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tigas militares y fiestas de guerra para los caballeros lorquinos, los que huyendo toda molicie y regalo:

<sus arreos son las armas,

su descanso pelear, etc.>

Desde luego se ve que el poeta no se propuso narrar la historia de la guerra de Granada, y sí trata en ella de lo que solamente se refería ó tenía relación directa de la particular de Lorca, sobre la que escribía. Lástima es que por esto no se ocupe con la extensión debida del memorable sitio y toma de Baza, con la rendición de Hazen el viejo, el Príncipe Cid Hiaya y toda la corte del bravo Rey Zagal tan maltratado por Sané, como hemos visto (1).

El Sr. D. Francisco Pi Margall escribe:

«Baza, la antigua Basti, la que ya en el siglo XI vió enarboladas en sus minaretes las banderas de aquel temido Emperador Alfonso, que llevó sus armas hasta el corazón de Andalucía (2); la que á fines del siglo XV rechazó de sus muros los

y

(1) Véase «Algunas reflexiones, etc., pág. 41. (Todas las notas son del A. de este trabajo y no de los citados ó copiados.)

(2) Efectivamente, D. Alonso el séptimo, llamado el Emperador, conquistó (según Mármol, el P. Bleda y Suárez) la ciudad de Baza en el año de 1152, en que también ganó á Guadix, habiéndose apoderado antes de Almería en 1147 de Baeza en 1149. De resultas del sitio que Juceph, Emperador de Marruecos, puso á Almería, hubo D. Alonso de abandonarla, y llegando á Baza (dice Suárez en su Historia del Obispado de Guadix y Baza) adoleció tan mal que dejando con la gente á su hijo primogenito D. Sancho, determinó bolverse á Toledo, acompañado de su hijo D. Fernando, en tiempo que los calores eran muy intensos. Disimulando cuanto pudo la dolencia de su mal, por no dar pesar á sus vasallos, llegó á Sierramorena, donde á pocas horas rompió el accidente en indicios tan mortales, que á despecho de su paciencia, se hizo público á todos cerca de Fresneda, poniendole á descansar á la sombra de una encina, donde con muestras de gran contricion dió el último aliento de su vida por el mes de Agosto de 1157, asistiendole en este aprieto D. Juan, Arzobispo de Toledo, de cuya mano recibió los Sacramentos.

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Son no pocos los historiadores que oscurecen la conquista de Baza, añade el erudito doctor y Capellan de S. M. en la capilla de los Señores Reyes nuevos de Toledo, conseguida por el Emperador D. Alonso, confundiendola con la de Baeza, por la semejanza de los nombres; mas el Obispo Sandoval tiene por mas verisímil la de Baza, por hallarse esta ciudad mas inmediata á la de

ejércitos de los Reyes Católicos, acostumbrados á la victoria; la que no cayó vencida sino después de heroica resistencia, es todavía ciudad importante, ya que no por su grandeza ni por la majestuosa pompa de sus monumentos, por su pintoresca situación en la falda oriental de una colina, á cuyo pie se extiende una espaciosa vega, salpicada de cortijos que levantan sus blancas paredes entre las copas de frondosos árboles. Anímala el murmullo de fuentes que deslizan sus cristalinas aguas entre riberas de flores; báñanla ríos y arroyos que bajan de las ásperas vertientes de la sierra del mismo nombre; embellécela por todas partes una vegetación lozana, que recuerda á cada paso la inteligencia de los árabes. >

«Ostenta aún en lo alto los restos de su Alcazaba, de esa fortaleza en cuyas bóvedas suspiraron sus últimos héroes, más abatidos por el rigor de su destino que por sus heridas; levanta aún entre sus humildes casas los ennegrecidos muros de su Colegiata (1), templo gótico de tres naves, que restauraron sus conquistadores (2) y fundó, según tradición, Reca

Almería, donde el Emperador puso toda la fuerza de sus armas, por ser en aquel tiempo un puerto importantisimo: siendo compatible sucediese la conquista de Baeza en 1149 y la de Baza en 1152, como refiere Marmol.»

