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setzung von Colonna's Mare Historiarum, welche nach Einigen gleichfalls Guzman's Arbeit ist. Später wurden sie als besonderes Werk den verschiedenen Ausgaben der Crónica de D. Juan II. angehängt. Die beste Ausgabe ist die von Llaguno Amirola (in demselben Bande mit Cibdareal's Centon Epistolario) besorgte: Madrid 1779. 4. u. 1790. 4. Von Perez de Guzman handeln Ticknor I, 153. ff., 316. ff. Clarus II. 125. ff. u. 428. ff. Ueber Guzman als Dichter s. den 2. Band dieses Handbuchs.

Generaciones y Semblanzas.

Don Pero Lopez de Ayala.

(Gener. y Sembl. Cap. VII.)

Don Pero Lopez de Ayala, chanciller mayor de Castilla, fué un caballero de gran linaje, ca de parte de su padre venia de los de Haro, de quien los de Ayala descienden: de parte de su madre venia de Zavallos, que es un gran solar de caballeros. Algunos del linaje de Ayala dicen que viene del infante de Aragon, á quien el rey de Castilla dió el señorío de Ayala, é yo ansí lo hallé escrito por Don Fernan Perez de Ayala, padre deste Don Pero Lopez; pero no lo lei en historias, ni he dello otra certidumbre. Fué este Don Pero Lopez de Ayala alto de cuerpo, y delgado, y de buena persona, hombre de gran discrecion y autoridad, y de gran consejo, assí de paz como de guerra. Ovo gran lugar á cerca de los reyes en cuyo tiempo fué: ca seyendo mozo fué bien quisto del rey Don Pedro y despues del rey Don Enrique el segundo, fué del su consejo, muy amado del. El ΕΙ rey Don Juan y el rey Don Enrique, su hijo, hicieron dél gran mencion y fianza. Pasó por grandes hechos de guerra y de paz, fué preso dos veces, una en la batalla de Nájara y otra en Aljubarrota. Fué de muy dulce condicion, y de buena conversacion, y de gran consciencia, que temia mucho á Dios. Amó mucho las sciencias: dióse mucho á los libros é historias, tanto que, como quier que él fuese asaz caballero y de gran discrecion en la pratica del mundo, peró naturalmente fué inclinado á las sciencias; y con esto gran parte del tiempo ocupaba en leer y estudiar, no en obras de derecho, sino en filosofía é historias. Por causa dél son conoscidos algunos libros en Castilla que antes no lo eran, ansi como el Tito Livio, que es la mas notable historia romana, las Caidas de los Principes, los Morales de San Gregorio, el Isidoro de Summo bono, el Boecio, la historia de Troya.

Él ordenó la Historia de Castilla desde el rey Don Pedro hasta el rey Don Enrique el Tercero, é hizo un buen libro de caza, que él fué mucho cazador, y otro libro llamado: Rimado del Palacio. Amó mucho mugeres, mas que á tan sabio caballero como á él se convenia. Murió en Calahorra en edad de setenta y cinco años, año de mil y cuatrocientos y siete. Está sepultado en el monasterio de Quejana, donde están los otros de su linaje.

El rey D. Juan el Segundo.

(Gener. y Sembl. Cap. XXXIII.)

Don Juan, el segundo de los reyes de Castilla que ovieron este nombre, fué hijo del rey Don Enrique el Tercero y de la reina Doña Catalina, su muger, é nació en Toro viernes seis dias de Marzo, dia de Santo Tomás, año de la incarnacion de mil y cuatrocientos y cinco, y comenzó á reinar el dia de navidad año de mil y cuatrocientos y siete, que murió el rey, su padre, en la ciudad de Toledo el dicho dia; ansí que habia veinte y dos meses que naciera. Y allí fué alzado por rey, estando aí el infante Don Fernando, su tio, y Don Ruy Lopez de Avalos, condestable de Castilla, y Juan de Velasco, camarero mayor del rey, y Diego Lopez de Stúñiga, su justicia mayor, y Don Sancho de Rojas, obispo de Palencia, que despues fué arzobispo de Toledo, y Don Juan de Illescas, obispo de Cigüenza. Y a la sazon que el rey, su padre, murió, estaba en Segovia, que lo tenia allí la reina, su madre. Y quedaron por sus tutores y regidores por el testamento del rey la reina y el infante: y la guarda y tenencia del rey niño quedaba á Diego Lopez de Stúñiga y ȧ Juan de Velasco; pero porque la reina se sintió dello por muy agraviada y ansimismo á los grandes del reino no placia dello, fuéles hecha enmienda, y la reina tuvo al rey. E dende á pocos dias que el rey su padre murió, partió de Toledo el infante Don Fernando y todos los caballeros que con él eran, para Segovia, donde el rey estaba. E vinieron allí muchos grandes, prelados y caballeros, y los procuradores de las cibdades y de las villas del reino: y ansi fué allí un gran ayuntamiento de gente. Y ovo algunos debates entre la reina y el infante sobre la forma de regimiento; pero concordóse en esta manera: que la reina oviese la gobernacion de allende de los puertos contra Burgos, salvo 1) á Córdova

