lacerar, lazrar, padecer. A ello aluden los refranes, que trae CORREAS, pág. 394: Por Lázaro laceramos, por los Ramos bien andamos. Id. 444: Más pobre que Lázaro. Id. 618: Más pobre que Lázaro y que Job. Id. 535: Estar hecho un San Lázaro (de uno que tiene muchas llagas). Id. 618: Más llagado que disciplinante, que San Lázaro. Era, además, nombre y como adjetivo del que padece la lepra ó San Lázaro. BURGOS, Propiedad, 6, 6: "Algunas vezes nacen corrompidos,. quando sus padres son no menos por alguna gran enfermedad gastados; como parece en los lazaros, que comunmente engendran sus fijos corrompidos." Del que se hace ó parece bobo, pero es taimado y sabe hacer de las suyas, corren varios refranes. CORREAS, pág. 588: Como el bobo de Perales. (Dicese por bobo, malicioso y bellaco. Es el cuento que hubo en Perales de Zamora, digo en Extremadura, un criado de monjas, que las burló á todas. Más parece matraca que verdad.) En la Pícara Justina: Como el bobo de Plasencia, que, escondido de una dama debajo de la cama, luego que vió entrar al galán, salió de donde le había metido la dama, y dijo: Acá tamo toro. En CORREAS, pág. 88: El bobo de Coria, que empreñó á su madre У á sus hermanas, y preguntaba si era pecado. Y el otro, pág. 493: Hágome bobo y como de todo. Al cual alude la copla. A mí me llaman el bobo | el bobo de mi lugar; | todos comen trabajando, | yo como sin trabajar." No sólo escogió el autor el nombre de Lázaro para su protagonista por ser nombre de desdichas y pobreza, sino además por serlo del bobo bellaco, que dice Correas. Es, de hecho, Lazarillo un simple; pero también un pícaro redomado, ingenioso, como en estos refranes del bobo. Lo que al de Coria atribuye el refrán de Correas, atribuye á un Lazarillo aquel otro que trae la Lozana andaluza (Libr. Raros, vol. I, página 180): "Porque aquella mujer no ha de mirar que yo no soy Lazarillo, el que cavalgó á su agüela, que me trata peor." La Lozana andaluza se escribió en 1524 y se imprimió en 1528. El Lazarillo es posterior, y así no alude á él Delicado, autor de aquella obra; además de que nuestro Lazarillo no cabalgó á su abuela; finalmente, no sólo trae Correas el refrán del bobo de Coria, sino también Sebastián Horozco en su Refra nero, hecho á mediados del siglo xvi. El refrán de la Lozana andaluza es, pues, variante del de Coria, Plasencia y Perales, y bien antiguo, á fuer de refrán. Túvolo, pues, el autor del Lazarillo en cuenta al pintar su protagonista, llamándole Lázaro por ser pobre y desdichado, y no menos por ser bobo, bellaco y pícaro, que son los dos caracteres del Lazarillo de Tormes. Todo lo cual prueba que Lázaro nunca fué en el mundo, sino que es el Lázaro tradicional de los refranes, tomado por el autor para personaje principal de su novela. Otro carácter de Lazarillo es haber sido mozo de muchos amos, y ésta es cabalmente la traza del libro, como lo dice su título: La vida de Lazarillo de Tormes, y de sus fortunas y adversidades. Esto es, de un mozo de muchos amos, que con todos ellos padece desdichas, y él es bobo marrullero, por todo lo cual le cuadraba bien el nombre tradicional de Lázaro. Pero esto del mozo de muchos amos no parece era menos tradicional. En el Menechmos (esc. 11), publicado el 1559, el médico Averroes dice de su criado Lazarillo: "Es el más agudo rapaz del mundo y es hermano de Lazarillo de Tormes, el que tuvo trecientos y cincuenta amos." Habiéndose publicado el Lazarillo pocos años antes y no habiendo tenido ni una docena de amos, es de creer que este dicho de Timoneda aluda más bien á un Lazarillo tradicional de muchos amos, que por eso llamó así al criado del médico Averroes. El mismo hecho de los muchos amos toca Agustín de Rojas en el Viaje entretenido (año 1603), donde dice (págs. 5-6): "¿Qué azuda de Toledo ha dado más bueltas, qué Guzmán de Alfarache ó Lazarillo de Tormes huvieron más amos ni hicieron más enredos, ni qué Plauto tuvo más oficios, que yo en el discurso deste tiempo?" Hubo, por consiguiente, un autor que recogió en un haz estos tres tradicionales caracteres atribuídos al legendario Lázaro, cuyo origen es el Lázaro mendigo del Evangelio (Lucas, 16, 20), el Lázaro resucitado por Jesús (Juan, 11, 2), el San Lázaro, de donde