Ya las mejillas de encarnado vivo Fijos en tierra los turbados ojos ¡Ay de la hermosa libertad perdida! ¡Ay del sosiego de perdida infancia! ¡Ay del tranquilo corazon tan libre, Ya aprisionado! Ansias, cuidados, agitadas horas, Largos afanes tras ventura escasa Por solo y triste galardon espera Virgen amante. LA VOZ DE UNA HIJA. Imágen pura, deliciosa y tierna ; Imágen bella de la dulce madre, Que un Dios me diera, de mi bien celoso: Nunca del alma tu inefable hechizo Viera lejano. Siempre el amante corazon te abriga ; Siempre bendice tu apacible encanto, ¡Oh! ¡ cuánto el cielo sus preciosos dones, Mi cara madre, y su bondad revela! Su inmensa gloria en tu sagrada imágen Luce divina. Que es una madre la perfecta hechura Con que el Eterno coronó sus obras ; Solemne ofrenda á la natura haciendo, Digno presente. Que es una madre de la tierra amparo, ¡Ay del que huyera el maternal regazo! ¡Ay del que ingrato su amoroso abrigo Desdeña injusto, y la horfandad anhela! ¡ Ser infelice! Suerte funesta su vivir preside; Su prez esquiva el indignado cielo ; Nunca á sus ojos la benigna aurora. Plácida brilla. Mas yo dichosa, que á tu lado miro Beber el tiempo mis tranquilas horas, Si lloro, madre, si mi vida empaña Nube sombria, Deja en tu seno protector, amigo, Deja que ardiente la mejilla esconda, Que hundir mis penas y enjugar mi llanto PRIMAVERA ANTICIPADA. Oigo voces en torno alborozadas No es alegre ya el sol, no muestra el cielo |