EL GIRASOL. ¡Noche apacible! en la mitad del cielo Brilla tu clara luna suspendida. ¡Cómo lucen al par tus mil estrellas! ¡Qué suavidad en tu ondulante brisa! Todo es calma: ni el viento ni las voces De las nocturnas aves se deslizan, Y del huerto las flores y las plantas Entre tus frescas sombras se reaniman. Solo el vago rumor que al arrastrarse Sobre las secas hojas y la brizna Levantan los insectos, interrumpe ¡O noche! aquí tu soledad tranquila. Tú que á mi lado silencioso velas, Mustio inclinando sobre el largo cuello Entre tus greñas la cabeza oscura, Del alba aguardas el primer destello, Insensible á la noche y su frescura. Y alzas alegre el rostro desmayado, Cubre su luz los montes y llanuras; La tierra en torno que te cerca inflama; 71 Mírasle fija; y de su rayo apuras ¡Ay triste flor! que su reflejo abrasa Voraz, y estingue tu preciosa vida.Mas ya tu amante al occidente pasa, Y allí tornas la faz descolorida. Que alas te dan para volar parece Tus palpitantes hojas desplegadas, Y hasta el divino sol que desparece Transportarte del tallo arrebatadas. Tú le viste esconderse lentamente, Y la tierra de sombras inundarse.Una vez y otra vez brilló en oriente, Y una vez y otra vez volvió á ocultarse. Al peso de las horas agobiada, Por las ardientes siestas consumida, Presto sin vida, seca y deshojada Caerás deshecha, en polvo convertida. |