de Carlos V, publicó la Via Spiritus, agora nuevamente abreviado, Toledo, 1553. Cien Empresas morales, Praga, 1581; Bruselas, 1680, aumentada la segunda parte. Tratado de las cosas de la Samaritana. -BALTASAR MANUEL BOU publicó De Sphera Mundi. Accesserunt duodecim tabulae coelestium domiciliorum et earum praeceptio ad elationem atque altitudinem poli Valentiae, 1553.-Tractado llamado Cruz de Christo con otro tractado de mística theología de S. Buenaventura, llamado Viae Syon lugent, con otra obra dicha Praeparatio mortis. Compuesto por un frayle de la orden de los menores, Medina 1553.-Pedro de Cieza de León (1518-1560), sevillano, publicó Primera parte de la Crónica del Perú, Sevilla, 1553; Amberes, 1554; Roma, 1555; Venecia, 1556, 1560, 1576. Tercer libro de las guerras civiles del Perú, el cual se llama la Guerra de Quito, Madrid, 1877. Segunda parte de la Crónica del Perú, Madrid, 1880. Guerra de las Salinas, t. LXVIII de la Colecc. de doc. para la Hist. de Esp. Guerra de Chupas, t. LXXVI de la misma.-FRAY ANTONIO DE CÓRDOBA, franciscano de la provincia de Castilla, publicó Annotationes in Dom. Sotum circa secretum, Alcalá, 1553. De detractione et famae restitutione, ibid., 1553. De indulgentiis, Alcalá, 1554; Ingolstad, 1582. Expositio regulae fratrum Minorum, Lovaina, 1554; Madrid, 1616. Arma Fidei, Alcalá, 1562. In quatuor libros Magistri Sententiarum, Alcalá, 1562, 1569. Tratado de los casos de consciencia, Toledo, 1573, 1575, 1578; Zaragoza, 1581; Barcelona, 1581; Zaragoza, 1583; Toledo, 1584; Alcalá, 1589, 1590, 1592; Zaragoza, 1593; Breslau, 1599 (ital). Quaestionarium theologicum, sive Silva Casuum Conscientiae, 5 partes, Toledo, 1578; Ingoldstad, 1593. Additiones in compendium privilegiorum fratrum Minorum Alphonsi de Casarrubios, Nápoles, 1595.-ALONSO DÍAZ DE OSMA, canónigo burgalés, publicó La Vida y algunos milagros de S. Casilda, 1533.-FRANCISCO GALLÉS publicó Epitome troporum et schematum, 1553.-Del inquisidor, pesas y medidas, de los vestidos y otras cosas, Zaragoza, 1553.-FRAY PABLO DE LEÓN, dominico, publicó Guía del Cielo, Alcalá, 1553; enérgica y elocuentísima censura de los desórdenes públicos.-FERNANDO DE MENA publicó Claudii Galeni de Pulsibus, del griego; Alcalá, 1553. De Urinis, ibid., 1553. De ratione permiscendi medicamenta, Alcalá, 1555; Turín, 1587. In libros de sangui nis missione et purgatione Cl. Galeni, Alcalá, 1558; Turín, 1587, etc. Methodus febrium omnium y De Septimestri partu et purgantibus medicamentis, Amberes, 1568, etc.-CRISTÓBAL MÉNDEZ, médico de Jaén, publicó Del exercicio y de sus provechos, Sevilla, 1553.-DIEGO ORTIZ publicó El primo libro de Diego Ortiz Tolletano, nell quale si tratta delle Glosse sopra le cadenze ed altre sorte de punti, è la musica del Violone, Venecia, 1553. Hymni, Magnificat, Salve, Psalmi et alia diversa Cantica IV vocum, Venecia, 1565.-MIGUEL SAGAUN publicó Concordia aromatariorum Caesaraugustanensium, Zaragoza, 1553.—JUAN DE SEGURA, rector del Colegio de Valladolid, mártir en la Florida, publicó, probablemente, si no fué otro autor sinónimo, el Libro de la ins titución Cristiana en Ejercicios espirituales, Burgos, 1553, 1554. Pero con certeza, el Tratado de la Humildad y Obediencia, Madrid, 1600.— FRANCISCO TARRAFA, canónigo barcelonés, publicó De Origine ac rebus gestis Regum Hispaniae, Amberes, 1553; Colonia, 1577; en castellano, Barcelona, 1563.-FRAY ALONSO DE TRASPINEDO, jerónimo, publicó Tratado de la Vida de Christo con los Mysterios del Rosario, Amberes, 1553, con el anónimo Fasciculus Myrrhae.—Samuel Usque, hebreo, publicó Consolación á las tribulaciones de Israel, Ferrara, 1553.-FRAY GABRIEL DE VACA, franciscano, publicó Sermonario Quadragesimal medicinal, Valladolid, 1553.-GASPAR JERÓNIMO VALLE publicó De Prosodia, Alcalá, 1553.-FRAY JUAN VIGUERA, dominico granadino, publicó Opusculum de consolatione Agonizantium, París, 1553. Institutiones ad naturalem et Christianam Philosophiam y Commentaria in D. Pauli Epistolam ad Romanos, París, 1558.