Handbuch der spanischen Litteratur: Bd. Die Prosa. 1855

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Ludwig Gustav Konstantin Lemcke
F. Fleischer, 1855

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Pagina 406 - ... el otro de las armas de las flores de oro que trae en el escudo tres coronas de plata en campo azul, es el temido Micocolembo, gran duque de Quirocia: el otro de los miembros giganteos que está á su "derecha mano, es el nunca medroso Brandabarbaran de Boliche, señor de las tres Arabias...
Pagina 391 - Y así, sin dar parte a persona alguna de su intención y sin que nadie le viese, una mañana, antes del día, que era uno de los calurosos del mes de Julio, se armó de todas sus armas, subió sobre Rocinante, puesta su mal compuesta celada, embrazó su adarga, tomó su lanza, y por la puerta falsa de un corral salió al campo, con grandísimo contento y alborozo de ver con cuánta facilidad había dado principio a su buen deseo.
Pagina 387 - Ayer me dieron la Extremaunción, y hoy escribo ésta. El tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan, y con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir...
Pagina 176 - Que los sabios dicen que vale más una migaja de pan con paz que toda la casa llena de viandas con rencilla.
Pagina 488 - ... las barbas descoloridas de miedo de la boca vecina, que, de pura hambre parecía que amenazaba a comérselas ; los dientes, le faltaban no sé cuántos, y pienso que por holgazanes y vagamundos se los habían desterrado...
Pagina 404 - Este es el día, oh Sancho, en el cual se ha de ver el bien que me tiene guardado mi suerte: este es el día, digo, en que se ha de mostrar tanto como en otro alguno el valor de mi brazo, y en el que tengo de hacer obras que queden escritas en el libro de la fama por todos los venideros siglos.
Pagina 226 - Buenos hombres, vosotros nunca habíades de rogar por un hombre en quien Dios tan señaladamente se ha señalado ; mas, pues él nos manda que no volvamos mal por mal y perdonemos las injurias, con confianza podremos suplicarle que cumpla lo que nos manda y su Majestad perdone a éste que le ofendió, poniendo en su santa fe obstáculo. Vamos todos a suplicalle.
Pagina 219 - De que salió de su casa, voy a ver la obra y hallé que no dejó en la triste y vieja arca agujero ni aun por donde le pudiese entrar un mosquito. Abro con mi desaprovechada llave, sin esperanza de sacar provecho y vi los dos o tres panes comenzados, los que mi amo creyó ser ratonados, y dellos todavía saqué alguna laceria, tocándolos muy ligeramente, a uso de esgremidor diestro.
Pagina 284 - ... mi camino, no con poco cuidado de saber qué pudiera ser aquel tañerme castañetas los huevos en la boca. Fui dando y tomando en esta imaginación y, cuando más la seguía, más géneros de desventuras se me representaban y el estómago...
Pagina 412 - Sancho amigo, has de saber que yo nací, por querer del cielo, en esta nuestra edad de hierro para resucitar en ella la de oro, o la dorada, como suele llamarse. Yo soy aquel para quien están guardados los peligros, las grandes hazañas, los valerosos hechos.

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