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vorzüglichsten gehören. Ihr Inhalt ist sehr verschieden. Viele sind arabischen und persischen Mährchen nachgebildet, einige vielleicht speciell spanisch-maurischen Ursprungs; andere sind Anecdoten aus der spanischen Geschichte; noch andere stimmen in den Hauptzügen mit Erzählungen, die sich auch in der Litteratur anderer abendländischer Nationen finden, ohne dass sich ihr erster Ursprung mit vollkommener Sicherheit nachweisen liesse; noch andere endlich sind bekannte Fabeln und Apologen. Wenn nun auch die Erfindung dem Infanten Manuel wohl nur zum kleinsten Theile gehört, so gebührt ihm doch das Verdienst der höchst anmuthigen Fassung und anziehenden Darstellung, so wie des einfach-natürlichen, naiven Erzählungstones. Daneben verräth sich überall der vorurtheilsfreie Geist des gebiideten Denkers und die leidenschaftslose Weltanschauung des erfahrenen Mannes. Hinsichtlich der Sprache ist der Conde Lucanor, trotz des hin und wieder schwerfälligen Styls, eins der besten älteren Muster ächtcastilianischer Ausdrucksweise.

Der Conde Lucanor wurde zuerst von Argote de Molina zu Sevilla 1575. 4. mit einer kleinen Biographie des Verfassers und einer weitläufigen Genealogie seiner Nachkommen-. schaft herausgegeben, und diese Ausgabe gehört zu den grössten bibliographischen Seltenheiten. Etwas weniger selten ist die zu Madrid, 1642. 4. erschienene. In neuerer Zeit veranstaltete der um die Litteratur der romanischen Sprachen hoch verdiente A. Keller einen Wiederabdruck (Stuttgart 1830. 8.) Eine neue, hoffentlich kritische Ausgabe ist in der seit 1846 bei Ribadeneira in Madrid erscheinenden grossen Biblioteca de Autores Españoles zu erwarten. Mit einer Uebersetzung hat uns Joseph von Eichendorff beschenkt (Berlin 1840. 8.) Ausführlich handeln vom Conde Lucanor: F. Wolf in den Wiener Jahrb. d. Litterat. Bd. 57. S. 192. ff. (besonders über den orientalischen Character des Buches) Clarus Darstellung d. span. Litterat. im Mittelalter Bd. I. S. 357. ff. E. Liebrecht in: Neues Jahrbuch der Berliner Gesellsch. für deutsche Sprache VIII, 196. ff. (besonders über die Quellen und Nachahmungen) Vgl. Ticknor I, 59. ff. und dazu die Nachträge II, 667. ff.

So interessant und wichtig der Conde Lucanor auch in litterarhistorischer Beziehung ist, so ist er doch gewiss nicht dasjenige Werk Don Juan Manuels, aus welchem wir den interessanten Character dieses ausgezeichneten Mannes am vollständigsten kennen lernen. Leider aber sind alle übrigen, deren Titel Argote de Molina in der oben angeführten

Biographie Don Juan's und Ticknor I, 55. Anm. 3. aufzählen, und unter welchen sich auch eine Sammlung von Gedichten (libro de cantares) befindet, ungedruckt geblieben. Wie viele derselben gegenwärtig noch existiren, weiss man nicht. Einige finden sich noch in einer Handschrift der Bibliothek zu Madrid, andere waren im vorigen Jahrhundert noch vorhanden, sind aber seitdem nicht wieder aufgefunden worden. Gedichte scheinen leider zu den verlorenen zu gehören.

El Conde Lucanor.

De lo que acontesció á Don Rodrigo el Franco y sus caballeros.*)

(Conde Lucanor Cap. III.)

El Conde Lucanor fablava otra vez con Patronio, su consejero, é díxole: Patronio, á mi acaesció de aver muy grandes guerras, en tal guisa que estava la mi fazienda en muy grande perdimiento, é quando yo estava en el mayor menester, algunos que yo crié, á quien fiziera mucho bien, dexávanme é aun ensañáronse á me fazer mucho desservicio, é tales cosas fizieron contra mí aquellos, que bien vos digo que me fizieran aver muy peor esperança de las gentes, de quanto avia ante que ellos errassen contra mí. Ruego vos, que me consejedes lo que devo fazer en esto. Senor conde, dixo Patronio, si los que assi erraron contra vos fueran tales como fueron Don Pero Nuñez de Fuente Almexir é Don Ruy Gonçalez de Caballos é Don Gutierre Rodriguez de Langueruella, ó sopieran lo que les contesció, non fizieran lo que fizieron. El conde le preguntó, como fuera aquello. Senor, dixo Patronio, aquesto acaesció assí.

