desembolso a favor de la revolución que se ve obligado a hacer su tío del dinero que ella reclamó inútilmente. La locura del Obispo al ser deLunciada su avaricia. La aventura de Dominga Gutiérrez, la monja que logró escaparse del convento porque "no podía cantar los aires de estas montañas, bailar, ponerse como sus hermanas pequeños zapates rosas, un ligero "echarpe" blanco con algunas flores del campo en el cabello. pero que, fuera del convento, fué más infeliz aún, rechazada por todos. El encuentro con el capitán del "Challenger" obligado por las convenciones sociales a vivir su juventud desterrado de su hogar. El caso de la señora Delooz de Riva-Agüero.

ELLA

La figura de la autora aparece bajo los más favorables auspicios. Pondera su propia independencia de carácter, su belleza, su elegancia y el efecto que solían producir. Arriesga críticas personales sobre las disposiciones militares. Con San Román diserta sobre el proteccionismo y el lit re cambio con el vacuo dogmatismo de un diputado. Con el señor Lavalle, hacendado de Lima, se enreda en una prolija discusión sobre la esclavitud y sobre el azúcar de caña y el de remolacha. Aunque constantemente la vivacidad de su tono es la de la conversación, y de la

conversación tiene esa habilidad para las anécdotas y esa ligereza para las generalizaciones, esboza puntos de vista sociológicos. No es este un libro de doctrina y quien fuera a buscar en él la ideología precisa de esta precursora del bolcheviquismo, se vería defraudado. Pero algo más ambicioso deduce a veces.

Explica el fracaso de la libertad en la América del Sur y su éxito en América del Norte, por la desproporcionada repartición de la riqueza en la primera; se extraña de que los ricos no abandonaran Sud-América junto con los españoles y cree en un ruinoso monopolio inglés sobre nuestros mercados a consecuencia de haber instigado este país la revolución. Pero cree en el pro greso; profetiza que el porvenir es para América. Encuentra en la industria agrícola la panacea para los males del Perú. Le obsesiona la idea de que se difundan escuelas. "Cuando los productos de la imprenta penetren en los ranchos de los indios, encontraréis en el pueblo jueces cuya censura temeréis, cuyo sufragio buscaréis,y adquiriréis las virtudes que ahora os faltan", dice a los peruanos. Escuelas deben volverse los conventos. Absoluta es su confianza en los resultados de la instrucción no sólo para el progreso material del país, sino también para el fomento del espíritu artístico al que en otro lugar hace depender de la tranquilidad política, y de terminar la moralidad de las clases altas.

Ha llegado a creer en Dios por evolución mental. Su filosofía es un endeble fatalismo: El sufrimiento y la dicha son inseparable consecuencia recíproca, y son causa del progreso de los seres que a su vez son instrumentos de la voluntad divina con una misión que cumplir. Si nos alejamos de esa misión, entramos a un verdadero infierno de contrastes. El secreto de nuestra ruta se conoce con un estudio cuidadoso de nuestras aptitudes y de nuestras necesidades que el dolor nos indica.

"Dios, franqueza, libertad" es su lema. Es así como logra incluir observaciones sicológicas sobre sus parientes, emancipada también como se ha dicho de ese instinto que nos lleva a perdonar en los nuestros lo que en otros censuramos: Don Pío Tristán, el último Virrey del Perú, cortesano de exquisita educación "hasta en la manera de fumar su cigarro", de simpáticos modales-"es una sirena"-cuya flema claudica cuando se trata de dar dinero y que no quie-re asumir ningún puesto público hasta que "todo esté tranquilo". El barón de Althaus que ha sido oficial en las guerras del imperio y que ha estado en Waterloo, cree en la eficacia pedagógica del ajedrez, desdeña a los peruanos pero critica a todo trance al superior gerárquico. La procesión dantesca de los ricos de Arequipa, llorosos no por la suerte de la ciudad sino por los cupos revolucionarios. Doña Joaquina de Flores la hábil esposa de don Pío y su hermana Manuela "engreída, refinada y perfumada", poseedora de un sutil e instintivo don de la elegancia. La monja que deliraba por la música de Rosini....

Nos describe los sucesivos estades de su ánimo. Su esperanza al dirigirse a Arequipa como a un refugio para su vida erroneamente unida a un hombre despreciable. Su desesperación que coincide dramáticamente con el tumulto revolucionario, al convencerse de que no tendrá la

herencia de sú padre y de que el verdadero refugio, está en el amor,vedado para ella, por lo que rechaza al capitán Chabrier no queriendo unirlo a su triste destino y por lo que espera a la muerte como una salvación. Su deseo de ahogar su crisis espiritual engolfándose en la lucha política para lo que sueña tener primero como aliado al hosco cura Valdivia y lo encuentra, tras de revista sádica, en el coronel Escudero. Su temor a la depravación moral que hay en dominar que la llevan a Lima donde vive una vida exterior y sensual que concluye por hastiarla y hacerla embarcar de nuevo. Sin embargo, su tono constantemente no es el de la confesión, no en trega el alma con lírica prodigalidad. Reveladores son los vacíos que pone en su biografía. "Vivir es querer" dice alguna vez tras de haberse clasificado entre los seres de naturaleza amante, y poco nos dice de su vida sentimental.