se dijo lazareto, y no menos la etimología popular, de lacerar, lazrar. Los tres caracteres tradicionales son el ser pobre y desdichado, el ser bobo bellaco y el ser mozo de muchos amos. Tal fué la traza del libro de Lazarillo de Tormes, el cual, por tanto, nunca fué en el mundo, fuera de la cabeza que ingenió el libro, amañando los Lázaros etimológico-históricos de los refranes y del habla castellana. ¿Para qué tramó así su novela el autor? Claro se ve que para hacer un cuadro de las costumbres del pueblo español de su tiempo, de los de arriba y de los de abajo, de los amos poderosos, ricos, apretados y miserables, y de los criados ó mozos que con tales amos tenían que padecer mil lacerias, miseria y hambre en el cuerpo y humillación y vileza en el ánimo. Mil lacerias laceró y padeció el lacerado Lázaro, cifrando er sí lo que padecían y laceraban todos los que servían á amos en España. De niño tuvo que vivir con su madre, viuda y abarraganada con un negro ladrón, y que acabó en la horca. Sirvió de adestrar á un ciego, que "ganaua más en un mes que cien ciegos en un año"; pero "jamás tan avariento ni mezquino hombre no vi, tanto que me mataua á mí de hambre". Pasó á servir á un clérigo, que "cinco blancas de carne era su ordinario para comer y cenar"; pero "el primero trayame muerto de hambre, y dexandole, topé con estotro, que me tiene ya con ella en la sepultura". Siguióse un escudero, á quien hubo de mantener el criado con lo que pordioseaba, en vez de mantenerle á él el finchado y puntoso amo. Después el callejero del fraile de la Merced y el tuno del buldero, el capellán, el alguacil y el arcipreste de San Salvador, con quienes se tuvo que rebajar para poder vivir, llegando hasta sufrir pacienzudamente los cuernos. ¡Y á esto último de la cornamenta llama su prosperidad y la cumbre de toda buena fortuna! La ironía corre tan honda y encubierta por todo el libro, que no la han visto los que lo han creído escrito por un pobre pelagatos. Ella es el alma de la crítica social de la novela, que á las veces rompe afuera en quejidos de tanta potencia filosófica como éstos: “E todo va desta manera.” “¡Quántos deue de auer en el mundo, que huyen de otros, porque no se veen á sí mesmos!" "No nos marauillemos de un clérigo ni frayle, porque el uno hurta de los pobres y el otro de casa para sus devotas y para ayuda de otro tanto, quando á un pobre esclauo el amor le animaua á esto." Y así otras al mismo tenor. Dígase ahora si estas honduras filosóficas, si esta delicadísima ironía, si esta traza ingeniosa para criticar á toda la sociedad en pocos personajes, si este recoger en uno los tipos legendarios. son cosas que ocurran á un pregonero, tan con cuernos cuan sin letras. Y el lenguaje llano y tan acomodado á un hombruco de ese jaez y los medios tan sencillos para tan cumplidamente lograr tan grandes efectos, ¿no dicen á voz en grito que el autor fué tan discreto como filósofo, tan artista como castizo escritor? Atribuído antes el libro á don Diego Hurtado de Mendoza, es muy probablemente de Sebastián de Horozco, escritor erasmista, ducho en refranes y en cosas del pueblo, y que, por la elevada condición de toda su parentela, ni publicó sus versos ni este libro, que pudo sustraérselo alguno de sus amigos, imprimiéndolo fuera de Toledo, donde él vivía. 176. Que hubo del Lazarillo una edición príncipe de Amberes, 1553, lo insinuó Brunet (Manual, 1862): “Hurtado de Mendoza: La-zarillo de Tormes, 1553, in-16, Anvers, que nous n'avons pas vue." Ni ha visto nadie tal edición. Que la hubo, sin embargo, de aquel año, ó anterior, parece sacarse de lo que dice la de Alcalá de 1554: "nue-vamente impresa, corregida y de nuevo añadida en esta segunda impresión."