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los siete años que corrian desde que vino á España; obligado a dejar un pais que ya miraba como natural, incierto de la suerte que le seguiria en Francia ó Inglaterra. Con todo eso mantuvo siempre su firmeza y elevacion de espíritu, despidióse de sus amigos, y tomó el camino de Córdoba por Enero de 1492.

No bien habia partido, cuando Luis de Santangel, escribano de raciones de la corona de Aragon, inflamado de amor y vivo zelo por la patria, se abocó con la reina, y con palabras sumamente enérgicas le hizo presente: que era muy de maravillar, habiendo tenido siempre doblado ánimo para grandes cosas, faltarle ahora para un negocio de que justamente debia prometerse una suma inmensa de bienes, la propagacion de la fé cristiana, la exaltacion de la iglesia entre gentes bárbaras, grandes aumentos á la monarquía y una gloria inmortal: que era propio de excelsos y generosos pechos, emplear toda diligencia por investigar los secretos y grandezas del universo, desvanecer las dudas suscitadas en la materia, , y poner en claro la verdad; y seria siempre glorioso haber intentado tan importantes descubrimientos, como lo habia sido para otros príncipes celebrados por conatos muy inferiores. Que pareceria género de poquedad haberse retraido de tan loable empresa por la triste cantidad de dos mil y quinientos escudos, pues no pedia mas dinero Colon, ni habia causa para detenerse por premios que se le habian de conceder solo de lo que hallase. Que él aventuraba parte del gasto, su honor y su vida; y siendo en efecto hombre sensato y sabio, mucha probabilidad tenia de salir con victoria. Y si, como aseguraba, sucedia esta felicidad en beneficio de otra potencia europea ¿qué daños no amenazaban á estos reinos? ¿qué descrédito á la nacion y al soberano? amigos y enemigos, todos reprobarian y detestarian la fatal ignorancia y pusilanimidad con que se habia desperdiciado tan favorable ocasion. Si no se aprovechaban los instantes, luego llorarian en vano sus altezas, vivirian inconsolables, y se perpetuaria el dolor en sus sucesores. Sobreviene Quintanilla, y esfuerza el discurso de Santangel. Inflámase la reina, dales gracias por el consejo y acepta la empresa por su corona de Castilla. Bien que, añadió, seria menester diferir algun tanto la ejecucion, mientras se rehacía de los gastos de la guerra: mas si aun esta dilacion les descontentaba, que allí estaban las joyas de su cámara, y sobre ellas se tomase la cantidad necesaria para el armamento. Lleno de júbilo Santangel ofreció

prestar lo suficiente para disponer la expedicion sin pérdida de tiempo.

Con esto se despachó un mensajero á toda furia en seguimiento de Colon. Hallósele en la puente de Pinos, dos leguas distante de Granada; y vuelto á la villa de Santafé fué recibido con tales muestras de agrado y benignidad, que pudo bien con la presente satisfaccion olvidar los sinsabores pasados. El rey entró gustoso en el negocio, no solo por deferencia á la voluntad de la reina, pero inclinado su ánimo por las persuasiones de varios personajes, señaladamente de mosen1) Juan Cabrero, su camarero mayor. Ya en nada hubo detencion ni dificultad alguna. Dióse órden por los reyes á Juan de Coloma, su secretario de estado, para asentar la contrata de acuerdo con Colon, conforme en todo á sus peticiones y deseos. La cual fue otorgada á 17. de abril en la villa de Santafé de la vega de Granada, bajo los siguientes capítulos: 1) Que si Colon hallaba islas y tierras firmes en el océano, tendria para sí y sus sucesores perpetuamente el almirantazgo de ellas, con los mismos honores y preeminencias que gozaba en su distrito el almirante mayor de Castilla. 2) Seria tambien virrey y gobernador general de todo lo que por su industria se descubriere y ganare, con facultad de proponer para tenientes suyos en los oficios del gobierno particular de cada isla ó provincia tres personas, de que los reyes elegirian la que les pareciese. 3) Que él ó sus tenientes conocerian en todos los pleitos originados de las nuevas contrataciones, ni mas ni ménos que habian conocido en sus distritos los almirantes mayores de Castilla. 4) Que se le daria el diezmo de las ganancias en todos los efectos y frutos que por cualesquiera medios se adquiriesen dentro los límites de su almirantazgo. 5) Que en cuantas naos se armasen para el trato y negociacion de las tierras nuevas, pudiese contribuir á los gastos con la octava parte y llevar igual parte del provecho que resultase. Conforme á estos capítulos se le despachó privilegio en forma con fecha de Granada á 30 del mismo mes, añadiendo el título de Don, que no se concedia entónces sino á personas de mucha cuenta por su calidad y estado.

