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Á LAS NUBES.

¡Cuán bellas sois, las que sin fin vagando En la espaciosa altura,

Inmensas nubes, pabellon formando
Al aire suspendido,

Inundais de tristura

Y de placer á un tiempo mi sentido!

¡Cuán bellas sois, bajo el azul brillante

Las zonas recorriendo,

Ya desmayando leves un instante

Entre la luz perdidas,

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Ya el sol oscureciendo

Y con su llama ardiente enrojecidas!

Y ya brillais como la blanca espuma
En las olas del viento,

Y ya fugaces como leve pluma,
Y de sombras ceñidas,

Cruzais el firmamento,

Las pardas frentes de vapor henchidas.

¡Cuán dulce brilla en su mortal desmayo

Rompido en vuestro seno

Del sol ardiente el amarillo rayo!

¡Y cuán dulce y templado

El resplandor sereno

Del astro de la noche sosegado!

Y¡ cuánto, oh nubes, vuestro errante giro

Place á mi fantasía!

Triste y callada y

solitaria os miro

Flotar allá en el viento,

Y por celeste via

Melancólico vaga el pensamiento.

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Y yo os adoro si con tibio anhelo Adormís las centellas

Del vivo sol en el tendido cielo;

Si en delicioso manto

Velais de las estrellas

Y la pálida luna el triste encanto,

¡Oh! yo os adoro, del espacio inmenso Deidades vagarosas!

No cuando hirvientes desde el seno denso

En ronco torbellino

Arrojais espantosas

Vívidas llamas del furor divino.

¡Ay! que medrosa entonces se ahuyentara

La inspiracion sublime:

Ni medrosa la citara ensalzara

Del cielo la belleza,

Cuando mi sien oprime

Nubloso manto de mortal tristeza.

Muda contemplo de pavor cercada La turba misteriosa

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Que en pos del huracan revuela osada.

Así errante la vida

Se arrastra lastimosa

A la senda fatal dó el mal se anida.—

Allá en la inmensidad os mueven guerra Furiosos aquilones:

Así de desventuras en la tierra

Nos cerca turba insana;

Así de las pasiones

Es juguete infeliz la vida humana.

Ella varia tambien la faz ostenta,

Y brilla y se oscurece,

Y cual vosotras rápida se ahuyenta;
Y es nube que exhalado

El aire desvanece

En la corriente de la triste nada.

Mas ¡ay! vosotras revagad en tanto
Que la cítara mia

Os pueda consagrar su débil canto.
Del sol al rayo bello

Tended el alá umbría

Y apacible volvedme su destello

Y dadme inspiracion ; yo mis cantares Daré à vuestra hermosura.

Las que sorbeis el agua de los marès, ¡Vagad tranquilamente

Con nevada blancura

En la encendida cumbre del oriente!

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