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oyó el mas singular loor y gloria; porque seyendo perseguido cruelmente del rey Saul, no quiso tocar en él dos veces que lo pudiera matar. No me parece de otro haber leido tan perfectamente usar desta virtud. Y como en el decreto dice: el privilegio de pocos no hace ley comun, ansí no hace regla general un solo auto; lo uno por el estremo peligro de las personas y estados en que estaban, y porque de hecho se movieron en batalla ordenada ir contra el rey. Yo no puedo juzgar sus intenciones, pero la muestra y apariencia no era buena, aunque pudiera ser, si ovieran victoria, vengándose de los otros, guardaran al rey, como otras veces hicieron. Pero esta determinacion no es mia; ca, como he dicho, en tan estremo peligro usar de pura lealtad fuera gran perficion. Ca se lee en el libro de los reyes, que cuando aquellos dos condestables de David y de la casa de Saul, Joab y Abner, ovieron su encuentro cerca la laguna de Gabaon, y fué vencido Abner, el cual como vió que Joab lo seguia, volviéndose á él díjole: ¿,,Por qué no mandas al pueblo que cese de seguir á sus hermanos? ¿No sabes cuan peligrosa es la desesperacion?" Y luego Joab cesó de los mas perseguir, como quier que Abner en aquel conflito ó pelea le habia muerto un hermano suyo, buen caballero. Puédese empero pensar (si escogiendo la mas sana parte y aun los autos pasados, queremos conjeturar) que si estos señores ovieran la victoria, guardaran la persona del rey, como otras veces hicieron: pero esto digo por opinion, no determinando. Y todavía yo no les quiero escusar, que de dos cosas no les dé cargo: una, que el propio y primero motivo y movimiento fué por intereses y ambiciones y cobdicias, no por dar buena órden ni regimiento en el reino; otra, que en sus hechos la forma iba torcida y errada con escándalos y rigores, la cual muchas veces suele dañar la materia. Y ansi concluyendo digo mi parescer, que de todos estos males fueron causa los pecados de los españoles, ansi de haber un rey remiso y negligente, como de un caballero haber tanta presuncion y osadía, de mandar y gobernar tan grandes reinos y señoríos; no escusando la cobdicia de los grandes caballeros. Plega á nuestro Señor, que pues nuestros pecados que desto son causa no cesan ni se corrigen, (que aun ántes se dice, y aun se cree, que se multiplican y agravian ansí en calidad como en cantidad) que las penas no crezcan con los pecados; mas por su infinita misericordia intercediendo su sanctísima madre, se mitigue y amanse su sentencia, dando tan devotos pueblos, que merezcan haber

buenos reyes. Ca mi gruesa y material opinion es esta: que ni buenos temporales ni salud son tanto provechosos y necesarios al reino, como justo y discreto rey; porque es príncipe de paz, y nuestro Señor, cuando partió deste mundo, en su testamento y postrimera voluntad no nos dejó sino la paz: y esta buena regla puede dar el que tiene lugar de Dios, la cual no puede dar el mundo, segun la iglesia canta: Quam mundus dare non potest, ec. ec.

Pulgar.

Fernando de Pulgar war, nach Einigen im Königreiche Toledo, nach Andern in Madrid geboren. Das Jahr seiner Geburt ist unbekannt, wird aber wohl in das dritte Decennium des 15. Jahrhunderts zu setzen sein. Auch über seine Familie und frühere Lebensverhältnisse wissen wir nichts; nur berichtet er uns selbst, dass er am Hofe Johanns II. erzogen worden sei. Unter Heinrich IV. war er bereits ein vielgeltender Mann und wurde von dem Könige hin und wieder mit wichtigen, Gewandheit erfordernden Geschäften betraut. Gleich nach dem Regierungsantritte Isabella's trat er als Secretär in die Dienste derselben. Von ihr nach Paris gesandt, um Ludwig XI. den Tod des Königs Heinrich anzuzeigen, hielt er sich eine Zeitlang daselbst auf; nach seiner Rückkehr aber verweilte er fast immer am Hofe Isabellens und begleitete sie auf ihren häufigen Reisen als einer ihrer vertrauten Räthe. Im Jahre 1482 ernannte ihn die Königin zu ihrem Chronisten, und als Inhaber dieser verschiedenen ehrenvollen Aemter ist er gegen das Ende des Jahrhunderts gestorben. Dies ist Alles was wir mit Sicherheit von diesem Manne wissen, der einer der treuesten und achtungswerthesten Diener der katholischen Königin war.

Als officieller Geschichtschreiber verfasste Pulgar die Chronik Ferdinands und Isabella's, führte dieselbe jedoch (man weiss nicht aus welchem Grunde) nur bis zum Jahre 1492. Sie ist, wie Alles was aus Pulgars Feder floss, sehr gut geschrieben, steht jedoch in Bezug auf Inhalt und geschichtliche Darstellung mehreren anderen Chroniken, welche die Geschichte jener Regierung behandeln, nach. Schon seit hundert Jahren war es Mode geworden, nach der Manier der Alten fingirte Reden in die Chroniken zu verweben. Auch Pulgar, der überhaupt die Alten fleissig studirt hatte und nachzuahmen suchte, huldigte diesem widersinnigen Gebrauche,

und viele von den Reden in seiner Chronik sind nicht ohne rhetorischen Schwung. Die Crónica de los Reyes Católicos Don Fernando y Doña Isabel wurde zuerst von Antonio de Lebrija, einem Enkel des berühmten Sprachforschers, welcher dieselbe für ein Werk seines Grossvaters hielt, unter dem Namen desselben in Valladolid 1565. fol. herausgegeben, zwei Jahre darauf aber in einer neuen Ausgabe (Saragossa 1567. fol.) ihrem wahren Verfasser vindicirt. Die neueste und beste ist die von Valencia 1780. fol.