El conde Don Rodrigo el Franco fué casado con una dueña, hija de Don Garcia de Açagra, é fué muy buena dueña, y el conde, su marido, asacóle falso testimonio é quexándose desto fizo su oracion á Dios, que si ella era culpada que mostrasse su milagro en ella, é si el conde le asacara falso testimonio, que lo mostrasse en él. E luego que la oracion fué acabada, por el milagro de Dios engafesció el conde é ella partióse dél. E luego que fueron partidos, embió el rey de Navarra sus mandaderos á la dueña é casó

*) Diese Erzählung ist vielleicht nicht gerade eine der vorzüglichsten des Conde Lucanor, aber durch ihren echt spanischen Geist gewiss sehr charakteristisch, und hauptsächlich aus diesem Grunde nehmen wir sie auf.

con ella y fué reyna de Navarra. Y el conde siendo gafo é viendo que non podia guarescer, fuése para la tierra sancta en romería, para yr morir allá. E como quier que era muy honrado é avia muchos buenos vassallos, non fueron con él sino estos tres cavalleros dichos, é moraron allá tanto tiempo, que les non cumplia lo que llevaron de su tierra, é avieron de venir à tan gran pobreza, que non avian que dar al conde, su señor, á comer; é por la gran mengua alquilavanse cada dia en la plaça los dos, y el uno fincava con el conde é de lo que ganavan governavan á su señor. E assí mismo cada noche bañavan al conde y limpiávanle las llagas de la gafedad. E acaesció, que en bañándole una noche los braços é las piernas, que por aventura ovieron menester escopir y escopian. E quando el conde vió, que todos escupieron, cuydando que lo fazian por asco que dél tomavan, començó á llorar é quexarse de gran pesar é quebranto del asco que del ovieron. E por que el conde entendiesse, que non ovieran asco de la su dolencia, tomaron con las manos de aquel agua que estava llena de podre é de las postillas que le salia de las llagas que el conde avia, é bevian della muy gran pieça. E passando con el conde tal vida, fincaron con él fasta que el conde murió. E porque ellos tuvieron, que les seria mengua tornar á Castilla sin su señor bivo ó muerto, non quisieron tornar sin él. E como quier que les dezian que lo coziessen é llevassen los huessos, dixeron ellos, que tan poco consintirian, que ninguno pusiesse la mano señor siendo finado como siendo bivo, é non consintieron que le coziessen, mas enterráronlo y esperaron fasta que fué toda la carne desecha; é metieron los huessos en una arquita é traíanlos acuestas. E assí viniendo, pidiendo las raciones, traxeron su señor acuestas, pero traian testimonio de lo que le avia contescido. E viniendo tan pobres, pero que bien andantes, llegaron á tierra de Tolosa y entraron por una villa é toparon con gran gente que llevavan á quemar una dueña hondrada, porque la acusava un hermano de su marido é dezia, que si algun cavallero non salvasse á la dueña, que cumplirian en ella aquella justicia, é non fallavan cavallero que la salvasse. Y desque Don Pero Nuñez leal é de buena ventura entendió, que por mengua de cavallero fazian aquella justicia de aquella dueña, dixo á sus parientes, que si él sopiesse, que la dueña era sin culpa, quel la salvaria; y fuése luego para la dueña é preguntóle la verdad del fecho. Ella le dixo, que ciertamente que la acusavan mas que ella nunca fiziera aquel yerro de aquello que le acusavan, mas que fuera su

