una amistad muy dulce y peregrina; en batallas, peligros ó en afrenta Los hombres que alli nacen son nombrados El clima y el estrella es la de Marte, y esto les hace ser muy velicosos: se aventajaron siempre en su estandarte con animos valientes y furiosos, fuerzas en pelear con maña y arte; y asi por todas partes son famosos, de antiguo les quedó esta disciplina, del arte militar, ¿cosa divina? Muchos tiempos pasaron los Troyanos, despues de haber fundado aquella tierra: con corazones altos soberanos, teniendo á veces paz, á vezes Guerra: despues sobrevinieron los paganos con Secta Mahometica muy perra, á tiempo que la España fué perdida por crueles paganos destruida. (11) Lucra en este trance fué ganada, y siendo por los moros poseida, mucho tiempo fué si, señoreada, de gente tan perversa y abatida. De Lucra en Lorca fue luego mudada, de su nombre primero corrompida, y Lorca fué desde aqui su apellido habiendole el bocablo corrompido. Este nombre de Lorca ya se estiende por todo el mundo suena ya su fama cualquiera ya este nombre comprehende, cualquiera sabe ya como se llama, cualquiera su balor muy bien lo entiende pues ya por todo el mundo se derrama. Despues de su valor diremos tanto como leér podreis en otro canto. Ilustraciones de las notas de este primer canto (1) Estrabon y Solino Antores. (2) Destrucción de Troya. (3) Viaje de los Lucros. (4) Tito Livio, autor. (5) Sacrificio de los Lucros. (6) Agüero notado por los Lucros. (7) Asiento de los Lucros en las Aguilas, que fué el lugar donde las águi las que venían volando se pararon, y allí fundaron. (8) Ampliación hecha por los Lucros. (9) Fundación de Lorca hecha por Jano. (10) Testa que ahora se nombra Cartagena. (11) Ganaron los paganos á Lucra, que ahora se llama Lorca. CANTO II En este segundo canto, que consta de trece octavas reales, ó sea de ciento cuatro versos de once sílabas, refiere el poeta cómo ganó San Fernando á Lorca, y es de extrañar error histórico tan craso en quien, como Pérez de Hita, revela en distintas ocasiones su erudición en la materia, puesto que el Rey Fernando III, apellidado el Santo, ni estuvo, ni sitió, ni ganó á esta ciudad, que fué conquistada por su hijo Don Alonso, siendo aún Príncipe, en 23 de Noviembre de 1242, en esta forma: Después que el rey moro de Murcia, Aben-Hudiel, hizo entrega de su reino al Príncipe heredero del trono de S. Fernando, á quien la historia justamente llama el Sabio, éste, á nombre de su augusto rey y padre, exigió obediencia y vasallaje á los gobernadores y alcaides del reino, que le fueron prestados, exceptuando los de Lorca, Cartagena y Mula, que se negaron rotundamente, por tener fraguada una conspiración con el rey moro de Granada para proclamar rey de Murcia al Wali de Lorca, por ser este punto muy á propósito, como fronterizo y primer baluarte, para la tranquilidad y aun engrandecimiento del brillante reino fundado por los Alhamares. En vista de tal negativa y estando Don Alfonso disponiendo sus tercios para la conquista de Lorca, recibió con mensageros de su padre el aviso de que esperase refuerzos que de la imperial Toledo le enviaba, para hacer frente al rey moro de Granada, que había dispuesto una excursion por el reino de Murcia aprovechando los descontentos que la entrega de AbenHudiel, y la conducta de este rey en odio al granadino, produjera en los sectarios del Profeta. Con los refuerzos llegados apresta el Príncipe grueso y aguerrido ejército, con el que alcanzando al de los granadinos, una vez en el Chirivel, y la otra en las Vertientes, los derrota, destrozándolos completamente. Precedido de estas victorias cae Don Alonso sobre Lorca é intima la rendicion á su Wali Azir-ben-Abdelmelic. No fué otra la contestación de este Alcaide que la prestacion á la defensa; por lo que el Príncipe, acampando sus tropas en el sitio que aún se llama de los Reales, dispuso el asalto. Para ello la noche de la víspera del día de S. Clemente, 22 de Noviembre de 1242, celebrando el Príncipe consejo con sus capitanes Sancho Mazuelo, Fernan Ruiz de Manzanedo, Domingo Murviedro, Pedro Yañez, gran maestro de la orden de Alcántara, Martin Martinez, de la de caballeros templarios, Don Diego Lopez de Haro, Señor de Vizcaya y alferez del rey, Don Pelayo Perez Correa, gran maestre de Santiago, Don Alonso Tellez Giron, gobernador de Córdoba, Don Pe dro Nuñez de Guzman, Don Alvar Gil y Don Lope Lopez, acuerdan que al amanecer del día siguiente 23, y aprovechando el silencio de la noche, apoderándose de ventajosas posicio nes, asalten el castillo y ciudadela: y en efecto no bien rayó el lucero vespertino y dominando aún los crepúsculos que despiden la noche para dar comienzo al día, cuando aquellos guerreros cristianos, confesados y comulgados por Don Gon. zalo Ibañez Palomeque, Obispo de Cuenca, en el pabellón levantado al efecto en honor y veneración de la Santísima Virgen María, bajo la advocacion de nuestra Señora de las Huertas, que el insigne Infante llevaba consigo en su altar de cam |