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Acabada la comida y quitadas las mesas, pidió licencia para hablar al rey: no se la dieron; envióle un billete en esta sustancia: ,Cuarenta y cinco años ha que os comencé, señor, á servir; no me quejo de las mercedes, que antes han sido mayores que mis méritos, y mayores que yo esperaba, no lo negaré. Una cosa ha faltado para mi felicidad, que es retirarme con tiempo. Pudiera bien recogerme á mi casa y descanso, en que imitara el ejemplo de grandes varones que así lo hicieron. Escogí mas aina servir como era obligado, y como entendí que las cosas lo pedian: engañéme, que ha sido la causa de caer en este desman. Siento mucho verme privado de la libertad; que por darla a vuestra alteza no una vez he arriscado vida y estado. Bien sé que por mis grandes pecados tengo enojado á Dios, y tendré por grande dicha que con estos mis trabajos se aplaque su saña. No puedo llevar adelante la carga de las riquezas, que por ser tantas me han traido á este término. Renunciáralas de buena gana, si todas no estuviesen en vuestras manos. Pésame de haberme quitado el poder de mostrar á los hombres, que como para adquirir las riquezas, así tenia pecho para menospreciallas y volvellas á quien me las dió. Solo suplico, que por tener cargada la conciencia á causa de la mucha falta de los tesoros reales en diez ó doce mil escudos que se hallarán en mi recámara y en mis cofres, se dé órden como se restituyan enteramente á quien yo los tomé; lo cual si no alcanzo por mis servicios, tales cuales ellos han sido, es justo que lo alcance por ser la peticion tan justa y razonable."

A estas cosas respondió el rey: cuanto á lo que decia de sus servicios y de las mercedes recebidas, que era verdad que eran mayores que ningun rey ó emperador en tiempo alguno hobiese hecho á alguna persona particular. Que si le ayudó á recobrar la libertad que por su respeto le quitaran, no merecia por esta causa ménos reprehension que alabanza. A la pobreza y falta de dinero, pues él fué della la principal causa, fuera mas justo que ayudara con sus riquezas que con agraviar á nadie; pero que sin embargo se tendria cuenta con que de sus bienes se hiciese la satisfaccion que decia, en que se tendria mas cuenta con la conciencia que con los enojos y desacatos pasados." Es cosa maravillosa y digna de considerar, que entre tantos como tenia obligados Don Alvaro con grandes beneficios y favores, ninguno le acudió en este trabajo: la verdad es que todos desamparan á los miserables, y perdida la gracia del rey, luego

todo se les muda en contrario. Lleváronle preso á Portillo, y por su guarda Diego de Zúñiga, hijo del mariscal Iñigo de Zúñiga.

En un mismo tiempo el rey de Castilla se apoderaba del estado y tesoros de Don Alvaro de Luna, y él mismo desde la cárcel en que le tenian, trataba de descargarse de los delitos que le achacaban por tela de juicio, del cual no podia salir bien, pues tenia por contrario al rey, y mas irritado contra él por tantas causas. Los jueces señalados para negocio tan grave, sustanciado el proceso y cerrado, pronunciaron contra él sentencia de muerte. Para ejecutalla, desde Portillo do le llevaron en prision le trajeron á Valladolid. Hiciéronle confesar y comulgar: concluido esto, le sacaron en una mula al lugar en que fué ejecutado, con un pregon que decia: „Esta es la justicia que manda hacer nuestro señor el rey á este cruel tirano, por cuanto él con grande orgullo y soberbia y loca osadía é injuria de la real majestad, la cual tiene lugar de Dios en la tierra, se apoderó de la casa y corte y palacio del rey, nuestro señor, usurpando el lugar que no era suyo ni le pertenecia: é hizo y cometió en deservicio de nuestro señor Dios y del dicho señor rey, y menguamiento y abajamiento de su persona y dignidad, y del estado y corona real, y en gran daño y deservicio de su corona y patrimonio, y perturbacion y mengua de la justicia, muchos y diversos crímines y excesos, delitos, maleficios, tiranías, cohecho: en pena de lo cual le mandan degollar, porque la justicia de Dios y del rey sea ejecutada, y á todos sea ejemplo que no se atrevan á hacer ni cometer tales ni semejantes cosas. Quien tal hace, que así lo pague.

En medio de la plaza de aquella villa tenian levantado un cadahalso, y puesta en él una cruz con dos antorchas á los lados, y debajo una alhombra. Como subió en el tablado, hizo reverencia á la cruz, y dados algunos pasos, entregó á un paje suyo que allí estaba, el anillo de sellar Ꭹ el sombrero con estas palabras:,,Esto es lo postrero que te puedo dar. Alzó el mozo el grito con grandes sollozos y llanto, ocasion que hizo saltar á muchos las lágrimas, causadas de los varios pensamientos que con aquel espectáculo se les representaban. Comparaban la felicidad pasada con la presente fortuna y desgracia, cosa que aun á sus enemigos hacia planir y llorar. Hallóse presente Barrasa, caballerizo del príncipe Don Enrique: llamóle Don Alvaro y díjole: „Id y decid al príncipe de mi parte, que en gratificar á sus criados no siga ese ejemplo del rey, su padre." Vió un garfio

