Todo silencio obligado cuando no se abandona la idea que nos mueve a la acción, cuando el callado pensar no se interrumpe- tiene el trascendente valor de una secreta y cierta fecundación que no puede malograrse. Esos estados de exterior mutismo, de exterior inactividad material, no se pierden nunca cuando por ser obligados son sólo una suspensión de la acción y la interior inquietud adquiere caracteres de un hecho de conciencia a todas luces evidente. Las actividades contenidas, pues, no pueden perderse en estos casos de interior y secreta elaboración. Y es esto aplicable al caso de nuestra Revista. La suspensión de BIBLIOGRAFIA GENERAL ESPAÑOLA E HISPANOAMERICANA, nuestro silencio, impuesto por causas bien ajenas al espíritu de nuestra publicación, algo así como un período de reconstrucción, de reparación, de nuevos acarreos de energias dispuestas al obrar, no ha sido ni un desmayo, ni un desaliento, ni, aún menos, un abandono. La realidad ha sido otra bien distinta: fué, para todos es evidente, una contención, una abstención obligada. Conteniéndonos, absteniéndonos, hemos practicado la más elemental regla de prudencia que nos era exigible, y hemos puesto de manifiesto una virtud que de no poseerla nos sería imputable; que la idea de la responsabilidad es sentida hondamente por todos los que a esta empresa contribuímos. Debimos contenernos, pues, cuando no pudieron ser vencidos ciertos obstáculos de momento infranqueables, y, sintiéndolo mucho, acatamos los designios de las adversas circunstancias. Pero ya hoy, rotos aquellos diques opuestos a nuestra obra, aleccionados por nuevas experiencias, fecundados por el silencio, con más disciplina nuestros entusiasmos, más seguros de nosotros, en fin, volvemos a la normalidad, con más fe en 11 utilidad de nuestra labor, angustiosamente necesaria, sirviendo a nuestro selecto público el presente número. BIBLIOGRAFÍA GENERAL ESPAÑOLA E HISPANOAMERICANA saluda al empezar de nuevo a todos sus lectores y favorecedores, con la seguridad de que se nos sabrá perdonar tan larga interrupción benévolamente. SEPTIEMBRE-DICIEMBRE, 1923. 81 11 CRÓNICA GENERAL UN GRAN EDITOR ESPAÑOL DEL SIGLO XVIII Biografía de D. Antonio de Sancha. (CONCLUSIÓN) XII. Historia critica... Tomo XII. España árabe. Libro I. Historia civil de la España árabe. En Madrid: En la Impr. de Sancha. Año de M.DCC.XCIII. xxx-435 págs. Conquista árabe; historias enlazadas de los moros con los reyes de Asturias, León y Castilla; condes de Barcelona y reyes de Aragón. Acaba con la conquista de Toledo (1085). XIII. Historia critica... Tomo XIII. España árabe. Libro II. Religion, gobierno y cultura de la España árabe. En Madrid: En la Impr. de Sancha. Año de M.DCC.XCIV. XXII-462 páginas. De poco interés. No trata apenas de los árabes; mucho de religión cristiana, herejías, concilios, etc.; algo del gobierno de los reinos cristianos con poco conocimiento; mucho de Francia y Cataluña. XIV. Historia critica... Tomo XIV. España árabe. Libro III. Ilustraciones chronológicas, históricas y criticas. En Madrid: En la Imprenta de Sancha. Año de M.DCC.XCIV. 501 páginas. Tomo inútil. Casi todo lo ocupan las tablas de reducción de las fechas árabes a las cristianas, año por año, con las lunas, desde el 622 (1.o de la Egira) hasta 1582. XV. Historia critica... Tomo XV. España árabe. Continuación del Libro III. Ilustraciones chronológicas, históricas y críticas. En Madrid: En la Imp. de Sancha. Año de M.DCC.XCV. Se hallará..., etc. 495 págs. Epoca de la pérdida de España; catálogos de gobernadores árabes, califas, régulos; reyes de Asturias y León, hasta Alfonso VI; de Navarra, con sus orígenes; Sobrarbe y Aragón; condes de Castilla y de Galicia; de Barcelona y otros de Cataluña; Venida de los monjes de Cluny; Sobre el uso de la Extremaunción en España. (Este punto promovió mucha disputa contra Masdeu y de éste contra todos.) XVI. Historia critica... Tomo XVI. Suplementos a los 15 tomos antecedentes. En Madrid: En la Impr. de Sancha. Año de M.DCC.XCVI. 4 hojas prels. y 424 págs. Con este tomo empiezan las disputas. La primera es sobre la aparición del apóstol Santiago en la batalla de Clavijo, que Masdeu niega. Defiéndese del cargo de jansenista y amigo de franceses, así como de su exagerado cel tismo. XVII. Historia critica... Tomo XVII. Continuación de los Suplentos a los 15 tomos primeros. En