Como la mayor parte de los historiadores modernos, si no todos, siguiendo al mal informado Ximena, historiador de Baeza, aplica á ésta muchos sucesos de Baza, y muy especialmente éste, desde luego creemos que sea esta nota digna de la mayor atención, para evitar errores históricos y aclarar alguno que parece oscuro.

(1) Hoy es parroquia de Santa María y la llaman la Mayor.

(2) Esta restauración fué dirigida por Gil de Silve en tiempos de Carlos V, y es del gusto plateresco. Desde principios del siglo XVI se había advertido en España que muchos arquitectos tomados en la escuela germánica, ganosos de acomodarse á los gustos reinantes, siguieron las máximas del Renacimiento, pero uniendo á la arquitectura greco-romana la columna ojival y otros detalles, y aun los graciosos ornatos del arte arábigo y mudéjar; á este orden pertenece la antigua Colegiata de Baza; en él las columnas clásicas son más altas y gruesas que debieran; las cresterías, penachos y doseletes ojivales están sustituidos por labores de grecas, lazos y festones. Las pilastras, en lugar de las haces gó ticas, tienen entrepaños llenos de relieves; los ornatos del gusto greco-latino alternan por do quiera con los cubos moriscos y las ajaracas y los almocárabes: en una palabra, en ella se encuentra combinado lo antiguo y lo moderno y ciertamente con una no pequeña riqueza de ingenio, que hace de este tem

redo; facilita aún algún que otro dato para la historia del arte en su iglesia de Santiago el Mayor, en cuya nave, construída en 1505, presenta los últimos reflejos del estilo monumental de la Edad Media, ya casi apagados por los mismos rayos del Renacimiento (1). Á pesar de la escasez de obras creadas por otros siglos, conserva, como Baeza, cierto aire aristocrático y severo; tiene casas, ya ensombrecidas por el tiempo, adornadas por escudos de armas; palacios entre torreones, propiedad de los que sobre ellos extendieron sus espadas, y evoca todavía á nuestros ojos sombras de héroes y esforzados capitanes que rodearon de esplendor las armas de Castilla (2).»

«Ganaronla de los sarracenos, dice Rodrigo Méndez de Silva en su descripción de España, los católicos Reyes Don Fernando Quinto y D.a Isabel (3), á 4 de Diciembre, año de 1489, despues de siete meses de cerco, rindiendose á partido Hazen el Viejo, Alcaide suyo. Encargando lo eclesiastico á D. Pedro Gonzalez de Mendoza, Gran Cardenal de España y Arzobispo de Toledo, donde mandaron enarbolar, tres. estandartes con la ceremonia acostumbrada en todos los lugares que conquistaban á moros, imitando al rey D. Alonso Octavo, Emperador, progenitor suyo (4).»

plo un hermoso monumento, todo de piedra, de tres naves, con la extensión de 48 metros por 24 de anchura, dividiendo á las naves, que están paralelas, diez columnas, no exentas de cierta severidad y grandeza, dando frente la mitad á las otras cinco. Sirvió de Mezquita mayor durante la dominación arábiga hasta la Reconquista, que fué erigida Colegiata por D. Pedro González de Mendoza, gran Cardenal de España, bajo la advocación de la Anunciación de Nuestra Señora.

(1) Esta parroquia se reedificó en 1848, al estilo moderno; es toda su obra de cantería y ladrillo, y de lo antiguo no conserva más que la espaciosa nave de madera, de exquisito trabajo.

(2) Por ella han pasado y en ella detenido San Francisco de Borja, Colón durante el sitio, Cervantes ejerciendo el cargo de comisionado de apremio, y casi todos los capitanes ilustres de aquel siglo y el siguiente, entre ellos D. Alvaro de Bazán y el gran D. Juan de Austria.

(3) Aún se conserva el retrato de estos Reyes en la parroquia de Santa María, antigua Colegiata.

(4) La ceremonia, según el mismo Méndez Silva: «Iban los tres pendones,

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