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VILLANO. A la mi fe, segund veo,

PREG.

VILL.

FRAILE.

PREG.

FRAILE.

VILL.

PREG.

FRAILE.

PREG.

VILL.

no se gana el jubileo
visitando las ermitas.

No se llegan las blanquitas
á pie quedo.

No dexa en todo Toledo
calle, iglesia ni capilla

por vergüenza ni por miedo;
no queda, en fin, tarde ó cedo,
bodegón ni tabernilla;

y aun no será maravilla
algún día

visitar la putería,

si le toma tentación,
y ganar la romería
so color que les quería
predicar algún sermón.
Será por recreación.
Dios loado,

que es el hombre así juzgado,
aunque haga lo que debe:
¿no veis que estáis en pecado?
Más de cierto lo habrá estado
quien las limosnas se bebe.

Ya cualquier necio se atreve.
Pues andando

tan cansado y trabajando,

echarse ha sus vezes ciertas.

Y aun también de quando en quando podrá descansar, hallando.

sus devotas á las puertas.

Dexaos de aquesas rehiertas;
dad por Dios.

Mas meior haríades vos

convidarnos á beber.

Aqueso sí, juro á ños

que cierto para los dos harto poco es menester. Yo no tengo tal poder para dar.

FRAILE.

VILL.

avés de tener licencia?

PREG.

¿Pues sólo para tomar

¡Y también para colar
y comadres visitar
y oiras de penitencia!

Y así prosigue, corriendo el fraile con ellos su juerguecita y diciendo:

Todo lo haze, en paciencia sufrir una penitencia

de lo que aquí malgastamos.

Pero por no quererles pagar le mantean, y acaban yéndose todos á beber á la taberna. Sirva todo esto para que se vea qué tal trataba Horozco á los clérigos y frailes y si desdice de como los trata el Lazarillo.

El pregonero es otro personaje del Cancionero (pág. 167) y oficio que tomó Lázaro. Y por cierto, el tal pregonero pregona "un virgo que se perdió" y

¿Quién vido una rapazeja

bienvestida,

dende ayer acá perdida,

de poco más de veinte años?

De abades y clérigos amancebados y de gentes de cuernos, como Lázaro con el arcipreste, el mejor pintor de entonces fué Horozco. Acaba el Lazarillo mentando las Cortes de Toledo de 1538, insinuando ser ésta la fecha en que se acabó de escribir la obra. Horozco escribió una Memoria acerca de estas Cortes, y se conserva en la Colección de sus manuscritos de la Biblioteca Nacional.

Compréndese que un mismo asunto haya sido tocado por dos autores; pero dificultosamente acaece que hayan sido tocados y tratados tres, cuatro y más asuntos, cuando no son lugares comunes ó morales, sino escenas y personajes particulares y raros. Por ejemplo, el ciego y su lazarillo no hay autor que los pinte si no es el Lazarillo y el Cancionero, y mucho menos el caso particular del engañarle que se dé contra una esquina. El mercenario y el echacuervo y buldero, seguidos en el Lazarillo, no sé que haya autor que así los pinte; en el Cancionero están juntos. ¿Hay autor que hable á la vez de gentes de cuernos y clérigos amancebados, de pregoneros, de mercenarios, de ciegos con su lazarillo, de moços de cauallos, de estudiantes pupilos, de damas busconas y de almuerzos junto al Tajo? Tan sólo el Cancionero y el Lazarillo. ¿Y pudieran tratarse todas estas cosas por dos autores tan con el mismo espíritu é irónica crítica como en estas dos obras? No creo puedan concederse juntas tantas casualidades.

Voces y frases, de las poco comunes y propias de cada autor, las hay, bastantes, en Lazarillo y el Cancionero. En ambos se menudean malas lenguas, adestrar al ciego, dar ó darse á los diablos, negro por malo, topar y toparse con, cabo por lado, y como preposición, qu', etc. Raros son, y hállanse en ambos, gerigonça, ser un águila, rezumarse, darle los huesos roídos, mortuorio, cofadría, bodigo, vesar, gallofa y gallofero, ensilar, manga por maleta, alquilarse una persona, re

cordar por despertar á uno. Algunas voces, que se hallan en el Lazarillo y en el Cancionero, son rarísimas en otros autores. De los saledizos de Toledo no sé quien hable, fuera del Cancionero y del Lazarillo, así como de anexar, de entregarse de una cosa, de los bancos de la cama y de armar como intransitivo.