¿A qué primera alude, pues ésta de Alcalá salió el 26 de Febrero de 1554 y no parece ser reimpresión de la de Burgos del mismo año, pues ni tiempo material parece que hubo para que de Burgos llegara á Alcalá y allí se corrigiese, añadiese é imprimiese, aun en el caso que en Burgos se hubiese impreso á principios de año? Véanse las primitivas ediciones: Burgos, Juan de Junta, 1554; Alcalá,Salzedo, 26 de Febrero de 1554; Amberes, Nucio, 1554; Amberes,. Simón, 1555 (con la Segunda Parte). La de Amberes, Nucio, 1554, parece reproducción de la de Burgos, 1554. La de Alcalá no parece ser reproducción de la de Burgos, sino de otra edición anterior. El año de 1555 salió de las prensas de Martín Nucio, de Amberes, con privilegio imperial, la Segunda parte del Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades, que comienza con la última frase del primer Lazarillo: "En este tiempo estaba en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna." Sus andanzas debajo del mar, convertido en atún, encierran en símbolo alusiones que no podemos descifrar; pero que ponen al libro en otro género muy diferente de crítica simbólica que la del Lazarillo de Tormes primitivo. Desconócese su autor. En 1620, un español que vivía en París hizo otra Segunda parte de Lazarillo, publicada en castellano y en francés.. Llamábase H. Luna, intérprete de lengua española, y debe de ser el Juan Luna que en 1619 publicó otro libro bilingüe: Diálogos familiares, en los cuales se contienen los discursos, modos de hablar, proverbios y palabras españolas más comunes, muy útiles para los que quieran aprender la lengua castellana, pues no era raro escribir Juan con H. "Se imprimió dos veces, dice Menéndez y Pelayo (Heterod., II, 519): una en París, 1620, y otra también en el extranjero, aunque dice falsamente Zaragoza, en 1652." El lenguaje es tan castizo como el del primer Lazarillo y más corrido, mejor construída la frase. Si no hizo ruido fué por no haberse impreso en España, ser muy libre contra el Santo Oficio y no tener la originalidad del librito, que imitó tan galanamente, pues de suyo es una verdadera joya literaria y pintura real y viva de la sociedad de su tiempo. También imitó al Lazarillo Juan Cortés de Tolosa en el Lazarillo de Manzanares, con otras novelas, publicado en Zaragoza, 1617, y en Madrid, 1620. Fué el primitivo Lazarillo prohibido por la Inquisición, Indice de Valdés de 1559, á causa de sus críticas clericales; pero como seguía leyéndose y trayéndose del extranjero, se imprimió, expurgado, en Madrid, 1573; Tarragona, 1586; Zaragoza, 1599; Medina del Campo y Valladolid, 1603. Desconócese el autor de Lazarillo. El primero que habló de él fué el padre Sigüenza, en la Tercera parte de la Historia de su Orden (1. 1, cap. XXXV), atribuyendo la obra al padre jerónimo fray Juan de Ortega, elegido general en 1552. Cuenta que se decía haberlo compuesto en su juventud, estudiando en Salamanca, y que se halló en su celda el borrador. Esto escribía el padre Sigüenza el año de 1605. Dos años después, en 1607, se publicó el Catalogus clarorum Hispaniae scriptorum... opera ac studio Valerii Andreae Taxandri, donde se lee ·(pág. 44): “Diego Hurtado de Mendoza, persona noble y embajador de César cerca los venecianos dicen que escribió un comentario de Aristóteles y la guerra de Túnez que él mandó en persona. Poseía rica biblioteca de autores griegos, que dejó al morir á Felipe II. Compuso también poesías en romance y el libro de entretenimiento llamado Lazarillo de Tormes." Este Catalogus era como un índice de la obra de Schott, Hispaniae bibliotheca, en cuya edición de 1608, pág. 543, se dice: "Eius (Mendoza) esse putatur satirycum illud ac ludicrum Lazarillo de Tormes, cum forte Salmanticae civili iuri operam daret." El se dice muestra que corría tal opinión, como la otra del padre Sigüenza, á principios del siglo XVII; pero ni el editor de las poesías de Mendoza (1610) ni Baltasar de Zúñiga, que escribió su biografía (1627), hacen la menor mención de ello. Tamayo de Vargas fué el que la propaló, tomando la noticia de Andrés y Schott y poniéndola en su Junta de libros, 1622, y al mismo tiempo cita el pasaje del padre Sigüenza. Ambas opiniones las repitió Nicolás Antonio en la Bibliotheca hispana nova, 1783, t. I, pág. 291. De aquí provino el tener por autor de Lazarillo al ilustre y aristocrático don Diego Hurtado de Mendoza, nacido el 1503 en Granada, muerto, según se cree, en 1575. Morel-Fatio (Etud. sur l'Espagne, 1, 156), dice que un tal personaje era incapaz de rebajarse á escribir ni conocer siquiera estas pequeñeces y villano asunto de nuestra novela, y que de estudiante en Salamanca no lo pudo escribir, por la amargura satírica en que está empapado, cosa impropia de un |