-BLAS DE VILLAFRANCA publicó Methodus refrigerandi vini et aquae per salnitrum, etc., Venecia, 1553. Varia rerum naturalium problemata, Venecia, 1553 175. Año 1554. El Lazarillo de Tormes. Sin nombre de autor y sin punta, al parecer, de intencionado propósito, ni menos de vanas pretensiones, salió á la estampa hacia los últimos años del reinado de Carlos V un librejo, tan corto en tomo, cuan largo en bienafortunado suceso. Corrió dentro y fuera de España con tan buena estrella y general aplauso, cual no se recordaba de otro alguno desde que se publicó la Celestina ni había algún otro de sonarse hasta que Guzmanillo y Don Quijote vinieran al mundo. Como aquélla había sido la más famosa obra de ingenio en tiempos de los Reyes Católicos y habían de serlo éstas en el de los Felipes, fuélo el Lazarillo en el del Emperador. Fué el libro de todos: de la gente letrada y de la gente lega, de eclesiásticos y seglares, del pueblo bajo y de las personas de cuenta. Aventureros y merchantes llevábanlo sin falta en la faltriquera, como en la mochila trajineros y soldados. Veíase en el tinelo de pajes y criados no menos que en la recámara de los señores, en el estrado de las damas como en el bufete de los letrados. Los españoles solazábanse con su leyenda, hallando pintadas al vivo en diminuto cuadro las costumbres, sobre todo, del pordiosero, del clérigo y del hidalgo, á que se reducían las maneras de vivienda en la España de aquellos tiempos; los extranjeros aprendían en él la lengua castellana, como en la más sencilla Cartilla de entonces y en el más entretenido Catón. Los más de los lectores modernos, que en corto espacio de tiempo recorran las siete aventuras que cuenta Lázaro, extrañarán la increíble fama que alcanzó libro tan llano, tan sin pretensiones, tan poco erudito, tan desprovisto de trama, enredo y desenlace, y, á lo que parece, de tan poco momento en el fondo como descuidado en la forma. Y con todo, esta increíble fama tiene su porqué y no tan á trasmano, que no dé con él cualquiera que atentamente lo leyere. Es una sátira viva y mordaz de la sociedad española de la primera mitad del siglo XVI, tanto más picante y sangrienta cuanto más rebozada, que ni se trasluce la menor intención; cuanto más desinteresada y desapasionada, que ni rastro del autor se halla en ninguna parte; finalmente, cuanto más á la pata la llana escrita y hasta descuidada en estilo y lenguaje. Un pobre diablo, sin letras ni caudal, obedeciendo al mandado de un señor, á quien debe mercedes, narra los casos que le han sucedido, de tan poco momento como el narrador que pasó por ellos. Llega á tal punto la naturalidad y verdad de esta autobiografía, narrada por un hombre vulgar y lego, que muchos han creído á pies juntillas que, así como suena, el que escribió el libro fué lego y vulgar y lo que escribió fué su propia autobiografía. "My impresion, dice Fonger de Haan (An Outline of the history of the novela picaresca in Spain, 1903, pág. 13), is that the author, whose name we can only hope some happy discovery may reveal, was a person who may have gone through precisely those adventures that he describes, being of humble birth and later of modest position, in which he became known as relating interesting things that had befallen him in his youth, and that he was requested by a person of rank to put his experiences on record for the amusement of the general public.' No soy yo de este parecer, ni mucho menos; pero de él puede sacar el lector la veracidad y puntualidad con que en este librito se halla retratada la sociedad española de aquella era, tan grande en acontecimientos políticos, cuan poco conocida en la vida interna de los españoles y en la literatura que de ella nos queda y que nos la pudiera dar á conocer. Aquella literatura va aclarándose poco á poco con la publicación de obras antes desconocidas; pero todavía no se ha descorrido el velo que sobre ella echó el cambio repentino que en el pensar his pano trajo el advenimiento de Felipe II. Todos los grandes pensadores del reinado del Emperador eran más ó menos erasmistas y renacentistas en ideas y en arte, participando de ello hasta las gentes sin letras, el pueblo, los señores y el mismo Carlos V, grande amigo de Erasmo. Pero con Felipe II (1555), los pocos retrasados que quedaban y que arrinconados no habían cejado en su porfía, diríase que, envalentonados ahora con el modo de pensar del Rey y de la Corte, que