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Kunstgriff gehalten. Eine nähere Betrachtung seines Buches zeigt jedoch, dass dieselbe keineswegs so ganz aus der Luft gegriffen sein kann. Zwar geht schon aus dem Umstande, dass der Verfasser sich überall der christlichen Sache sehr geneigt beweist, hervor, dass die Guerras civiles in der Gestalt, in welcher sie im Druck erschienen sind, das Werk eines christlichen Spaniers sein müssen. Andererseits aber entwickelt der Verfasser eine so genaue Bekanntschaft mit den Zuständen Granada's in den letzten Zeiten vor der Eroberung, mit den Sitten der dortigen Bevölkerung und den daselbst ansässigen vornehmen Familien, wie man sie nur bei einem Mauren selbst erwarten kann. Es ist daher ausser allen Zweifel, dass Hita den Stoff zu seiner Dichtung wirklich aus ächt arabischen Quellen geschöpft hat. Ob diese Quellen Handschriften oder bloss mündliche Nachrichten waren, muss dahin gestellt bleiben, vermuthlich aber erhielt er dieselben von seiner Verwandten, Esperanza de Hita, von welcher in dem Werke selbst erzählt wird, sie sei sieben Jahre lang vertraute Sklavin der Sultanin von Granada gewesen und erst nach der Eroberung zu ihrer Familie zurückgekehrt. Als gewiss darf ferner angenommen werden, dass nicht bloss der Hintergrund des Romanes historisch ist, sondern dass auch den darin erzählten Begebenheiten grossentheils wirkliche Vorfälle zum Grunde liegen, die von Hita aber hin und wieder ausgeschmückt und durch einige eigene Erfindungen künstlerisch zu einem Ganzen verbunden wurden. Der Roman erschien zu einer Zeit, wo das Bedürfniss neuer Stoffe höchst fühlbar geworden war. Die Ritterromane waren grossentheils schon ein Gegenstand des Gespöttes, die Schäferromane aber mit ihrem süsslichen und kraftlosen Wesen konnten nur eine gewisse Klasse von Lesern und vielleicht selbst diese nicht auf lange Zeit befriedigen. Hitas Dichtung eröffnete eine ganz neue und um so anziehendere Scene als ihr interessanter Inhalt sich auf dem Boden der wirklichen Geschichte hewegte, und zwar der Geschichte eines Landes, über dessen Vergangenheit selbst für die Unterthanen eines Philipp II. ein romantischer Zauber schwebte. Einen besondern Reiz erhielt der Roman noch durch die eingestreuten Romanzen. Von diesen rühren jedoch die wenigsten von Hita selbst her; die meisten waren schon vorher vorhanden, und von diesen gehören einige wenige sogar zu den ächten alten volksthümlichen Romanzen, die grössere Anzahl dagegen zu jener unächten Gattung dieser Dichtungen, welche im Laufe des 15. Jahrhunderts ihren Ursprung fand. Die Guerras civiles wurden bald ein Lieblingsbuch der spani

schen Nation und sind es mit Recht zu allen Zeiten geblieben. Dass sie nicht, wie der Amadis und Montemayors Diana zu Nachahmungen gereizt haben, ist in der That auffallend und lässt sich auch kaum mit Ticknor aus dem Fanatismus der Spanier gegen die verhassteu Mauren erklären.

Im Jahre 1604 gab Hita einen zweiten Theil seines Romanes heraus. Dieser schliesst sich indessen nicht an den ersten an, sondern bildet ein selbstständiges Werk. Den Inhalt desselben bildet nämlich der von Mendoza in seinem berühmten Geschichtswerke behandelte Aufstand der Moriscos in den Jahren 1568-1570, über welchen Hita, der, wie wir oben gesehen haben, in den Reihen der königlichen Armee mitkämpfte, als Augenzeuge berichten konnte. Der grösste Theil seiner Erzählung ist daher wahre Geschichte, und nur einige romantische Episoden von seiner eigenen Erfindung sind lose in dieselbe eingewebt. Durch diese war indessen dem an und für sich weit nüchterneren Stoffe nicht der poetische Reiz zu geben, der den ersten Theil auszeichnet. Als Dichtung steht daher dieser zweite Theil weit unter dem ersten, und auch die in denselben eingelegten Romanzen, welche grossentheils von Hita selbst herrühren, sind von geringerer Bedeutung. Dagegen hat dieser Theil einen nicht unbedeutenden Werth als Geschichtsquelle, und ist auch wirklich in neuerer Zeit, u. A. vom Grafen von Circourt in seiner Histoire des Maures Mudejares Paris 1846. 3 Bnde. 8. als solche benutzt worden. Hinsichtlich der Schreibart gehören beide Theile zu den besten Mustern der castilianischen Prosa.