Dasjenige Werk, auf welchem eigentlich Pulgar's Ruhm beruht, sind seine Claros Varones de Castilla, eine Sammlung von vier und zwanzig kurzen Lebensabrissen oder vielmehr Characterschilderungen ausgezeichneter Männer Castiliens aus der Regierungszeit Heinrichs IV., und mit diesem Könige selbst beginnend. Er hatte sich dabei offenbar die Generaciones y Semblanzas Perez de Guzman's zum Muster genommen, und obgleich er denselben an Gedankentiefe und geistreicher Auffassung bei weitem nicht erreicht, so sind seine Skizzen doch gut entworfen, zum Theil wichtig für die Zeitgeschichte, über welche Pulgar sehr gut unterrichtet sein konnte, und in einem trefflichen Style geschrieben. Sie sind der Königin Isabella gewidmet, und nach den zwölf ersten und den zwölf letzten Biographien wendet sich der Verfasser an diese, und vergleicht die von ihm Geschilderten mit grossen Männern Roms, eine Nachahmung Plutarchs, die hie und da nicht ohne Geschick, hin und wieder aber auch ziemlich frostig ist. Die Claros varones wurden zuerst Sevilla 1500. 4. und nachher öfter z. B. Zamora 1543. 4. Valladolid 1545. gedruckt. Die beste Ausgabe ist die hinter dem Centon Epistolario des Cibdareal (Madr. 1775. u. 1790. 4.)

Wir besitzen von Pulgar ausserdem zwei und dreissig an ausgezeichnete Personen seiner Zeit, z. B. an die Königin Isabella selbst gerichtete sehr interessante Briefe, zum Theil öffentliche Angelegenheiten betreffend, zum Theil vertraulichen Inhalts. Auch diese zeichnen sich durch schöne Schreibart aus und zeigen den Character des Verfassers in achtungswerthem Lichte. Sie stehen mit in den Ausgaben der Claros Varones.

Ausser den genannten Werken soll Pulgar noch einige historische Arbeiten verfasst haben, die jedoch verloren sind. Auch ein poetisches Werk, die Coplas de Mingo Rebulgo, wird ihm zugeschrieben, wovon an einem anderen Orte d. Handb. die Rede sein wird. Ueber Pulgar vgl. Ticknor I, 157-158. 333-335. Clarus II, 441—457.

Claros Varones de Castilla.

El rey Don Enrique Cuarto.

(Clar. Var. Tit. I.)

El rey Don Enrique Cuarto, hijo del rey Don Juan el Segundo, fué hombre alto de cuerpo, fermoso de gesto, é bien proporcionado en la compostura de sus miembros. Este rey seyendo príncipe, dióle el rey, su padre, la ciudad de Segovia é púsole casa é oficiales, seyendo de edad de catorce años. Estaba en aquella ciudad apartado del rey, su padre, los mas dias de su menor edad, en los cuales se dió á algunos deleites que la moce dad suele demandar y la honestad debe negar. Fizo hábito dellos; porque ni la edad flaca los sabia refrenar, ni la libertad que tenia los sofria castigar. No bebia vino, ni queria vestir paños muy preciosos, ni curaba de la cerimonia, que es debida á persona real. Tenia algunos mozos aceptos de los que con él se criaban: amábalos con grande aficion é dábales grandes dádivas. Desobedesció algunas veces al rey, su padre, no porque de su voluntad procediese, mas por inducimiento de algunos, que siguiendo sus proprios intereses, le traian á ello. Era hombre piadoso é no tenia ánimo de facer mal ni ver padecer á ninguno: é tan humano era, que con dificultad mandaba ejecutar la justicia criminal, y en la ejecucion de la civil y en las otras cosas necesarias á la gobernacion de sus reinos, algunas veces era negligente é con dificultad entendia en cosa agena de su delectacion, porque el apetito le señoreaba la razon. No se vido en él jamas punto de soberbia en dicho ni en fecho, ni por cobdicia de haber grandes señoríos le vieron facer cosa fea ni deshonesta: é si algunas veces habia ira, durábale poco é no le señoreaba tanto, que dañase á él ni á otro. Era gran montero, é placíale muchas veces de andar por los bosques apartado de las gentes. Casó seyendo príncipe con la princesa Doña Blanca, hija del rey Don Juan de Aragon, su tio, que entónces era rey de Navarra, con la cual estobo casado por espacio de diez años, é al fin ovo divorcio entre ellos por el defecto de la generacion, que él imputaba á ella, y ella imputó á él. Murió él rey Don Juan, su padre, é reinó luego pacificamente en los reinos de Castilla é de Leon, seyendo ya en edad de treinta años; é luego que reinó, usó de gran magnificeneia con ciertos caballeros é grandes señores de sus reinos, soltando á unos de las prisiones, en que el rey, su padre, los habia puesto, é reduciendo é perdonando á otros, que andaban desterrados de sus reinos, é restituyóles

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