La Sigea: Novela original ...

Voorkant
A. Santa Coloma, 1854

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Pagina 29 - Pues, ¿qué podrá decirse de quien de versos llenos de aspereza, no quiere arrepentirse, y para tal dureza anda sacando fuerzas de flaqueza? Señor, unos dejaron fama en el mundo por lo que escribieron, y de otros se burlaron, que en obras que hicieron ajeno parecer nunca admitieron.
Pagina 28 - Y cuanto habéis cantado es para echar las aves de su nido, y el fiero Marte airado mirándoos se ha reído de veros tras Apolo andar perdido. ¡Ay de los capitanes, en las sublimes ruedas colocados, aunque sean alemanes, si para ser loados HERNANDO DE ACUÑA fueren a vuestra musa encomendados!
Pagina 29 - Señor, de aquella, cuya beldad de vos fuere cantada! que vos daréis con ella, do verse sepultada tuviese por mejor que ser loada; que vuestra musa sola basta a secar del campo la verdura, y al lirio y la viola do hay tanta hermosura estragar la color y la frescura. Triste de aquel cautivo que a escucharos, señor, es condenado, que está muriendo vivo de versos enfadado ya decir que son buenos es forzado.
Pagina 28 - De vuestra torpe lira ofende tanto el son, que en un momento mueve al discreto a ira ya descontentamiento y vos sólo, Señor, quedáis contento.
Pagina 162 - María y que no sientan hacia ella el entrañable amor que mantiene puras á las doncellas , que hace castas á la esposas y tiernísimas á las madres. Si hay para la muger una amistad verdadera que pueda consolarla de las innatas pesadumbres de su condición , si hay una protección segura que la libre de las malas pasiones, esa es la amistad y 463 la protección de la Virgen María.
Pagina 114 - Só sua doce musa o acompanha Nos soidosos versos que escrevia, E nos lamentos com que o campo [banha. Destarte me figura a fantasia A vida com que morro, desterrado Do bem que em outro tempo [possuía. Aqui contemplo o gosto já passado, Que nunca passará por a memória De quem o traz na mente debuxado. Aqui vejo a caduca e debil glória Desenganar meu erro coa mudança Que faz a frágil vida transitória.
Pagina 99 - Inquisidores, teméis la verdad como á la luz. Cuervos pestilentes que os nutrís de carne humana, vosotros sois los que halláis hechizos hasta en las cosas mas sencillas de la vida.
Pagina 116 - Ese abismo de perdición que han abierto algunos hombres egoístas y perversos para hundir las reputaciones de las damas que se adelantan á conquistar la gloria es preciso cegarlo con la tierra de sus mismos cuerpos , y el de Juan Meurcio es el primero que rueda hasta la profundidad llevándose consigo la ignominia de sus libros apócrifos. CAPITULO X. Juan Mcnrcio.
Pagina 168 - El amor, además, nivela los caracteres e iguala los derechos de ambos sexos, y el hombre no se conforma con ese nivel ni está satisfecho más que con el dominio de la autoridad. Ignoro si en los siglos venideros llegarán las mujeres a conquistar el espíritu del hombre hasta identificarle con el suyo, pero en el siglo presente no es un compañero, Doña María, es un dueño lo que...
Pagina 183 - ¿por qué no los das por libres y absuelves? Tú (¡oh - santísimo tribunal!) y tus jueces como inquisidores buscan los enemigos de Dios; y como jueces los castigan como reos; siendo mas admirable y sin duda especialísima providencia divina, que tan escondidos y acautelados los halles, que el que una vez hallados, con tanta misericordia y vigor los cast:gues.

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