Luego con gran presteza proveyeron los reyes todo lo conducente á la expedicion, mas largamente de lo que eran

1) Der arragonische Titel mosen entspricht etwa dem castilianischen don.

obligados. Escribieron cartas á las monarcas que pudieran hallarse en los términos del oriente, ó en el océano occidental, para que hiciesen toda honra y buen acogimiento á su enviado y ministro. Mandóse á Sevilla y su tierra, que se permitiesen extraer libres de derechos, vituallas, armas y demas pertrechos necesarios para el armada. Destináronse á ella dos caravelas con que la villa de Palos servia á la corona tres meses al año. El cuidado de buscar una tercera nave para cumplir el número de las que habia pedido Colon, y de tomar las otras medidas y disposiciones hasta poner en obra el viaje, se confió á su arbitrio y diligencia. Para todo se le dió dinero, sin escasez de diez y siete mil florines que prestó Santangel. Mostraron ademas los reyes el aprecio que hacian de su persona, confirmando por su intercesion los privilegios y exenciones de los navegantes sevillanos: gracia oportunísima en la ocasion para grangearle la atencion y confianza de los hombres de mar. Con tan favorables despachos se despidió de la corte á 12. de mayo alegre y reconocido, llevando por advertencia no tocar en las posesiones portuguesas de Africa y sus islas, conforme a lo tratado con aquella

corona.

Dada la órden conveniente para la subsistencia y educacion de sus dos hijos Diego y Fernando en Córdoba, partió á la villa y puerto de Palos, donde habia de aprestarse la expedicion. Hubo dificultad en hallar número de marineros que arrostrasen á una navegacion tan ardua y temerosa, aunque muchos de la comarca estaban ejercitados en todos los mares de que se tenia conocimiento. Pero infundió espíritus en la gente el zelo ingenioso y activo del guardian de la Rábida, y no ménos el ejemplo y crédito de los Pinzones, armadores ricos y peritísimos en la nautica, que concurrian á la empresa con sus personas y hacienda. Ellos suplieron la parte de gastos á que era obligado el capitan, atrajeron á muchos de sus parientes y amigos para seguir la jornada, y con su favor y actividad aceleraron el armamento de las tres naves con provisiones para un año y noventa hombres, los mas naturales de Palos, Moguer, Huelva y otros pueblos vecinos. La nao mayor, procurada nuevamente para el intento, se nombró Santa María, y la montó Colon como comandante. De la segunda, llamada la Pinta, hizo capitan á Martin Alonso Pinzon, y piloto á Francisco Martin, su hermano. La última, que tenia velas latinas y por nombre la Niña, puso al mando

Span. Handb. I.

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de Vicente Yañez, tercero de los hermanos Pinzones. Ademas iban de pilotos Sancho Ruiz, Peralonso Niño y Bartolomé Roldan. Sin la gente de mar y guerra fueron Rodrigo Sanchez de Segovia por veedor general del armada, Diego de Arana, natural de Córdoba, por alguacil mayor, Rodrigo de Escobedo por escribano real, un físico ó médico llamado maestre Alonso, otro maestre Juan cirujano, algunos criados, y tal cual aventurero, por todos hasta ciento y veinte personas. Embarcaronse en nombre de Dios, confesando y comulgando ántes, para esforzar su espíritu á imitacion del pio general.

Jovellanos.

чед дога

Don Gaspar Melchor de Jovellanos, oder, wie der Name von seinen Vorfahren geschrieben wurde, Jove Llanos, einer der edelsten Patrioten, tüchtigsten Staatsmänner und gediegensten neueren Schriftsteller Spaniens, wurde am 5. Januar 1744, zu Gijon in Asturien aus einer alten und angesehenen Familie geboren. Nach dem Wunsche seiner Eltern, die ausser ihm noch neun Kinder hatten, sollte er sich dem. Dienste der Kirche widmen, wozu seine sich sehr frühzeitig entwickelnden Talente ihn besonders zu eignen schienen. Nachdem er jedoch die für den geistlichen Stand erforderlichen Studien zuerst in Oviedo, darauf zu Avila und endlich zu Alcalá de Henáres gemacht hatte, gelang es einigen Familienfreunden, welche erkannten, dass die Anlagen und die Persönlichkeit des jungen Mannes im öffentlichen Leben und im Dienste des Staats weit besser an ihrem Platze sein würden, ihn von seinem bisherigen Entschlusse abzubringen und für die juristische Laufbahn zu bestimmen. Durch Vermittelung seines Oheims, des Herzogs von Losada, erhielt er nach der gehörigen wissenschaftlichen Vorbereitung eine Richterstelle in Sevilla. Schon hier zeichnete er sich nicht nur durch seinen hellen und scharfen Verstand, sondern auch durch seine echte Humanität und durch die Art und Weise, wie er die hohen Pflichten seines Amtes auffasste, aus, hatte aber zugleich Gelegenheit, Beobachtungen über die gerade in diesem Zweige der spanischen Verwaltung so höchst nöthigen Reformen, Verbesserung des Processverfahrens, Abschaffung der noch in voller Blüthe stehenden Tortur u. s. w. zu machen, Beobachtungen, die für den philosophischen Geist nicht verloren waren. Einen der mannigfachen Widersprüche zwischen Gesetzgebung und Sitte behandelte er in seinem sehr berühmt gewordenen Schauspiele El delincuente honrado, welches er während seines Aufenthalts in Sevilla schrieb. Studien der

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