1) Salvo steht hier und gleich nachher noch einmal in der sonst ganz ungewöhnlichen Bedeutung: y tambien.

y algunos lugares otros que fueron de su regimiento. El infante ovo la parte de aquende los puertos contra Toledo y Andalucía, salvo á Burgos y á otros lugares. Y esto ansí concordado, el infante se partió para la guerra de los Moros, y con él todos los grandes del reino, y la reina quedóse en Segovia con el rey. Lo que el infante hizo en aquel año y otro siguiente en aquella guerra, porque ya suso es contado 1), no se dice aquí; mas salvo tanto 2), que si a nuestro Señor no provocaran á indignacion los pecados de Castilla, para que viniese en ello algun embargo, sin dubda este noble infante diera fin á la dicha guerra, y tornara á España en su antigua posesion, lanzando á los Moros della y restituyéndola á los cristianos. Pero estando este infante sobre Antequera, habiendo vencido una batalla y teniendo á los Moros muy afincados, murió el rey Martin de Aragon sin hijos, y por derecho sucedia en el reino este infante Don Fernando, que era hijo de la reina Doña Leonor de Castilla, hermana deste rey Martin; y por eso ovo el dicho infante de dejar la dicha guerra y volverse á la prosecucion del reino de Aragon; lo cual fué gran daño para Castilla, ansí por perder aquella conquista, como por ausentarse el infante de la gobernacion del reino, que él gobernaba en tanta paz y justicia, como mal pecado se mostró despues en los grandes daños y males que por falta del buen regimiento son venidos: ca el bien nunca es conocido sino por su contrario. Y tornando á hablar deste rey Don Juan, es á saber que él fué alto de cuerpo y de grandes miembros, pero no de buen talle ni de grande fuerza: de buen gesto, blanco y rubio, los hombros altos, el rostro grande, la habla un poco arrebatada, sosegado y manso, muy mesurado y llano en su palabra. E porque la condicion suya fué estraña y maravillosa, es necesario de alargar la relacion della. Ca ansí fué, que él era hombre que hablaba cuerda y razonablemente, y habia conoscimiento de los hombres para entender, cual hablaba mejor y mas atentado y mas gracioso. Placíale oir los hombres avisados, y notaba mucho lo que dellos oia: sabia hablar y entender latin, leia muy bien, placíanle mucho libros é historias, oia muy de grado los decires rimados, y conoscia los vicios dellos: habia gran placer en oir palabras alegres y bien apuntadas, y aun él mismo las sabia bien decir. Üsaba mucho la caza y el monte, entendia bien en

') Nemlich in der Characterschilderung des Infanten Don Fernando. welche das 4. Capitel der Generaciones y Semblazas bildet. 2) D. h. nur so viel mag hier davon erwähnt werden.