Der erste Theil der Guerras civiles ist sehr oft gedruckt worden. Ausser der schon oben genannten erwähnen wir noch der Ausgaben: Alcalá de Henares 1598. 8. Lissabon 1598. 8. 1603. 8. Barcelona 1604. 8. Valencia 1604. 8. Sevilla 1613 8. Madrid 1631. 8. 1647. 8. Antwerpen 1714. 8. Barcelona 1757. 8. Der zweite ist nur einige Mal gedruckt (Alcalá de Henares 1604. 8. Barcelona 1619. 8. Madrid 1731. 8.) und daher in älteren Ausgaben sehr selten. Eine hübsche Ausgabe beider Theile erschien zu Madrid 1833. 2 Bde 8. Die neueste, gleichfalls beide Theile enthaltende, ist die in den Novelistas anteriores à Cervantes (dem dritten Bande von Ribadeneira's Bibliot. de Aut. Esp.) Ausser einer älteren französischen Uebersetzung des ersten Theils giebt es eine neuere von Sané (Paris 1809. 2 Vols. 8.) und eine deutsche von K. A. W. Spalding (Berlin 1821. 8.) Noch wollen wir erwähnen, dass in der Druckerlaubniss einiger Ausgaben des zweiten Theiles von einem dritten gesprochen wird, der jedoch nie er

schienen ist. Vgl. Ticknor II, 228–232. Dunlop-Liebrecht S. 370 ff. F. Wolf in d. Wiener Jahrb. Bd. 114. S. 27 ff.

Guerras civiles de Granada.

el valiente Muza tuvo con el maestre de

Batalla que
Calatrava.

Origen de las enemistades de los
Zegries y Abencerrajes.

(Guerras civil. Parte I. Cap. 3-5.)

El rey de Granada Mulahacen se servia de los caballeros mas principales de la ciudad, con los cuales tenia su corte próspera, y sus tierras pacíficas, y hacia guerra á los cristianos, y era de todos muy temido, hasta que su hijo Aboabdili fué grande, y entre él y el padre hubo grandes diferencias, y el hijo fué alzado por rey en favor de los caballeros de Granada, que estaban mal con su padre, por ver los agravios que dél habian recebido; otros seguian la parte del padre. De aquesta manera andaban las cosas de la ciudad y reino de Granada, y no por eso dejaba de estar en su punto, siendo bien gobernada y regida; y es de saber, que de los treinta y dos linajes de caballeros que habia en Granada, los que sustentaban la corte eran los que aquí nombraremos, porque hace mucho al caso á nuestra historia, así como lo escribe el moro Abenhamin, historiador de aquellos tiempos, desde la entrada de los moros en España; pero este Abenhamin tuvo cuidado de recoger los papeles y escrituras que trataban de Granada, y su fundacion primera y segunda; y los caballeros que mas se estimaban en Granada eran los siguientes: Alhamares, Abencerrajes, Llegas, Abenamares, Almoradís, Gomeles, Mazas, Gazules, Alabeces, Venegas, Zegries.

Los caballeros Abencerrajes eran muy estimados, por ser de esclarecido linaje, descendientes de aquel valeroso capitan Abencerraje, que vino con Muza en tiempo de la gran derrota de España: deste y de dos hermanos suyos descendieron estos caballeros Abencerrajes de sangre real. Hallaránse los hechos destos insignes caballeros en las crónicas de los reyes de Castilla, á las cuales me remito. Los que tenian mayor amistad con estos caballeros eran los Maliques

Alabeces y el valiente Muza, hijo bastardo del rey Mulahazen. Era Muza muy valiente y robusto, y todos le amaban por su nobleza. A la sazon habia en Granada muchas fiestas, á causa de haber recebido la corona el rey Chico, aunque contra la voluntad de su padre, el cual vivia en el Alhambra, y el rey Chico en el Albaizin y Alcazaba, visitándole los caballeros mas principales, por quien habia recebido la corona, así Abencerrajes como Gomeles y Mazas. Pasando estas cosas, el muy valeroso maestre de Calatrava don Ro drigo Tellez Giron, con mucha gente de á caballo y de ȧ pié, entró á correr la vega de Granada, y hizo en ella algunas presas; y no contento con esto, quiso saber si habia en Granada algun caballero que con él quisiese escaramucear lanza por lanza; y sabiendo como en Granada hacian fiestas por la nueva eleccion del rey Chico, acordó de enviar un escudero con una letra suya al rey, el cual estaba en Generalife, holgándose con muchos caballeros, y en llegando el escudero pidió licencia, y diósela; y siendo en presencia del rey, hizo el acatamiento debido, y dió el recado de su señor el maestre. El lo recebió y lo hizo leer alto que todos lo entendiesen, y decia así:

