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O cuanto bien se acaba en solo un dia ! O cuantas esperanzas lleva el viento? O cuan ocioso está mi pensamiento Cuando se ocupa en bien de cosa mia ! A mi esperanza, así como á baldia, Mil veces la castiga mi tormento. Las mas veces me entrego, otras resisto Con tal furor, con una fuerza nueva, Que un monte puesto encima romperia. Aqueste es el deseo que me lleva

A que desee tornar á ver un dia

A quien fuera mejor nunca haber visto.

SONETO. XXVII.

AMOR, Amor, un hábito he vestido
Del paño de tu tienda bien cortado:
Al vestir le hallé ancho y holgado;
Pero despues estrecho y desabrido.
Despues acá de haberlo consentido,

Tal arrepentimiento me ha tomado,
Que pruebo alguna vez de congojado
A romper deste paño este vestido.
¿Mas quien podrá deste hábito librarse,

Teniendo tan contraria su natura, Que con él ha venido á conformarse ! Si alguna parte queda por ventura De mi razon, por mi no osa mostrarse ; Que en tal contradicion no está segura.

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BOSCAN, vengado estais, con mengua mia
De mi rigor pasado y mi aspereza,
Con que reprehenderos la terneza
De vuestro blando corazon solia.
Agora me castigo cada dia

De tal selvatiquez y tal torpeza:
Mas es á tiempo que de mi bajeza
Correrme y castigarme bien podria,
Sabed que en mi perfecta edad, y armado,
Con mis ojos abiertos me he rendido
Al niño, que sabeis, ciego y desnudo.
De tan hermoso fuego consumido
Nunca fué corazon: Si preguntado
Soy lo demas, en lo demas soy mudo.

SONETO XXIX.

PASANDO el mar Leandro el animoso,
En amoroso fuego todo ardiendo,
Esforzó el viento, y fuése embraveciendo
El agua con un ímpetu furioso.
Vencido del trabajo presuroso,
Contrastar á las ondas no pudiendo,

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Y mas del bien que allí perdia muriendo, Que de su propia muerte congojoso Como pudo esforzó su voz cansada, Y á las ondas habló desta manera: (mas nunca fué la voz dellas oida) Ondas , pues no se escusa que yo muera, Dejadme allá llegar, y á la tornada Vuestro furor ejecuta en mi vida.

SONETO XXX.

SOSPECHAS, que en mi triste fantasía
Puestas, haceis la guerra á mi sentido
Volviendo y revolviendo el afligido
Pecho, con dura mano, noche y dia:
Ya se acabó la resistencia mia,

Y la fuerza del alma : ya rendido Vencer de vos me dejo, arrepentido De haberos contrastado en tal porfía. Llevadme á aquel lugar tan espantable, Que por no ver mi muerte allí esculpida, Cerrados hasta aquí tuve los ojos. Las armas pongo ya; que concedida No es tan larga defensa al miserable: Colgad en vuestro carro mis despojos.

SONETO XXXI.

DENTRO de mi alma fué de mí engendrado
Un dulce amor , y de mi sentimiento
Tan aprobado fué su nacimiento,
Como de un solo hijo deseado :
Mas luego nació dél quien ha estragado
Del todo el amoroso pensamiento:
En áspero rigor y en gran tormento
Los primeros deleites ha tornado.
O crudo nieto, que das vida al padre
Y matas al abuelo! ¿por qué creces
Tan desconforme á aquel de que has nacido?
O zeloso temor! á quien pareces ?

¡Que aun la invídia, tu propia y fiera madre Se espanta en ver el monstruo que ha paridol

SONETO XXXII.

Mi lengua va por do el dolor la guia :
Ya yo con mi dolor sin guia camino :
Entrambos hemos de ir con puro tino,
Cada uno á parar do no queria :
Yo, porque voy sin otra compañía,
Sino la que me hace el desatino ;
Ella porque la lleve aquel que vino
A hacella decir mas que querria.
Y es para mí la ley tan desigual,

Que aunque inocenciasiempre en mí conoce, Siempre yo pago el yerro ageno y mio. ¿Qué culpa tengo yo del desvarío

De mi lengua, si estoy en tanto mal
Que el sufrimiento ya me desconoce {

SONETO XXXIII.

A BOSCAN DESDE LA GOLETA.

BOSCAN,
Que con su propia sangre el Africano

las armas y el furor de Marte

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