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propios, de cuyas rentas vivia, amén de los derechos de matrícula y examen cobrados a los escolares.

En Salamanca el rector era elegido por todos los maestros y escolares. La reforma de Martín V estableció el sufragio indirecto de los estudiantes; los cuales elegían ocho consiliarios y éstos al rector; los doctores lo hacían a su vez del Primiciario, y ambos gobernaban la universidad, asistidos por los veinte Definidores, diez elegidos por los estudiantes y diez por los

(Fot. Gombau).

SALAMANCA.- Universidad. Detalle de la fachada.

catedráticos. En Lérida los estudiantes elegian directamente al rector, el cual tenía también su consejo, y un canciller que compartía con él la autoridad.

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El curso empezaba el día de San Lucas (18 de Octubre) y concluía el de la Virgen de Septiembre (día 8). Dábase la enseñanza por un texto, ya legal, ya doctrinal, que el maestro leía e iba comentando punto por punto en sus lecciones sucesivas. "El carácter distintivo de la enseñanza en la Edad media, escribe Thurot, es que no se explicaba la ciencia directamente, sino por un libro autorizado. Roger Bacon decía: Cuando se sabe el texto, se sabe todo lo concerniente a la ciencia objeto del texto ". Los buenos profesores sabían ser originales comentando el texto: Bartolo, por ejemplo, fundó con la doctrina de los Estatutos la ciencia del Derecho Internacional Privado, comentando un párrafo del Digesto que no habla de Estatutos ni de Derecho Internacional. Antes de la invención de la imprenta era un negocio árduo para los estudiantes el adquirir libros; Reynier dice que por eso los profesores no se contentaban con leer, sino que dictaban el texto; había un funcionario universitario, el estacionario o librero, encargado de proporcionar códices a los escolares, ora vendiéndoselos, lo que era raro, ora prestándoselos para que los copiasen o simplemente para que rectificasen los su

yos (1). Los estudiantes examinábanse, graduábanse de bachilleres, licenciados y maestros o doctores; en el grado de doctor habían de probar no sólo que entendían los libros, sino que tenían desembargada lengua, como dicen las Partidas, para explicarlos; y, finalmente, sostenían conclusiones y disputas, ejercicio a que también se dedicaban los maestros constituyendo estos actos una especie de torneo o justa literaria que revestía gran solemnidad y solía despertar extraordinario interés en el público.

C) El latín era la lengua usada en todos los actos universitarios, y aun no se consentía hablar otra en los claustros y patios del Estudio. Tenía esto la indiscutible ventaja de que los estudiantes no necesitaban aprender otros idiomas, ni valerse de traducciones, pues todos los libros facultativos estaban escritos en latín, y, además, podían trasladarse de una a otra universidad, de cualquier país que fuese, atraídos por la fama de los catedráticos. Los estudiantes medioevales eran, efectivamente, andariegos: "marchaban, con o sin pensión al extranjero, aun a trueque de sufrir mil penalidades en el viaje, luchando con maldicientes carreteros, exponiéndose a ser robados (a veces por las mismas autoridades) y durmiendo frecuentemente al sereno. Iban unos a París, otros a Tolosa de Francia, otros a Montpeller, y otros, por fin, a Roma, a Bolonia, a Oxford y a Cambridge, y hasta hay noticias de dos navarros que, presintiendo sin duda el moderno esnobismo cultural fueron a las escuelas de Alemania“ (2).

Este uso cotidiano del latín fué en la enseñanza y actos solemnes universitarios una extensión del latín eclesiástico; y en la charla de los estudiantes creó una jerga de latín macarrónico, bárbara y graciosa. Esta jerga tiene su folklore y su literatura popular; el monumento más conocido y curioso de esta literatura son los Cantos goliardiescos, o de los goliardos - estudiantes que hacían vida de juglar. Menéndez Pelayo ha hecho felices imitaciones de los que se conservan. He aquí unas muestras:

Ave Salmantina
Civitas gloriosa,
Gloria litterarum
Semper speciosa.

(1) En la Universidad de Lérida el estacionero había de tener su estación o puesto de compra y venta de libros junto a la iglesia de San Martín. En las ventas cobraba dos denarios del vendedor y otros dos del comprador si el precio era de una libra en adelante; si no llegaba a la libra una cantidad prudencial. En las copias cobraba un jaqués, y si se devolvia el códice dentro de las veinticuatro horas, un óbolo. Cada tres años nombraba el Rector dos escolares peritos en Leyes y otros dos en Cánones para revisar y enmendar jos códices que corrían entre los estudiantes. (Véase Bonilla, Disc. cit., pág. 31).