Tiene el romántico prurito de creerse una favorita del dolor. Junto a tantas declamaciones con que tanto burócrata creyéndose réprobo. con que tanto siervo de caudillos creyéndose 'solitario llenaría después nuestra era romántica. significa un sincero sentimiento trágico de la vida. Una prematura mensajera del romanticismo, fué en verdad para nosotros. Sus citas se limitan a Walter Scott, a Víctor Hugo, a Jorge Sand y a Saint-Pierre en su comparación del dolor con el monte Himalaya. Del romanticismo tuvo el individualismo que mira como una decepción al propio destino, que se sustrae a las reglas de la vida vulgar y viola la medida y la convención; y tuvo el humanitarismo que hace del porvenir una redención y que desciende hasta los oprimidos.

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Quiso ella iniciar con este libro, un género nuevo de memorias audaces, verídicas. En realidad, es una mezcla de diario íntimo, de novela de aventuras,de cuadros de costumbres, de diario de viajes, de panfleto viril. Diario íntimo que recoge también pintorescas inquietudes ajenas; novela vivida; apuntes de viajera con rigideces de profesora: panfleto que suele degenerar en femenina chismografía. Allí se analiza y se describe, se narra y se demuestra. De valor anecdótico y documental, este libro no puede ser guía estrictamente histórico. Por su génesis, es precedente inobjetable de una reciente literatura escandalosa que trafica con problemas internacionales y que apabulla a menguados prestigios literarios. Pero aquí no eran éxitos de librería el objetivo perseguido. Hácia una posteridad, posiblemente más justiciera, orienta su protesta. Mujeres que tras del efímero y supremo poder de su belleza han dejado imperecedero el de su nombre como un aroma sensual; mujeres cuya gracia, cuyo aticismo es fuente inextinguible de seducción; mujeres que prefirieron la conquista del poder, han podido existir muchas. Pero no esta clase de mujer con mezcla de aventurero, de rebelde y de mártir, con el heroísmo de la ignorada batalla diaria.

Con la dolorosa gloria del precursor, ella trajo hasta nosotros, por primera vez, esa rebeldía proletaria que hoy inquieta a todos los que quieren llamarse hombres de su época. Han pasado ochenta años y tiene así valor actual aún en el país que escarneció, donde también va aumentando el número de los que convierten en descontento el supremo dolor que hay en ser pobre. JORGE BASADRE.

TOPICOS EN LAS REVISTAS

LAS NUEVAS CONSTITUCIONES DE EUROPA

La nouvelle Constitution de l'Empire Allemand, traduction littérale par M. Paul Errera. REV. DROIT PUBLIC. 1920, p. 138-170. -Traducción española en REV. ARGENTINA DE CIENCIAS POLÍTICAS, Buenos Aires, 1920, Núms. 118-119. p. 255-286.

La nueva Constitución en Alemania, por Manuel Vicente Villarán. -STUDIUM. Lima, 1919-1920, t. I. p. 21-30.

Le principe démocratique dans la Constitution allemande du 11 aout 1919. par M. René Brunet. REV. DROIT PUBLIC, 1920, p. 444485.

La educación en la Constitución Alemana de 11 de Agosto de 1919. por Eduardo J. Bullrich. HUMANIDADES, La Plata, 1921, p. 386-405.

Le President de l'Empire Allemand d'aprés la Constitution du 11 aout 1919, por M. E.

Chavegring.-BULL. SOCIETE DE LEGISLATION COMPAREE, 1923. Núm. 1-3, p. 67-88.

La Constitution prussienne, par M. Robert Redslob. REV. DROIT PUBLIC, 1921, p. 177196. (Comentario y texto de la constitución del 30 de Noviembre de 1920).

La Constitution féderale autrichienne du Ire. Octobre 1920. REV. DROIT PULIC, 1921, p. 261-320.

La Constitution belge revisée.-REV. DROIT PUBLIC. 1921, p. 553-568.

La clause de revision dans la Constitution en Belgque, par M. Paul Errera- REV. DROIT PUBLIC, 1922, p. 325-346.

La Constitucion Polonaise, par M. Peretiatkowicz.--REV. DROIT PUBLIC. 1922, p. 607

631

La Constitución política de Tcheco-Eslovaquia, por José María Gil-Robles y Quiñones. REV. DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES, Madrid, Núm. 15, 1921: Núm. 17, 1922. Constitución del Reino de los Servios, Croatas y Eslovenos, de 28 de Junio de 1921. Texto

mira.