Hemos visto los escrúpulos literarios de Horozco en punto á publicar sus obras. No influiría en algo el estar emparentado con tan elevados personajes eclesiásticos, dado el desenfado y asuntos de sus escritos? Yo creo que esto da razón del no haber salido el Lazarillo con nombre de autor y el desconocerse éste enteramente. ¿Quién sabe si, para despistar al público, se hizo correr la especie de haberlo sido Hurtado de Mendoza? El Lazarillo, si lo escribió Horozco, según creo, debió publicarlo alguno de los que poseían copia del manuscrito, pues manuscrito corrió y se leyó antes de publicarse, según supone MorelFatio. Publicóse probablemente sin saberlo Horozco, el cual, por modestia literaria y en atención á su encumbrada parentela, no diría á nadie ser suya la obra. Sólo así se explica el silencio, verdaderamente extraordinario, de los contemporáneos acerca del autor de Lazarillo.

Los tiempos eran de gran cautela; tanto, que presto fué puesto en el Indice. ¿Cómo iba Horozco á darse por su autor, siendo su pariente el que fué Presidente del Consejo de Castilla y de los más íntimos de Felipe II, don Diego de Covarrubias y Leiva, siendo hijo suyo el obispo don Juan de Covarrubias y Horozco, á quien se acusó por una parte del Clero y del pueblo de su diócesis, á causa de algunos libros que había publicado, y tuvo que presentarse en Roma para sincerarse, formándole un proceso que duró varios años? No estaba la Magdalena para tafetanes ni los escritos erasmistas de Horozco, entre ellos el erasmista Lazarillo, para publicarse en plena Corte. Y aun por eso el que lo publicó lo hizo en Burgos, Alcalá y Amberes, y no en Toledo, donde sin duda alguna se escribió y vivía su autor.

El erudito capitán de Infantería don Lucas de Torre ha dado con una novelita del corte del Lazarillo en la Biblioteca de la Academia de la Historia. Intitúlase Diálogo del Capón, compuesto por el incógnito. Encima dice: vachiller Narváez. Revue Hisp., t. XXX, 1914. El estilo es más corrido y limpio que el del Lazarillo; pero los personajes y escenas, todo toledano, excepto el comienzo, que trata del pupilaje de los estudiantes en Salamanca. Personajes, lugares, escenas, modo irónico y delicado de tratar las cosas, convienen en gran parte con el Lazarillo y con el Cancionero de Horozco. La obra es algo posterior, pero del mismo reinado de Felipe II, en que Horozco vivía. Del cual fué muy propio hablar de pupilos y más de capones (págs. 16, 39, 232), de los cuales tratan rarísimos autores. Dos veces nada menos se cita el Lazarillo en esta novela: "CAP.: ...luego me contaréis vuestra vida, que tengo gran deseo de saberla, y por qué queríais huir de mi al principio, que no puede ser mala la historia.-VELASQUILLO: ¿Mala? No fué tal la de Lazarillo con mil leguas." (Capón, fol. 55 v.)—

"VELASQUILLO: ...saldré quando la hambre me diere garrote haçia la venta del Moral ó á Azuqueica y encomendarme á Dios y á la buena. gente como Lazarillo de Tormes, que nunca nadie murió de hambre.” (Capón, fol. 52.)

Escribiría Sebastián de Horozco el Diálogo del Capón en los últimos años de su vida, cuando, por el continuo uso, se hubiera soltado más en la prosa? ¿O fué su autor el Luna, que escribió la Segunda parte del Lazarillo, pues en el estilo y lenguaje hay toda-vía mayor semejanza? De todos modos, las circunstancias externas, y mucho más el estudio interno, llevan al ánimo la persuasión de que Sebastián de Horozco fué el que escribió el Lazarillo, mientras nuevos documentos, con testimonios claros, no convenzan otra cosa. De esta fuerte probabilidad, que es cuanto puede esperarse del estudio interno de una obra, participan los grandes eruditos españoles don Francisco Rodríguez Marín y don Adolfo Bonilla y San Martín, como de palabra. me lo tienen comunicado, y con cuyo autorizado parecer he querido dejar aquí corroborado el mio.

El Lazarillo fué traducido al francés en 1561 por Jean Sangrain; al flamenco, en 1579; al inglés, en 1586, por David Rowland; al alemán, en 1617, por Nicolás Ulenhart; al italiano, en 1622, por Barrezzo Barrezzi; al latín, por Gaspar Ens, en la traducción del Guzmán.

