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y muerto y destruido el bando moro
llevaron los cautivos solamente
estimando esto mas que un gran tesoro
alli se han unos de otros despedido

y este canto es aquí ya fenecido.

Ilustraciones á este canto décimo.

(1) Esta batalla se dió catorce leguas de la ciudad de Lorca. Ánimos fuertes.

(2) Orgullo de los moros. Corrieron á Caravaca y su partido.

(3) Martín Fernández Piñero, Alcaide y Capitán de Lorca.

(4) Tocan á rebato.

(5) Marcha doble de Lorca, Consejo de Guerra.

(6) Reconocimiento de los de Lorca.

(7) Emboscada. Parlamento del Capitán.

(8) Perpetuar la fama,

(9) Valor de Lorca. Aviso de la centinela.

(10) Tocan alarma.

(11) Capitán Piñero.

(12) Confusión del enemigo.

(13) Batalla.

(14) Destrozo de los moros por Lorca.

(15) Repartimiento de los despojos de los moros de esta victoria. Y largos escritos del Archivo de esta M. N. y M. L. ciudad de Lorca.

(16) Hubo pleito con unos vecinos de Murcia, por decir se les debía restituir la presa por los de Lorca, alegando era suya; pero no se les volvió.

CANTO XI

Nada habla (1) el grave historiador Cascales de la victoria que ganó la gente de Lorca en el Aljibe de los Cabalgadores, ni otros autores del peso de Cascales se ocupan de suceso tan insigne en aquellos tiempos; empero no sucede así respecto al P. Morote, que al ocuparse de él en el cap. XI de sus Blasones de Lorca, parte segunda, lib. III, pág. 342, don

(1) Aun cuando Conde y otros autores no hacen mención de este hecho, por ser cosa puramente local, se halla apoyado por historiadores de Lorca y por la tradición autorizada del país.

de el lector puede verlo extensamente, confirma su relato asegurando que de él se ocupan Fray Antonio de Santa María en su España Triunfante, folio 299, columna primera; Tamayo de Salazar en sus Triunfos Católicos, y finalmente, Vargas en su Historia de Nuestra Señora de las Huertas. Para nosotros es indiscutible que fué un hecho muy importante en aquellos tiempos, puesto que aun en el día se ve en la Capilla derecha del altar mayor de la Iglesia del Monasterio de Nuestra Señora de las Huertas, muy toscamente pintado, la Batalla del Aljibe de los Cabalgadores, destacándose en primer término, con el famoso Piñero, el Príncipe Moro Abenrahó atravesado por la terrible lanza del Alcaide de Lorca, y cosido con ella al cuello del caballo.

Añade Morote que en la Lonja de la Ciudad se hizo pintar el suceso victorioso para perpetuarle; pero en la Sala de se siones del Ayuntamiento he visto tan solamente los cuatro cuadros que pintados al óleo existen aún y representan La rendición y entrega de las llaves de la Ciudad al Rey Sabio,» <La Batalla de los Alporchones,» «La hazaña de los cuarenta con el robo de la novia de Serón», y finalmente el alegórico de «La batalla habida con los Moros de Vera en las Peñuelas. »

Es de un interés muy subido este canto, pues el romance que en él introduce nuestro poeta, romance que el Príncipe Abenrahó, venido de la Ciudad de Buxia para batirse expresamente en singular combate con el famoso Piñero, canta con laúd hermoso, y teniendo en cuenta que el poeta lo escribió en 1572, y por consiguiente bastante antes que sus Guerras civiles, nos inclina á creer que Ginés Pérez de Hita no necesitaba recoger ó recopilar los vulgares trasmitidos de un modo oral para adornar sus obras con los que no fueran propios de

su estro.

Este canto puede ser tenido también como el Blasón ó el libro de Hijosdalgos de la antigua Ciudad del Sol, ó de la pelea, como quiere que signifique el P. Guadix en su Gramática arábiga la palabra ó voz de Lorca; y el preguntar con admiración un Príncipe tan insigne y descendiente del grande Aníbal por Fajardo, Rendones de Luna, Albuquerques, Sánchez Martínez, Moratas, etc., etc., es en nuestro concepto el

medio más adecuado de celebrar con la mayor ponderación la hidalguía y renombrado valor de las gentes lorquinas.

Y como quiera que el P. Morote copia servilmente á Pérez de Hita, al canto de éste remitimos al lector sin otras aclaraciones, siendo únicamente muy de advertir las notables palabras con que Piñero aceptó con el reto del gallardo y noble moro la batalla propuesta, diciendo: «Este desafío va en nombre de Nuestra Señora de las Huertas; mi Alférez y Trompeta para ciento; yo para doscientos y los demás para el resto, y el socorro de Santa María de las Huertas para todos: Santiago y á ellos.» Y cuenta la tradición que no faltó el buen Alcaide á su palabra, por haber dado buen fin de ellos, escapándose muy pocos, á pesar de ser más que duplicado su número.

En cuanto á la forma poética, el verso cuarto de la tercera octava dice:

<de este Moro mucho levantados:>

Eş posible que el poeta lo escribiera así, pues se ve con frecuencia en los de su época abusos de la licencia de separar los diptongos y la vocal con que termina una palabra de la inicial de otra; sin embargo, el verso sería completo diciendo: <de aqueste moro mucho levantados.>

El quinto de la cuarta octava dice:

<fué bien por Abenrraho agraciado.>

Yo creo que aquí hay equivocación, pues en lugar de agraciado debe ser agradecido, para que rime con el verso primero y tercero de la misma octava, sin que por ello se resienta el sentido.

El segundo de la quinta,

<tambien por un Mateo Rendon de Luna,»

y el P. Morote, en vez de esto, dice:

<tambien por un gran Rendon de Luna,>

y es muy de notar que á este verso le falta una sílaba, por lo que es preferible el del manuscrito, como también el cuarto de la misma:

<que á los Moros no temen cosa alguna,»

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