REFORMA PENAL

La reforma social del Código penal (Español),

por Quintiliano Saldaña.-Rev. LegislaCION

Y JURISPRUDENCIA, Madrid, Dic. 1920; En.,

Jun. 1921.

El futuro Código penal (Español), por Quin-
tiliano Saldaña. (Cuadro de la reforma penal
en el siglo XX, enumeración por países, p.
298-299).-Proyecto de ley de bases para la
reforma del Código Penal Español, por el
mismo autor.-ID. Oct., 1921.

El nuevo proyecto de ley alemán sobre Tri-

bunales juveniles, por E. Cuello Calón.—ID.,

Enero, 1921.

Proyecto de Código Penal alemán de 1919,

por Eugenio Cuello Calón,-ID. Mayo, Oct.

1922.

La reforma de la legislación penal en Aus-
tria, por E. Cuello Calón.-ID., Agto. 1922.
El Derecho penal en la Rusia actual, por
Eugenio Cuello Calón.-ID. Jul. 1922.

A propósito del nuevo Código penal suizo,
por Gómez de Baquero.-BOL. COLEGIO de
ABOGADOS, Madrid, 1919. Núm. 21.

DE

La réforme de la justice pénale en Italie,
Enrico Ferri.-REVUE INTERNATIONAL
SOCIOLOGIE, 1920, p. 449-472.

Proyecto de Código penal italiano. por Fran-

cisco Pérez Borja.-REV. SOCIEDAD "JURÍ-

DICO LITERARIA". Quito, Jul-Dic. 1922, p.

126-142.

La codificación penal argentina. El proyec-
to de 1906 ante las nuevas tendencias del de-
recho penal en formación, por Juan P. Ramos
REV DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES,
1917, t. XXXV, p. 11-76.

El nuevo Código penal Argentino, por Luis

Jimenez de Asúa.-BOL. COLEGIO DE ABOGA-

DOS. Madrid, 1922. Núm. 38.

Proyecto del código de procedimientos en

materia penal para la provincia de Córdo-

va AN. DE LA FAC. de DERECHO Y CIENCIAS

SOCIALES. Córdoba, 1918, t. 5, p. 61-364.

(Se han agregado al fin algunos libros sobre
estas materias).

La intervención de D. Juan de Solórzano
en la Recopilación de Indias, por Rafael Alta-

[ocr errors]

REV. DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIA-
LES, Madrid, 1920 Núm. 9, p. 50-59.

Juan de Solórzano y Pereyra, por Manuel

Pinto. HUMANIDADES, La Plata, 1921, I.

p. 381-385.

Sobre legislación de Indígenas, por Ramón

Correa. REV. JURÍDICA,Bogotá, 1922, Nú ms.

146-147, p. 581-602.

Del trato que tuvieron los indios por el libro
VI de las Leyes de Indias, por Germán Lato-
rre.- -BOL. DEL Centro de ESTUDIOS AMERI-

CANISTAS, Sevilla, 1922. Núms. 52, 53, 56 y 57.

De cómo velaban por la moralidad en las

colonias las Leyes de Indias, por Germán La-

torre. ID., Sevilla, 1922, Núms. 58 y 59,p.1-7.

Notas para el estudio del derecho indiano,
por Ricardo Levene.-AN. DE LA FAC. de De-
RECHO, Buenos Aires, 1918, t. XIX, p. 297-
378.

El derecho consuetudinario y la doctrina de
los juristas en la formación del derecho India-

no, por Ricardo Levene.- REV. DE LA UNI-

VERSIDAD DE CÓRDOBA, Nov. y Dic., 1919, 103

-111.

La legislación de Indias del siglo XVIII, por

Ricardo Levene.-THEMIS, Buenos Aires,

1919, No. 73, p. 7-24.

Los gremios durante la época colonial. Al-
gunos aspectos de la vida en la colonia obrera,
por Ricardo Levene.-An. de LA FAC. DE
DERECHO, Buenos Aires, 1916, t.II, p. 137-151.
Apuntamientos sobre la encomienda, por
Daniel Granada. -BOLETIN DE LA REAL ACA-
DEMIA ESPAÑola, 1921, p. 727-740.

¿Una encomienda de indios constituída me-
diante contrato?, por José Ma. Ots Capdequi.
HUMANIDADES, La Plata, 1922. tomo IV,

p. 67-76.

La Inquisición en América, por Enrique

Ruiz Guiñazú.- HUMANIDADES, La Plata,

1921, tomo II, p. 183-205.

El derecho indiano en el momento de la re-
volución de Mayo. Factores de renovación..
por Roberto Ahumada.-Rev. DE LA UNIVER-
SIDAD DE CÓRDOBA, marzo, abril, mayo, 1923
P. 77-105

La Iglesia en la sociedad colonial. por Jose-

fina J. Coda.-REV. DE FILOSOFÍA, Buenos Ai-

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Formalidades forences en la época colonial.

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ESTADO CON LA IGLESIA EN LA ANTIGUA AME-

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