Madrid: En la Impr. de Sancha. Año de M.DCC.XCVII. Se hallará en su Librería en la calle del Lobo. (Como el año pasado se hallaba aún en la Aduana, resulta que en 1797 fué cuando se pasaron a la del Lobo.) 540 páginas y dos más de anteporta y portada. Discusión sobre las letras desconocidas; sobre el celtismo; España primitiva; medallas desconocidas; antiguedades griegas y romanas; fundación de ciudades; mucho sobre «Cabeza del griego» y sus antiguedades; sobre Viriato y Sertorio; correcciones. XVIII. Historia critica... Tomo XVIII. Continuación de los Sup. a los 15 tomos primeros. Madrid: En la Imp. de Sancha. Año de M.DCC.XCVII. S. h. e. s. L. en la calle del Lobo. 481 págs. más 2 hojas al principio. Todo este tomo es la «Apología católica» de su historia. Le habían llovido impugnaciones y censuras de los ultramontanos y tuvo que defenderse punto por punto. Hoy no tiene ningún interés esto. Vuelve sobre la «novela de Clavijo». XIX. Historia critica... Tomo XIX. Continuación de los Sup. a los 15 tomos primeros. Madrid: En la Imp. de Sancha. Año de M.DCCC. Se h. e. s. L. e. l. c. del Lobo. xvi-687 págs. Todo el tomo es de inscripciones lapidarias y nummáisticas romanas, continuando la numeración de las anteriores en 1351 y llega hasta el número 2220. XX. Historia critica. Obra de D. Juan Francisco de Masdeu, natural de Barcelona. Tomo XX. España restaurada. Libro I. Ilustraciones preliminares contra los Padres Florez y Risco. En Madrid. En la Impr. de Sancha Año de M.DCCV. Se hall, en s. L. calle del Lobo. 11-531 págs. Casi todo el volumen lo ocupan una impugnación de la Historia compostelana, publicada por el P. Flórez, y otra contra la historia del Cid, del P. Risco. Lo demás va contra el Padre Casaus y los documentos de San Juan de Ja Peña; contra D. Nicolás Pérez, impugnador de Masdeu y contra su correligionario el Padre Hervás y Panduro. VI Tampoco logró Sancha ver terminada otra obra grande y de empeño que comenzó a publicar en 1784. Era diferente de la de Masdeu por la materia, pero muy semejante en el método y carácter sintético que el autor quiso darle, y tan temeraria y, mejor dicho, imposible como la otra. Y por rara coincidencia, fruto también de la erudición de otro jesuíta de los expulsos de 1767, como Masdeu. Nada más noble y generoso, es verdad, que la conducta de aquellos españoles cruelmente arrojados de su patria y que, sin embargo, en la ajena aplicaron todo su esfuerzo a ensalzar y vindicar su tierra natal, entonces tan combatida por escrito, como dos siglos antes lo había sido por las armas extrañas. Pero nada más fuera de seso y reflexion que el modo de realizar su plausible pensamiento. A Masdeu, para demostrar que los españoles eran tan aplicados e inteligentes en todas las artes y las ciencias, no se le ocurre nada mejor que empezar una historia general de España bajo un plan tan difuso y complejo, que aunque viviera doscientos años no podría realizarlo. Este otro padre jesuíta, el abate Juan Andrés, con el fin de probar las excelencias de nuestros ingenios y de nuestras letras, imagina poder lograrlo escribiendo una historia de todas las literaturas, como si fuera empresa para un hombre solo, aunque tuviera vida y preparación suficientes, cosas ambas de que estaba muy lejos el cándido abate, ni aun desde su punto de vista sintético y «filosófico». Haremos una rápida exposición de la obra, empezando por su título: Origen, progresos y estado actual de toda la literatura. Obra escrita en italiano por el abate D. Juan Andrés, individuo de las Reales Academias Florentina, y de las Ciencias y buenas letras de Mantua; y traducida al castellano por D. Carlos Andrés (hermano del autor). Tomo I. En Madrid. Año de M.DCC.LXXXIV. Por Don Antonio de Sancha. Se hallará en su libreria, en la Aduana Vieja.