tras el Rey va siempre, ganaron la batalla, y tan ganada, que á poco no quedó, al parecer, otro rastro de renacimiento en España que el italiano de pura forma. No conozco sentencia de más monta y alcance en el arte que aquella de Maese Pedro: "Llaneza, muchacho, no te encumbres, que toda afectación es mala." (Quij., 2, 26.) Prosa más llana y sin afectación no se había escrito en castellano hasta que se escribió el Lazarillo. Hallaréis trozos tomados del natural en el Arcipreste de Talavera y en la Celestina; pero entre otros amanerados, latinizantes, campanudos, propios del escritor renacentista, que teniendo ante los ojos el período latino y creyendo además que el arte de escribir es cierta manera de expresarse más levantada y rimbombante que la usada entre vecinos, en casa ó en la plaza, soplaba su péñola, estufaba su período, ahuecaba su voz, para no escribir como se hablaba. El autor de Lazarillo escribía como hablaba, y esta novedad y esta verdad encantó á los lectores, como encantan siempre y traen cogidos de pies y manos á los lectores la verdad y la novedad en cualquier obra de arte. "Le type le plus pur de la prose castillane du genre familier, que n'ont point encore altérée ni la pompe et le clinquant des periphraseurs andalous, ni la période alambiquée et enchevêtrée des latinistes, ni les pointes ou autres roueries du conceptisme." (MOREL-FATIO, Etud. sur l'Espagne.) Hasta los descuidos propios del habla familiar hallaremos en el trabar de palabras y cláusulas, que á veces hacen flojo y no bien atado el estilo, cual suele procurarlo el delicado artista de la palabra. Pero acaso aquí estos descuidos y flojedad sean virtudes, ya que el que habla es un muchacho sin letras, en quien la menor afectación abultara y desdijera mucho más que en otros escritores. Pintar bien las costumbres y en lenguaje llano y sin pizca de afectación cualidades son que debieron de contentar á los lectores de Lazarillo; pero, para mí tengo que, si más no hubiera en la obra, jamás alcanzara la boga y renombre que alcanzó. Como eso pudiéralo haber escrito un pregonero toledano, que hubiera sido adestrador de ciego, mozo de un clérigo, de un escudero, de un buldero, con todo lo demás que Lázaro fué. Lo que el tal Lázaro no pudo haber escrito es el libro del Lazarillo. Digo, según á mí se me entiende, pues ya hemos visto que tal cree De Haan, á quien acaso sigan otros autores. La razón es por que á ese libro de costumbres bien pintadas y en estilo llano y sin afectación, que pudiera haber escrito Lázaro, como escribió la Conquista de Méjico un simple soldado del ejército de Cortés, le faltaría el alma, que es la que al Lazarillo da su verdadero valor y por la cual logró tan envidiable nombradía. El Lazarillo no fué obra de Lázaro ni de ningún pregonero toledano que algo más no fuese; es obra de un hombre harto sesudo, es obra harto madura, de harto hondo juicio crítico, de ironía harto delicada y refinada para pensada y escrita por un lazarillo, un aguador ó un pregonero. La erudición es corta; pero todavía es demasiada para un ganapán de Zocodover. Plinio, Marco Tulio, Galeno, Alejandro, el conde Alarcos, Macías, Ovidio, Santo Tomás, Penélope, Massuccio, la Sagrada Escritura: pocas citas y lecturas eruditas para un letrado del siglo XVI; pero demasiadas para un pregonero. Por más que se pondere la cultura de aquellos tiempos, no creo que la hez del pueblo fuera mucho más erudita que la de hoy, y no creo haya hoy lazarillo, aguador, mozo de servicio ni pregonero que alcanzara á traer esos nombres ni á citar con la puntualidad que en el Lazarillo se citan. Mayor erudición no cabía, so pena de ser afectado el pobre lego, que su vida narraba; mas aun la que tiene, si no desdice del que se supone escribir, dice bien á las claras que otro escritor más letrado es el que le menea la pluma. Pero, además, no hubo tal Lazarillo en el mundo, fuera de la cabeza del que ingenió la traza del libro. El nombre Lázaro basta para probarlo. ¿Por qué no se llamó Diego ó Miguel? Porque Lázaro era nombre tradicional del hombre de desdichas, y así lo escogió el autor del libro para su protagonista. Llevaba este significado en su misma etimología popular de sonsonete, de |