toda la arte della. Sabia del arte de la música, cantaba y tania bien. Pero como quier que de todas estas gracias oviese razonable parte, de aquellas que verdaderamente son virtudes y que á todo hombre, principalmente á los reyes, son necesarias, fué muy defectuoso. Ca la principal virtud del rey, despues de la fé, es ser industrioso y diligente en la gobernacion y regimiento del su reino: y pruébase por aquel mas sabio de los reyes, Salamon, el cual habiendo mandamiento de Dios que pidiese lo que quisiese, no demandó á él salvo seso para regir y gobernar el pueblo, la cual peticion tanto fué agradable á nuestro Señor, que le otorgó aquella y otras singulares gracias. De aquesta virtud fué ansí privado y menguado este rey, que habiendo todas las gracias susodichas, nunca una hora sola quiso entender ni trabajar en el regimiento del reino; y aunque en su. tiempo fueron en Castilla tantas revueltas y movimientos, y males dañosos y peligrosos, cuantos no ovo en tiempo de los reyes pasados por espacio de doscientos años, de lo cual á su persona y fama y reino venia asaz peligro, tanta fué su negligencia y remision en la gobernacion del reino, dándose á otras obras, mas aplacibles y deleitosas que útiles y honorables, que nunca en ello quiso entender. Y como quier que en aquellas historias que leia, hallase los males y daños que vinieron á los reyes y á sus reinos por la negligencia y remision de los reyes, y ansimismo como quier que por muchos religiosos y caballeros le fué dicho, que su persona y su reino estaban en gran peligro por él no entender en el regimiento de su reino, y que su fama era muy menguada por ello, y (lo que mas grave era,) que su consciencia era muy encargada, y habia de dar á Dios estrecha cuenta del mal que á sus súbditos venia por defecto de su regimiento, pues le diera Dios discrecion y seso para entender en ello, con todo esto, aunque él mismo veia la poca obediencia que le era guardada y con cuan poca reverencia era tratado, y la poca mencion que de sus cartas y mandamientos se hacia, con todo eso nunca un dia quiso volver el rostro, ni trabajar el espíritu en la ordenanza de su casa, ni en el regimiento de su reino, mas dejaba todo el cargo dello á su condestable, del cual hacia tanta y tan singular fianza, que á los que no lo vieron parescia cosa imposible, y á los que lo vieron fué estraña y maravillosa obra. Ca en las rentas y tesoros suyos, y en los oficios de su casa, y en la justicia de su reino, no solamente se hacia todo por su ordenanza, mas ninguna cosa se hacia sin su mandado. Ca como quier que las provisiones

y capítulos de justicia y los libramientos y mercedes y donadias fuesen hechas en nombre del rey y firmadas de su nombre, pero ni los secretarios escribian, ni el rey firmaba, ni el chanciller sellaba, ni las cartas habian vigor ni esecucion sin voluntad del condestable. Tanta y tan singular fué la fianza que el rey hizo del condestable, y tan grande y tan excesiva su potencia, que apenas se podia saber de ningun rey ó principe, que muy temido y obedecido fuese en su reino, que mas lo fuese que él en Castilla, ni que mas libremente oviese la gobernacion y el regimiento. Ca no solamente los oficios y estados y mercedes de que el rey podia proveer, mas las dignidades y beneficios eclesiásticos no era en el reino quien osase suplicar al papa ni aceptar su provision, si de propio motu la hacia, sin consentimiento del condestable. Ansi que lo temporal y lo espiritual todo era en su mano: toda la autoridad del rey era firmar las cartas, mas la ordenanza y esecucion dellas en el condestable era. A tanto se estendió su poder, y tanto se encogió la virtud del rey, que del mayor oficio del reino hasta la mas pequeña merced, muy pocos llegaban á la demandar al rey, ni le hacian gracias della; mas al condestable se demandaba y á él se regraciaba. E lo que con mayor maravilla se puede decir y oir, que aun en los autos naturales se dió así á la ordenanza del condestable, que seyendo él mozo y bien complexionado, y teniendo á la reina, su muger, moza y hermosa, si el condestable se lo contradijese, no iria á dormir á su cama della, ni curaba de otras mugeres, aunque naturalmente era asaz inclinado a ellas. En conclusion son aquí de notar dos puntos muy maravillosos: el primero, un rey comunalmente entendido en muchas cosas, y ser de todo punto negligente y remiso en la gobernacion de su reino, no le moviendo ni estimulando á ello la discrecion, ni las experiencias de muchos trabajos que pasó en las contiendas y revueltas que ovo en su reino, ni las amonestaciones y avisamientos de grandes, caballeros y religiosos que dello le hablaban, ni (lo que es mas) la inclinacion natural pudo en él haber tanto vigor y fuerza, que de todo punto, sin ningun medio, no se sometiese á la ordenanza y consejo del condestable, con mas obediencia que nunca un hijo humilde lo fué á un padre, ni un obediente religioso á su abad ó prior. Algunos fueron que, veyendo este amor tan especial y esta fianza tanto excesiva, tovieron que fué arte y malicia de hechizos, pero desto no ovo cosa cierta, aunque algunas diligencias se hicieron sobre ello. El segundo punto, que un caballero sin parientes y con tan pobre comienzo, en un

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