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Suelo regando, hacen que el Romano
Imperio reverdezca en esta parte,
Han reducido á la memoria el arte,
Y el antiguo valor Italiano
Por cuya fuerza y valerosa mano
Africa se aterró de parte á parte.
Aquí donde el Romano entendimiento,
Donde el fuego y la llama licenciosa
Solo el nombre dejáron á Cartago,
Vuelve y revuelve amor mis pensamientos
Hiere y enciende el alma temerosa,
Y en llanto y en ceniza me deshago.

SONETO XXXIV.

GRACIAS al cielo doy que ya del cuello
Del todo el grave yugo he sacudido

Y

,

que del viento el mar embravecido Veré desde la tierra sin temello.

Veré colgada de un sutil cabello

La vida del amante embebecido

En su error, y en su engaño adormecido, Sordo á las voces que le avisan dello. Alegrárame el mal de las mortales,

Mas no es mi corazon tan inhumano

En aqueste mi error, como parece : Porque yo huelgo, como huelga el sano, No de ver á los otros en los males; Sino de ver que dellos él carece.

SONETO XXXV.

A MARIO GALEOTA.

MARIO, el ingrato amor, como testigo
De mi fe pura, y de mi gran firmeza,
Usando en mí su vil naturaleza,

Que es hacer mas ofensa al mas amigo; Teniendo miedo que si escribo y digo Su condicion, abato su grandeza; No bastando su esfuerzo á su crueza, Ha esforzado la mano á mi enemigo. Y así en la parte que la diestra mano Gobierna, y en aquella que declara Los concetos del alma, fuí herido.

Mas yo

haré que aquesta ofensa, cara

Le cueste al ofensor, ya que estoy sano, Libre, desesperado y ofendido.

SONETO XXXVI.

A la entrada de un valle en un desierto,
Do nadie atravesaba, ni se via,
Vi que con estrañeza un can hacia
Estremos de dolor con desconcierto :
Agora suelta el llanto al cielo abierto:
Ora va rastreando por la via :
Camina, vuelve, para, y todavía
Quedaba desmayado como muerto.
Y fué que se apartó de su presencia

Su amo, y no le hallaba ; y esto siente .
Mirad hasta do llega el mal de ausencia.
Movióme á compasion ver su accidente,
Díjele lastimado: ten paciencia;
Que yo alcanzo razon, y estoy ausente.

SONETO XXXVII.

ESTOY Contino en lágrimas bañado,
Rompiendo siempre el aire con sospiros;
Y mas me duele el no osar deciros
Que he llegado por vos á tal estado,
Que viéndome do estoy, y lo que he andado

Por el camino estrecho de seguiros,
Si me quiero tornar para huiros,
Desmayo viendo atras lo que he dejado:
Y si quiero subir á la alta cumbre,
A cada paso espántame en la via
Ejemplos tristes de los que han caido.
Sobre todo me falta ya la lumbre

De la esperanza, con que andar solia
Por la escura region de vuestro olvido.

CANCION.

HABIÉNDOSE CASADO SU DAMA.

CULPA debe ser quereros,

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Segun lo que en mí haceis

Mas allá lo pagaréis,

;

Do no sabrán conoceros Por mal que me conoceis. Por quereros, ser perdido Pensaba, que no culpado: Mas que todo lo haya sido, Así me lo habeis mostrado,

Que lo tengo bien sabido. ¡Quien pudiese no quereros Tanto como vos sabeis !

Por holgarme que pagueis
Do que no han de conoceros,
Con lo que no conoceis.

OTRA.

Yo dejaré desde aquí

De ofenderos mas hablando;
Porque mi morir callando
Os ha de hablar por mí.

Gran ofensa os tengo hecha

Hasta aquí en haber hablado, Pues en casa os he enojado, Que tampoco me aprovecha. Derramaré desde aquí Mis lágrimas no hablando; Por quien muere callando Tiene quien hable por sí.

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