Vida de Lazarillo de Tormes, ed. R. Foulché-Delbosc, Bibliotheca Hispánica, t. III; ed. H. Butler Clarke, London, 1897; Bibl. de Aut. Esp. [donde el libro se atribuye á Diego Hurtado de Mendoza], t. III; ed. J. Cejador, con introducción y notas, Madrid, 1914, véase Literature Notes, Marzo, 1915. Consúltense: A. Morel-Fatio, Etudes sur l'Espagne, rère série, 2° ed., París, 1895, págs. 109-166; R. Foulché-Delbosc. Remarques sur Lazarillo de Tormes, en Revue Hispanique (1900), t. VII, págs. 81-97; F. De Haan, An outline of the History of the Novela picaresca in Spain, The Hague-New-York, 1903; F. W. Chandler, The literature of Roguery, Boston, 1007; W. Lauser, Der erste Schelmenroman, Lazarillo von Tormes, Stuttgart, 1889; A. Schultheiss, Der Schelmenroman der Spanier und seine Nachbildungen, Hamburg, 1893; H. Rausse, Zur Geschichte des spanischen Schelmenromans in Deutschland, Münster i. W., 1908; A. Bonilla y San Martín, Una imitación de Lazarillo de Tormes en el siglo xvII, en Revue Hispanique (1906), t. XV; Le garçon et l'aveugle: jeu du XIII siècle, ed. M. Roques, París, 1912.

177. Novela picaresca es la real ó fingida autobiografía de un pícaro, esto es, de uno que, no queriendo sujetarse á trabajar ni someterse á nadie, gusta de buscarse la vida á costa de los demás. Como parece que á semejante briba le lleva en parte la misma sociedad, ó al menos se lo permite, satiriza el pícaro, irónica é indirectamente, á la misma sociedad

en que vive. Como, por otro lado, va arrastrado por su genio y carácter y el público goza de ver pintada la manera de ser de tantos que así viven, resulta que todos reconocen sin querer ser el modo picaresco una de las cualidades de la raza española, que, por demasiados humos, quijotismo y sentimientos nobles, llevados al extremo, prefiere padecer por no someterse ni trabajar, hallando un particular goce en ostentar la sutileza del. ingenio, en darse maña cómo poder vivir á sus anchas á costa de los demás. Es género novelesco enteramente español, que comenzó con el Lazarillo, dejóse de cultivar en el severo reinado de Felipe II y volvió á brotar al comenzar el de Felipe III con Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán, que le: añadió las moralidades propias de aquella más grave época. Cervantes inventó un nuevo género: la novela rufianesca y hamponesca. Quevedo urbanizó la picaresca, haciéndola novela de buscones con este nuevo matiz de la picardía urbana, y fué cultivada variamente después, aunque más raramente, hasta. nuestros días.

178. A. Morel-Fatio, prefacio al Lazarillo, París, 1886: "Deux procédés ont concouru à la formation de ce genre...: le récit autobiographique et la satire des mœurs contemporaines." La autobiografía. puede y suele ser fingida en la mayor parte de los casos; pero está tan fundada en la realidad de la manera de vivir de muchos y llevamos los españoles tan en el corazón esta manera de ser, que las novelas picarescas parecen verdaderas autobiografías, aunque sólo haya de hecho en ellas algunos rasgos y acontecimientos de la vida de sus, autores, exagerados é idealizados con lo que en los verdaderos pícarosven alrededor de sí. Todo ello lo hallamos en el Lazarillo, "el verdadero padre de los libros picarescos" (Navarrete, Bosquejo histórico sobre la novela española, pág. 67). Morel-Fatio (1. c. pág. 2): "L'histoire littéraire voit à juste titre dans notre roman le prototype de la nouvelle picaresque; elle fait du Lazarille le père de toutes ces gueuseries." M. Pelayo (Heterod., t. II, pág. 518): "el Lazarillo de Tormes, príncipe y cabeza de la novela picaresca entre nosotros". El pícaro es el verdadero héroe en esta novela, porque para los españoles el ideal y dechado de la vida es el pícaro, el ser tan agudo y tracista, que, sin someterse más de lo que uno quiera y sin trabajar, se dé maña para: vivir á sus anchas. En otros pueblos donde eso fuera deshonroso no. se tendría por héroe al pícaro, y no habría literatura que le ensalzase. La voz picaro aplicóla el vulgo á Guzmán de Alfarache, sin habérselo llamado su autor, lo cual comprueba lo nacional que era el fundamente.

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