-4.o; xxiv hojas prels. y 482 páginas. Este tomo I comprende las literaturas «chinesca», indiana, caldea, persiana, hebrea, arábiga, fenicia, «egipciaca», «europea», griega, romana, eclesiástica y otra vez, y con más extensión, la literatura de los árabes. El mismo año se publicó el tomo II, también de carácter general. El III, en 1785. (Poesía lírica y didáctica. Apenas cita españoles.) El IV, en 1787. (Dramática égloga, sátira, romances (quiere decir novelas). En la dramática no cita más españoles que a Lope de Rucda, Torres Naharro y Lope de Vega; y en la novela, a Cervantes, Alemán y Quevedo; en cambio celebra a Scudery, Condesa de Lafayette, Fenelon, Prevost, Rousseau, Condesa de Genlis, Voltaire y Arnaud. El V es de 1789. Todos con las mismas señas que el I. El VI se publicó, ya muerto Sancha, en 1793; y así los demás hasta 1806, en que salió a luz el X y último. No se limitó el autor a abarcar la literatura poética y la didáctica artística, sino que entró en su plan la historia de todas las ciencias y artes en cuanto eran asunto historiable. Tuvo. pues, que valerse de libros que ya eran de segunda mano, en su gran mayoría franceses; y como el abate alicantino era con exceso galoclásico, no hay que decir que su obra está saturada de los errores, prejuicios e ignorancias de cosas, especialmente españolas, que abundaban en los libros que salían de las prensas de allende el Pirineo. No importa que para lo hispanoárabe haya saqueado el Casiri, porque en todo lo demás bebe el espíritu y sabiduría franceses y algo de lo italiano. Por otra parte, como escribía fuera de España no tenía a mano libros ni autores clásicos que consultar. Ni tampoco era el abate Andrés (docto en otras materias) erudito en cosas literarias ni crítico con ideas propias. Su papel generalmente se reduce a contraponer opiniones y aceptar la intermedia. No parece haber conocido ninguna obra de amena literatura por lectura directa de ella. Hasta la nomenclatura es francesa; como, por ejemplo, en llamar romances a las novelas. Para conocer, en suma, los puntos que como crítico calzaba el Padre Andrés, bastará copiar esté sustancioso parrafito que se halla en el tomo II, página 314: «Por lo demás, es preciso confesar que toda la gloria del buen gusto teatral se debe a los poetas franceses. Ni Shakspeare, ni Jonhson, ni Vega, ni Castro (1), ni Calderón, ni todos los poetas ingleses y españoles juntos pueden contrapesar el mérito dramático del gran Corneille. >> Lo único que puede alabarse en esta obra es la parte material; y es dudoso que si Sancha viviera hubiese llegado hasta el fin de semejante producción, hoy por completo y justamente olvidada. del francés por el Duque de Almodóvar, con el anagrama de Eduardo Malo de Luque. El título es: Historia politica de los establecimientos ultramarinos de las naciones europeas. Por Eduardo Malo de Luque. 5 tomos, con mapas plegados y un retrato del autor. Esta obra, basada en la francesa del abate Raynal, pero bastante limpia del sinnúmero de errores y calumnias que, según costumbre de los autores de allende, lanza sobre España, razón por la cual estaba prohibida por nuestro Gobierno, fué impresa con la lentitud que revelan las fechas del primero y último volumen. El autor se ausentaba con frecuencia de España para desempeñar diversas embajadas, y esta sería la causa del indicado retraso en la estampación del libro, No era nuevo el autor y traductor en el campo literatio ni en la casa de Sancha, pues años antes había impreso allí otro libro, fruto de su larga permanencia en la capital del reino de Francia, que ya hemos citado; pero esta obra de ahora es muy superior y prestó un gran servicio a los españoles, que al menos pudieron leer sin ira ni sonrojo una narración regular de sus atrevidas y gloriosas expediciones. Pero la obra mejor que por estos tiempos emprendió D. Antonio de Sancha fué una colección de trozos selectos de prosistas españoles, desde los orígenes del idioma, bien dispuestos y analizados por persona competente, cual era Capmany. Viene a ser esta colección en la prosa lo que el Parnaso, de Sedano, en la poesía. El mismo colector lo afirma en el discurso preliminar, diciendo: «Hasta aquí los desvelos y celo patriótico de algunos literatos españoles se ha reducido a formar colecciones, o sean reimpresiones de poesías castellanas antiguas y modernas (1), de escoger y entresacar pedazos sublimes o piezas del mejor mérito, en que. como en un claro espejo, se ha hecho ver a los extranjeros que lo ignoraban o afectaban ignorarlo, la fecundísima y encendida imaginación de nuestros poetas, la invención y energía de (1) Aquí se le fué un poco la pluma a Capmany, que no pecaba de modesto. La colección antigua de Sanchez no era de reimpresiones, sino que todas las piezas eran inéditas. En el Parnaso había también piezas inéditas. Si el no serlo era defecto, ¿como podría Capmany defender su colección de reimpresiones? |