de hierro clavado en un madero bien alto: preguntó al verdugo, para qué le habian puesto allí y á qué propósito. Respondió él, que para poner allí su cabeza luego que se la cortase. Añadió Don Alvaro: ,,despues de yo muerto, del cuerpo haz á tu voluntad, que al varon fuerte ni la muerte puede ser afrentosa, ni ántes de tiempo y sazon al que tantas honras ha alcanzado. Esto dijo, y juntamente desabrochado el vestido, sin muestra de temor abajó la cabeza para que se la cortasen, á cinco del mes de julio. Varon verdaderamente grande y por la misma variedad de la fortuna maravilloso. Por espacio de treinta años poco mas ó ménos estuvo apoderado de tal manera de la casa real, que ninguna cosa grande ni pequeña se hacia si no por su voluntad, en tanto grado, que ni el rey mudaba vestido, ni manjar, ni recebia criado, si no era por órden de Don Alvaro y por su mano. Pero con el ejemplo deste desastre quedarán avisados los cortesanos, que quieran mas ser amados de sus príncipes que temidos, porque el miedo del señor es la perdicion del criado, y los hados, cierto Dios apénas permite, que los criados soberbios mueran en paz.

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Fray Luis de Granada, oder wie er eigentlich hiess,

Luis Sarria, wurde im Jahre 1504 zu Granada geboren. Sein Vater starb früh und liess die Familie in grosser Dürftigkeit zurück. Ein Zufall machte den Knaben dem Grafen von Tendilla (dem Vater des berühmten Mendoza) bekannt, welcher Gefallen an ihm fand und für seine Erziehung sorgte. Luis zeigte früh grosse Anlagen, Liebe zum Wissen und einen hervorstechend religiösen Sinn. Letzterer bewog ihn schon 1525 in den Dominicanerorden zu treten, und er zeichnete sich bald so durch seinen Eifer aus, dass er 1529 eine Präbende am Collegium San Gregorio zu Madrid erhielt, wo er sich nun dem Studium der Theologie in ihrem ganzen Umfange, namentlich aber dem dogmatischen Theile derselben, so wie den Kirchenvätern widmete. Nach zwei Jahren kehrte er nach Granada zurück, und wirkte dort an seinem bisherigen Kloster, so wie an verschiedenen anderen Anstalten Südspaniens als öffentlicher Lehrer der Theologie. Seine Kanzelreden erregten bald grosses Aufsehen. Dies und der Ruf seiner Frömmigkeit und Gelehrsamkeit veranlassten den Ordensgeneral der Dominicaner ihn zum Prior des Klosters Scala Coeli bei Cordova zu ernennen, welches im Laufe der Zeit sehr herabgekommen war, von Fray Luis aber bald in seinem früheren Glanze wiederhergestellt wurde. Nachdem er demselben acht Jahre vorgestanden hatte und eine Zeitlang Almosenier des Herzogs von Medina Sidonia gewesen war, ging er auf Bitten des Cardinals Infanten Heinrich, Erzbischofs von Evora, nach Portugal, wurde daselbst 1557, ungeachtet er kein Portugiese war, mit grosser Stimmenmehrheit zum Provincial seines Ordens gewählt, und bald darauf von der Königin Katharina, Gemahlin Johanns III. zu ihrem Beichtvater ernannt. Die Königin schätzte ihn so sehr, dass sie ihn sogar häufig in Staatsangelegenheiten um

Rath fragte und ihm das Bisthum Viseu anbot, welches er jedoch, ungeachtet ihrer dringenden Bitten, ausschlug. Nach Ablauf seines Amtes als Provincial zog er sich in ein Kloster seines Ordens zu Lissabon zurück, wo er bis zu seinem Tode blieb, der am 31. Januar 1588 erfolgte.

Luis de Granada ist der bedeutendste Kanzelredner Spaniens, und einer der vorzüglichsten spanischen Prosaisten. Von seinen zahlreichen, theils lateinisch, theils spanisch geschriebenen Werken, welche sämmtlich theologischen und ascetischen Inhalts sind, verdienen folgende, als von allgemeinerem Interesse, hier angeführt zu werden. 1) Guia de pecadores,

zuerst Salamanca 1570. 8. erschienen und nachher sehr oft wieder gedruckt auch fast in alle gebildeten Sprachen Europas übersetzt, unstreitig seine vorzüglichste Schrift, das beste Andachtsbuch der Spanier, und ein klassisches Muster castilianischer Prosa. Es gab indessen der Inquisition einigen Anstoss und kam eine Zeitlang in den Index. 2) Memorial de la vida cristiana, in sieben Abschnitten, Salamanca, 1566. fol. Barcelona, 1614. fol., gleichfalls in mehrere Sprachen übersetzt, deutsch u. d. T.: Gedenkbuch des christlichen Lebens. Aachen 1839. 4 Bde. 12. 3) Libro de la oracion y meditacion, dividido en tres partes. Salamanca, 1567. 8. Medina del Campo, 1578. 8. u. öfter. 4) Introduccion al simbolo de la Fé. Salamanca 1582. fol., ins Lateinische, Italienische und Deutsche übersetzt. 5) Predigten, von denen aber, so viel wir wissen, keine besondere Sammlung existirt. Gesammtausgaben seiner Werke sind zu Madrid, 1786. ff. 19 Bde. 8., Madr. 1800. 6 Bde. fol., und ganz neuerlich Madr. 1848. 3 Bde. gr. 8. (welche den 5., 8. u. 11. Band von Ribadeneira's Sammlung bilden) erschienen.

Guia de Pecadores.

Estamos obligados à seguir la virtud por causa de los bienes inestimables que de presente se le prometen en esta vida.

(Guia de pecadores. Lib. I. Part. II. cap. 11.)

No sé qué linaje de excusas puedan alegar los hombres para dejar de seguir la virtud, pues tantas razones se presentan por parte della. Porque no es pequeña cosa alegar

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