(2) Bonilla (Disc., pág. 40). En nota, toma del Bulletin Hispanique (VI-18) la noticia dada por A. Thomas (Roger Bacon et les étudiants espagnoles) de haber tenido Bacon discípulos de nuestra tierra: un dia, expli. cando Bacon el Liber vegetabilium, no supo traducir el vocablo belenum (beleño). "Entonces - dice el maestro en su Opus maius — sonriéronse burlonamente mis escolares españoles, a quienes era familiar la palabra".

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No se sabe que fuese conocido en España el nombre de goliardos; pero ¿no serían cantares de esta clase los compuestos por el Arcipreste de Hita para escolares que andan nocherniegos e para otros muchos por puertas andariegas? Verdad es que el Arcipreste los hizo también en castellano, como acreditan sus coplas:

¡Sennes dat al escolar que vos vien demandar!

¡Sennes, vos dat a nos
escolares pobres dos!

Mas estas son coplas especiales para pedir limosna por los pueblos de Castilla, y tenían que ser entendidas por el pueblo.

43. Estudios particulares. La primera y la segunda enseñanza en la Edad media. - Unidos a las universidades, pero independientes de ellas, nacieron los colegios que no eran establecimientos para enseñar sino para ayudar a los escolares en su aprendizaje universitario, proporcionándoles alojamiento y manutención (internados) y repaso de las asignaturas que cursaban en el Alma mater, algo, en fin, igual o muy parecido a lo que llamamos ahora residencias de estudiantes. El más antiguo de que hay noticia es el de San Clemente, de Bolonia, fundado para españoles por nuestro cardenal Gil de Albornoz (1365), y que fué modelo de otros muchos en Italia y en España. Anterior al Siglo de oro, sólo hay que apuntar en nuestra península, el de San Bartolomé, en Salamanca, de que fué fundador el arzobispo de Sevilla D. Diego de Anaya y Maldonado. Fueron colegiales de San Bartolomé: el Tostado, Martínez Silíceo y Palacios Rubios.

(1) Menéndez Pelayo. — Estudios Poéticos.

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TOLEDO.-Sepulcro del cardenal Gil de Albornoz en la catedral.

(Fot. Moreno).

En cuanto a los Estudios particulares, de que hablan las Partidas, habíalos de muchas clases; he aquí las dos principales: unos que correspondían a las actuales escuelas de primeras letras, y otros que pueden ser comparados con nuestros institutos y colegios de segunda enseñanza. Eran aquéllos a los que se refiere Berceo en los Milagros de Nuestra Sennora:

Tenie en esa villa, ca era menester,

un clérigo escuela de cantar e leer,
Tenie muchos criados a letras aprender,

fijos de bonnos homnes que quieren más valer.

Los segundos eran las Escuelas de Artes, de que tenemos muchos e interesantes pormenores en los Capitols de les Scoles aprobados por el Consejo de Valencia (5 Enero 1412). Baste apuntar aquí que las regía un maestro ayudado por varios camerarios (auxiliares), que admitían internos, y, sobre todo, que su instrucción versaba sobre el Latín y la Lógica, esto es, la Gramática y la Filosofía en que aún está dividida en nuestros seminarios eclesiásticos la segunda enseñanza.

El aforismo castellano la letra con sangre entra reinaba con todo su vigor en los Estudios particulares. En el Rimado de Palacio dice el canciller Ayala:

Los mozos del escuela, cuando son espantados,

e han miedo grande de bien ser azotados,

a Dios fasen sus ruegos que ellos sean librados
mas a El bien le plase porque sean emmendados.

Y el mismo poeta da la razón de por qué había de plaser a Dios cosa tan fea como azetar a un niño por no saberse la lección:

Los azotes que lievan, los fasen aprender; salen grandes letrados e aprenden buen saber...

Pedro IV el Ceremonioso absolvió (31 Julio 1343) al maestro Gil de Calatayud, regente del Estudio de Artes de Tarazona, el cual había dado a uno de sus alumnos, desatento a la explicación, tan tremenda bofetada que le causó la muerte. "Bien es verdadescribe Bonilla (1) con fino humo

(1) Discurso, pág. 33. Algunas de las noticias del discurso aqui transcritas, están tomadas del libro de A'Rubió y Lluch: Documents per l'Historia de la Cultura Catalana Mich-eval (Barcelona, 1908), del que dice el Sr. Bonilla: "Excelente libro, lleno de noticias interesantes; pero el título empequeñece algo su verdadera importancia; los Documentos acreditan, no sólo la cultura catalana sino también la valenciana, y muy principalmente la aragonesa“.

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