,,Poderoso señor: tu Alteza goce la nueva corona, que por tu valor se te ha dado, con el próspero fin que deseas. De mi parte he sentido gran contento, aunque diversos en leyes; mas confiado en la grande misericordia de Dios, que al fin tú y los tuyos vendreis al conocimiento de la santa fe de Jesucristo, y querrás amistad con los cristianos. Y pues ahora hay tantas fiestas por tu nueva corona, es justo que los caballeros de tu corte se alegren y reciban 'placer, probando sus personas con el valor que dellos por el mundo se publica. Y así por este respeto yo y mi gente hemos entrado en la vega, y la hemos corrido; y si acaso alguno de los tuyos quisiere salir al campo á tener escaramuza uno á uno, déles tu Alteza licencia para ello, que aquí aguardo en el Fresno gordo, cerca de tu ciudad. Y para esto doy seguro que de los mios no saldrán mas de aquellos que salieren de Granada para escaramucear. Ceso besando tus reales manos. El maestre don Rodrigo Tellez Giron.“

Leida la carta, el rey con alegre semblante miró á todos sus caballeros, y viólos andar alborotados y con deseo de salir á la escaramuza, pretendiendo cada uno dellos la empresa; y el rey, como los vió así andar, mandó que se sosegasen, y preguntó si era justo salir á la escaramuza que el maestre pedia, y todos respondieron, que era cosa muy justa

salir, porque, haciendo lo contrario, serian reputados por caballeros de poco valor y muy cobardes, y sobre ello hubo muchos pareceres, sobre quien saldria á la escaramuza, ó cuantos; y fué acordado que no fuese aquel dia mas que uno á uno á la escaramuza, que despues saldrian mas; y sobre quien habia de salir hubo muchas y grandes diferencias entre todos, de modo que fué necesario que entrasen en suerte doce caballeros, y que del que saliese primero de una vasija de plata su nombre escrito, que aquel saliese. Así acordado, los que fueron escritos para las suertes fueron los caballeros siguientes: Mahomad Abencerraje, el valiente Muza, Malique Alabéz, Mahomad Maza, Mahomad Almoradí, Albayaldos, Venegas Mahomet, Abenámar, Mahomad Gomel, Almadán, Mahomad Zegrí, el valiente Gazul.

Todos estos caballeros fueron señalados, y escritos sus nombres y echados en una vasija, los revolvieron muy bien, y la reina sacó la suerte, y leida decia Muza. La alegría que sintió fué grande, y los demas caballeros envidia, porque cada uno dellos se holgara en estremo ser el de la suerte, por probar el valor y esfuerzo del maestre. Y aunque despues desto entre todos los caballeros fué conferido y debatido que mejor fuera salir cuatro á cuatro, ó seis á seis, no se pudo aceptar con Muza; y así luego se escribió al maestre una carta, y dándosela al escudero en respuesta de la que habia traido, le enviaron; y llegando á la presencia del maestre, le dió la carta del rey Chico, que decia así:

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Valeroso maestre: muy bien se muestra en tu virtud la nobleza de tu sangre, y no menos que de tu bondad pu diera salir el parabien de mi eleccion y real corona, lo cual me ha puesto en obligacion de acudir á todo lo que á la amistad de un verdadero amigo se debe tener; y así me obligo á todo aquello que de mí y de mi reino hubieres menester. Con muy comedidas razones envías á pedir á mis caballeros escaramuza en la Vega, por alegrar mi fiesta, lo cual agradezco grandemente. Entre los principales caballeros desta corte se echaron suertes por quitar diferencias, á causa de que cada uno quisiera verse contigo; cayóle la suerte á mi hermano Muza: mañana se verá contigo debajo de tu palabra, que de ninguno de los tuyos será ofendido. Conocido tengo que será muy de ver la escaramuza, por ser entre dos tan buenos caballeros. Queda aquí para lo que cumpliere. Audalá, rey de Granada."

Alegre fué el maestre con la respuesta del rey, y aquella noche se retiró gran trecho la tierra adentro: mandó

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