en su

talante de lo fazer. Como Don Pero Nuñez entendió, que ella de su talante quisiera fazer lo que non devia, que non podia ser que algun mal no le contesciesse al que la quisiesse salvar, pero pues él lo avia començado é sabia que non fiziera todo el yerro de lo que la acusavan, dixo, que él la salvaria, é como quier que los acusadores lo cuydaron de desechar, diziendo que non era cavallero, desque mostró el testimonio non lo pudieron desechar. E los parientes de la dueña diéronle cavallo é armas, é antes que entrasse en el campo, dixo á sus parientes, que con la merced de Dios que él fincaria con honra é que salvaria la dueña, mas que non podia ser, que á él non le aviniesse alguna ocasion, por lo que la dueña quisiera fazer. E desque entraron en el campo, ayudó Dios á Don Pero Nuñez é venció la lid é salvó la dueña, pero perdió Don Pero Nuñez el ojo, é assí cumplió todo lo que Don Pero Nuñez dixera ántes que entrasse en el campo; é la dueña é sus parientes dieron tanto de aver á Don Pero Nuñez, con que pudieron traer los huessos del conde, su señor, é á quanto mas sin lazeria que ante. E quando las nuevas llegaron al rey de Castilla, de como aquellos bien andantes cavalleros venian é traian los huessos del conde su señor como venian tan bien andantes, plógole mucho ende, porque eran de su reyno omes que tal cosa fizieron, é embióles mandar que viniessen de pié assí mal vestidos como venian. Y el dia que avieron de entrar en el su reyno de Castilla, saliólos á recebir el rey de pié, bien cinco leguas ante que llegassen al su reyno, é fizoles tanto bien, que oy dia son eredados los que vienen de su linage de lo quel rey les dió. Y el rey é quantos todos venian con él por fazer honra al conde señaladamente é por la fazer á los cavalleros, fueron con los huessos del conde hasta Osma, do los enterraron. E desque fué enterrado, fuéronse los cavalleros para sus casas. Y el dia que Don Ruy Gonçalez llegó á su casa, quando se assentó á la mesa con su muger, desque la buena dueña vió la vianda ante si, alço las manos á Dios é dixo: „Señor, bendito seas tú, que me dexaste ver este dia, ca tu sabes, que despues que Ruy Gonçalez se partió desta tierra, que esta es la primera carne que yo comí y el primero vino que yo beví." A Don Rodrigo Gonçalez pesóle desto é preguntóle, que por qué lo fiziera? Ella dixo, que bien sabia él, que quando se fuera con el conde, que la dixera que nunca tornaria sin el conde y que ella biviesse como buena dueña, que nunca le menguaria pan é agua en su casa, é pues él esto le dixera, que non era razon que le saliesse de man

dado, é que por esto non comiera nin beviera sino pan é agua. E otrosí desque Don Pero Nuñez llegó á su casa, desque fincaron él é sus parientes é su muger sin otra compañia, la buena dueña é sus parientes con el gran plazer que avian començaron á reyr. E cuydó Don Pero Nuñez, que fazian escarnio dél, porque perdiera el ojo, é cubrió el manto por la cabeça y echóse muy triste en la cama. E quando la buena dueña lo vió assí triste, ovo ende muy gran pesar é tanto le afincó, fasta que le ovo de dezir, que se sentia mucho porque fazian escarnio por el ojo que perdiera. E quando la buena dueña esto oyó, dióse con un aguja en el su ojo é quebrólo é dixo á Don Pero Nuñez, que aquello fiziera ella, porque si alguna vez riyessen, nunca cuydasse él, que reian dél por le fazer escarnio. E assí fizo Dios bien en aquellos cavalleros buenos por el bien que fizieron. E tengo, que si los que tambien acertaron en el vuestro servicio, fueran tales como estos, ó sopieran quanto bien les vino por esto que fizieron, que non lo erraran como lo erraron. Pero vos, señor conde Lucanor, por vos fazer algun yerro algunos, que lo non devian fazer, nunca por esso dexeys de fazer bien á los que mas yerran assí mismo que á vos, é parad mientes, que si algunos vos yerraron que muchos otros vos sirvieron, é mas vos cumplió el servicio que aquellos vos fizieron, que vos empece mi vos tovo mengua lo que otros erraron, é non creades, que de todos los que fazedes bien que de todos tomades servicio, mas un tal acaecimiento vos podria acaecer, que uno vos fará tal servicio, que ternedes por bien empleado quanto bien fagades á los otros. E el conde tuvo este por buen consejo é por verdadero, y entendiendo Don Juan, que este exemplo era muy bueno, fizolo escrebir en este libro y fizo estos versos que dizen assí:

De lo que

Maguer que algunos te ayan errado,

Por esso non dexes fazer aguissado.

contesció á un Dean de Sanctiago con Don Illan el mágico, que morava en Toledo.*)

(Conde Lucanor Cap. XIII.)

Otro dia fablava el conde Lucanor con Patronio, su consejero, é contóle su hazienda en esta guisa. „Patronio, un hombre me vino á rogar que le ayudasse en un fecho, que avia menester mi ayuda, y prometióme que faria por mí

*) Der Stoff dieser allerliebsten Erzählung ist vielfach von Novellisten anderer Nationen benutzt und von Juan Ruiz de Alarcon u. d. T.: La Prueba de las promesas dramatisch bearbeitet worden.

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